ERBIL, Región del Kurdistán, Iraq — “Los trabajadores aquí hemos enfrentado décadas de tiranía, guerra y terrorismo”, dijo Hangaw Abdullah Khan, presidente de la Unión de Trabajadores de Kurdistán (KUWU), en una reunión el 4 de abril con una delegación de dirigentes del Partido Socialista de los Trabajadores de Estados Unidos y las Ligas Comunistas del Reino Unido y de Canadá.
“Es difícil saber qué hacer bajo estas condiciones”, dijo. “Es más difícil para los trabajadores luchar por sus derechos”.
Abdullah Khan se refería a las décadas de tiranía bajo Saddam Hussein, incluidos los ataques asesinos contra el pueblo kurdo, y la guerra de 1980-88 que lanzó la dictadura contra Irán, en la que murieron cientos de miles de personas de ambos lados. Y también las dos guerras de los imperialistas norteamericanos contra Iraq en 1991 y 2003, con una década de sanciones económicas entre medio. Luego, Washington ocupó el país de 2003 a 2011.
El pueblo iraquí ha sido sometido durante la última década y media a una campaña de terror por las milicias sectarias, así como las constantes y continuas violaciones de la soberanía nacional iraquí y kurda por Washington y el régimen clerical burgués en Teherán.
Estas condiciones han afectado la producción y refinado de petróleo, la principal fuente de ingresos de exportación; muchas industrias han sido cerradas o destruidas; y la construcción está estancada. Cientos de miles de trabajadores desplazados, muchos de ellos jóvenes, son trabajadores ocasionales, o se han integrado a una u otra milicia para encontrar empleo.
Más de 1.12 millones de refugiados han huido a la región del Kurdistán desde otras partes de Iraq, incluidos árabes sunitas, yazidis y cristianos, así como 250 mil refugiados de Siria, 21 mil de Turquía y 13 mil de Irán.
KUWU es la principal federación sindical en la región del Kurdistán que organiza a trabajadores en la industria privada. Además de Abdullah Khan, también participaron en la reunión los miembros de la junta ejecutiva de KUWU, Houree Toufeq, Nabeel Roeal Mulhem y Abed Al Qader Ahmed; Saber Othman y Omar Ismaail, presidente y vicepresidente de la rama de Erbil de la federación; y Maghdeed Ahmed, líder fundador y miembro más antiguo de la rama de Erbil.
Se reunieron con Steve Clark, miembro del Comité Nacional del Partido Socialista de los Trabajadores y director editorial de la editorial Pathfinder, la cual estaba participando en la Feria Internacional del Libro de Erbil en ese momento; Alyson Kennedy y Osborne Hart, los candidatos para presidente y vicepresidente de Estados Unidos del PST en 2016; y Ögmundur Jónsson y Steve Penner de las Ligas Comunistas en el Reino Unido y Canadá.
“Los sindicatos en el Kurdistán iraquí pertenecían a las federaciones iraquíes hasta 1991”, dijo Maghdeed Ahmed. “Se independizaron cuando tuvo lugar el levantamiento kurdo de 1991 que llevó al establecimiento de lo que es hoy el Gobierno Regional del Kurdistán”.
Se formaron dos distintas federaciones sindicales kurdas, cada una afiliada a los dos principales partidos capitalistas aquí, el Partido Demócrata de Kurdistán y la Unión Patriótica de Kurdistán. En 2010 los sindicatos se fusionaron. KUWU organiza a los trabajadores en la producción de petróleo y electricidad, agricultura, metalurgia, construcción, transporte, textiles y vestido y trabajos de servicio.
Ahmed dijo que en 1987 Saddam Hussein ordenó la disolución de los sindicatos de trabajadores públicos, declarando que “los empleados del gobierno no eran trabajadores, sino ‘funcionarios’. Desde entonces, los empleados públicos no han pertenecido a sindicatos”. Según la ONU, dos tercios de los residentes del KRG están en la nómina pública, ya sea como empleados del gobierno o como jubilados. La ONU estima que de los que están trabajando, el 45 por ciento de los hombres, y el 75 por ciento de las mujeres, son empleados del gobierno.
“Si los sindicatos quieren hacer una huelga o realizar una manifestación, necesitan autorización del gobierno”, dijo Ismaail. “Los sindicatos organizan manifestaciones del Primero de Mayo cada año donde los trabajadores presentan sus demandas al gobierno”.
Este año, KUWU marchó el 30 de abril. La Kurdistán 24 TV citó al líder de KUWU, Saber Othman, diciendo que el sindicato está exigiendo cambios a la ley laboral del KRG para proteger mejor los derechos de los trabajadores. El día siguiente el Partido Comunista de Kurdistán, el Partido de los Trabajadores de Kurdistán, la Asociación Comunista Iraquí de Peshmerga y otros realizaron un acto del Primero de Mayo.
Kurdistan 24 TV informó que el obrero de la construcción kurdo Pers Safeen Osman, de 28 años, murió el 1 de mayo cuando le cayó un muro. En los últimos cuatro años, 25 trabajadores han muerto en el trabajo y 52 han resultado heridos, según Arif Hito, director general de Asuntos Laborales y Sociales del KRG.
En marzo de 2018, miles de empleados públicos (maestros, trabajadores de la salud, médicos y otros) se declararon en huelga por varios días en las provincias de Erbil, Duhok, Halabja y Sulaymaniyah. Estaban protestando contra recortes salariales de hasta la mitad o más realizados desde 2016 tanto por el gobierno central iraquí y el Gobierno Regional del Kurdistán. Además, el KRG les había estado pagando cada varios meses en vez de cada mes. Esta fue la primera vez que las huelgas se extendieron a Erbil, la capital. Los manifestantes fueron recibidos por miles de policías y algunos fueron golpeados o encarcelados.
