Ante las crecientes privaciones que afectan sobre todo a los trabajadores, miles de manifestantes han reanudado sus protestas contra el gobierno en Líbano.
Las manifestaciones comenzaron en octubre pasado y han involucrado a personas de todas las religiones para exigir empleos, el fin a las devastadoras condiciones de vida, derechos políticos y contra la injerencia del gobierno iraní en Líbano. Se suspendieron cuando fuerzas del gobierno despejaron su campamento principal en Beirut el 27 de marzo.
Los gobernantes alegaron que el ataque fue justificado bajo las restricciones impuestas debido al coronavirus. El régimen ha impuesto un estricto confinamiento desde el 15 de marzo.
“Ya nadie tiene trabajo… Los salarios siguen bajando. Estamos en las calles porque nada ha cambiado desde que nos fuimos”, dijo Ali Haidar a Reuters durante una caravana de autos el 21 de abril desde el centro de Beirut hasta el lugar donde estaba reunido el parlamento. “O morimos de hambre o morimos de la enfermedad… al menos perdamos la vida luchando”.
Los precios de los productos básicos se han disparado en casi un 60 por ciento desde octubre.
Barberos y otros dueños de tiendas en Trípoli organizaron una sentada para exigir que les permitan abrir sus tiendas. “El pueblo hambriento de Trípoli no puede cumplir” con el cierre, dijo a Reuters el manifestante Michel Mahfouz. “Déjenos en paz, tenemos hambre”, corearon los manifestantes en la ciudad de Aley, mientras desafiaban el toque de queda. “Queremos comer, queremos vivir”.
Las protestas fueron apoyadas por la Confederación General de Trabajadores Libaneses, que dijo que “las autoridades políticas y financieras [son los] responsables de la situación actual” debido a la “complicidad en todo lo que llevó a la crisis”.
Un hombre que se unió a una protesta el 28 de abril en Beirut dijo al Washington Post que estaba harto de la configuración política sectaria del país en la que los partidos organizados con base a la religión asignan empleos y servicios públicos a sus partidarios.
El gobierno está muy endeudado y gasta el 45 por ciento de sus ingresos en pagos de intereses. El mes pasado incumplió por primera vez en los pagos a los tenedores de bonos.
Luego cuando la moneda del país se desplomó ante el dólar, el gobierno prohibió el retiro de dólares de sus cuentas, lo cual provocó más protestas.
A medida que la moneda bajaba, el valor del salario mínimo de mi madre también bajaba”, dijo Khouloud Fawaz, uno de los desempleados, a la agencia de noticias Middle East Eye en una protesta en Beirut.