Independencia del estado capitalista
Los líderes de KUWU estaban interesados en el estado del movimiento sindical en Estados Unidos. Clark dijo que los miembros del Partido Socialista de los Trabajadores trabajan en industrias sindicalizadas como en los ferrocarriles de carga, así como en las grandes tiendas minoristas donde la lucha por un sindicato aún está por venir.
“Los sindicatos en Estados Unidos están muy debilitados debido al curso de colaboración de clases de los funcionarios sindicales que se niegan a organizar y luchar incondicionalmente a favor de los intereses de la clase trabajadora y sus aliados”, dijo Clark. La taza de sindicalización en el sector privado ha caído de un tercio de la fuerza laboral en la década de 1950 a poco más del 6 por ciento en la actualidad, aproximadamente el nivel que había al final de la Primera Guerra Mundial.
“La lucha para sindicalizar a los no organizados es crucial”, dijo Clark. “Está ligada a la batalla para poner fin a la subordinación de los sindicatos a los patrones, sus partidos y su gobierno. Y a la lucha para poner fin al apoyo político que los funcionarios sindicales extienden a la política exterior y bélica del imperialismo estadounidense, y sus sangrientas y devastadoras guerras”.
“En la década de 1930, la clase obrera en Estados Unidos hizo sus mayores avances en la lucha por crear sindicatos industriales”, dijo Clark. “Pero esos avances se vieron socavados desde el principio por el vínculo político de los sindicatos a los partidos de los patrones. La política de los principales funcionarios sindicales, y del Partido Comunista y Partido Socialista, era apoyar a los partidos de los patrones, principalmente al Partido Demócrata. Y hasta hoy continúan haciéndolo”.
Un participante preguntó si los dirigentes sindicales en Estados Unidos son elegidos por la membresía, o si son asignados. “En el sindicato minero al que yo pertenecí por muchos años, fue necesaria una gran batalla en los años 60 y 70 para ganar el derecho de votar por los funcionarios sindicales locales y de distrito, así como por los contratos”, dijo Kennedy, quien trabajó como minera subterránea durante 14 años. Esto estuvo vinculado a una profunda lucha para fortalecer el sindicato para ser capaz de defender los intereses de los trabajadores. Lucharon y lograron establecer comités sindicales de seguridad en las minas que detenían el trabajo si existían condiciones peligrosas. También se logró clínicas en las comunidades mineras para tratar a los mineros y prevenir la muerte por la enfermedad de pulmón negro.
“Uno de los grandes desafíos actuales es que los sindicatos defiendan los derechos de los trabajadores no sindicalizados”, dijo. “Hay millones de trabajadores inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, especialmente de México. Pero los funcionarios sindicales se niegan a afiliarlos y movilizar el poder sindical para luchar por una amnistía que eliminaría la amenaza de deportación y otorgue derechos legales e igualdad”.
Ahmed señaló que en la región de Kurdistán de Iraq “hay miles de trabajadores de Bangladesh, India, Irán, Turquía y otros lugares, algunos legales y otros no, pero solo 5 mil tienen contratos. Los 17 mil trabajadores inmigrantes ‘irregulares’ no tienen derechos y enfrentan condiciones especialmente malas. Pero los sindicatos defienden a todos los trabajadores”.
Historia de ‘dominación externa’
Abdullah Khan dijo que “la historia moderna de Iraq ha sido una de dominación externa, primero por el imperialismo británico, luego por la Unión Soviética y ahora por el imperialismo norteamericano”.
Toufeq relató una experiencia que ilustró gráficamente el precio político pagado por el pueblo trabajador de Kurdistán e Iraq por la política del gobierno soviético y por el movimiento mundial que utilizó para promover sus necesidades diplomáticas y los privilegios de las capas sociales que defendía.
Cuando Toufeq y otros cuadros del Partido Comunista estaban luchando contra la dictadura en las montañas en la década de 1980, fueron atacados por helicópteros provistos por los soviéticos. Los campesinos les preguntaron, ¿Cómo es posible? “¡Ustedes son comunistas, y estamos siendo atacados por helicópteros rusos!”
El gobierno soviético apoyó al régimen de Saddam, dijo Toufeq, “pero los comunistas aquí seguimos nuestra propia política independiente” hacia la dictadura. “Fue muy difícil responder a los campesinos. El pueblo trabajador está muy confundido por lo que ha pasado en los últimos 40 años”, dijo.
Toufeq dijo que apreciaban compartir experiencias con trabajadores de otros países. “Todos estamos de acuerdo en organizar a la clase trabajadora. Pero el reto es saber qué hacer en cada situación”.
Clark presentó a los líderes de KUWU libros de Pathfinder que explican el programa y perspectivas del Partido Socialista de los Trabajadores, incluyendo Los cañonazos iniciales de la tercera guerra mundial: El ataque de Washington contra Iraq; Los tribunos del pueblo y los sindicatos recientemente publicado; ¿Son ricos porque son inteligentes?; y Malcolm X, la liberación de los negros y el camino al poder obrero, todos por Jack Barnes, así como En defensa de la clase trabajadora norteamericana por Mary-Alice Waters. En respuesta a una pregunta sobre si creía que el socialismo era posible en Estados Unidos, Clark le mostró el libro ¿Es posible una revolución socialista en Estados Unidos? por Waters y dijo, “Sí. Y este libro explica por qué”.
“Consideramos que impulsar en Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá la solidaridad con los sindicatos kurdos y viceversa, es muy importante”, dijo Clark.