LINCOLN, Nebraska — Ante los brotes de COVID-19 en las procesadoras de carne en Nebraska, los trabajadores están exigiendo que los patrones reduzcan la velocidad de la línea de producción, aumenten el espacio entre las estaciones de trabajo y mejoren la ventilación para proteger la salud de los trabajadores. Por lo menos 21 trabajadores de empacadoras de carne han fallecido en el estado, 223 han sido hospitalizados y muchos más se han enfermado.
Los patrones de Tyson Foods, Smithfield Foods, JBS Smith y Cargill operan las plantas procesadoras de carne de res y puerco en el estado, y dicen que están haciendo todo lo que pueden. Han colocado barreras de plástico, toman la temperatura de los trabajadores y los mandan a casa si está alta, y reparten mascarillas.
“Las medidas tomadas son para hacer lucir y sentir bien a las corporaciones” pero hacen poco para proteger las vidas de los trabajadores, dijo Geraldine Waller, quien ha trabajado en Smithfield Foods en Crete por 30 años, en una protesta frente al capitolio estatal. La protesta de 50 personas incluyó a trabajadores empacadores de carne, sus familiares y funcionarios sindicales de la AFL-CIO de Nebraska y de otros sindicatos, y otros partidarios de los derechos de los trabajadores.
“La compañía no disminuye la velocidad de la línea”, dijo Waller. “Muchas veces tenemos que llamar al sindicato para que la reduzcan a una velocidad razonable. Somos seres humanos, no robots y no somos desechables”.
La vívida descripción de Waller demuestra por qué los trabajadores necesitan un sindicato en cada centro y por qué deben luchar por el control obrero de la producción y la seguridad.
Ella explicó que en los últimos 30 años la fuerza laboral en la planta de Crete se ha triplicado a 2 300 trabajadores, pero el espacio físico solo se ha duplicado. “La fabrica estaba hacinada antes del COVID-19”, dijo Waller, con “cientos de trabajadores trabajando hombro a hombro”.
“La ventilación es terrible, y lo peor son los vestuarios”, dijo. En el verano la temperatura llega “a 110 grados a las 5:30 a.m., cuando comenzamos a trabajar”.
Las gafas protectoras “se empañan creando condiciones aún más peligrosas para trabajar con cuchillos y ganchos”, dijo. Y los divisores de plástico confinan a los trabajadores a cortar la carne en un espacio muy pequeño, “limitando nuestro movimiento aún más” y creando condiciones más peligrosas.
La mayoría de los empacadores de carne en Nebraska son inmigrantes latinos. También hay refugiados de Myanmar, Somalia y Sudan del Sur.
El senador estatal Tony Vargas —en cuyo distrito en Omaha radican muchos trabajadores de la carne y las fabricas en las que laboran— ha intentado presentar una propuesta de ley para crear más regulaciones en las procesadoras. No fue retomada por la legislatura, pero los senadores acordaron realizar una audiencia para que los trabajadores y otros dieran testimonio.
‘Esto tiene que cambiar’
El 6 de agosto más de 40 empacadores de carne y otros se presentaron en el capitolio para dar testimonio sobre sus condiciones de trabajo.
“Nadie viene a cambiar las mascarillas, porque para las 10 a.m. ya está mojada y salpicada de sangre”, dijo el trabajador Araizario Moreno. Fue despedida de JBS Swift en Grand Island después de lesionarse en el trabajo.
Christian Muñoz, trabajador en la planta de Tyson en Dakota City, dijo que vino a dar testimonio en nombre de su padre, quien trabajaba a su lado en la línea, y que falleció de COVID-19.
Eric Reeder, presidente del Local 293 del sindicato de la industria alimenticia UFCW, que representa a muchos de los 20 mil trabajadores de la carne en el estado, dijo que los patrones han sancionado a cientos de sus miembros por no poder mantener el acelerado ritmo de producción.
“Quieren que dos hagan el trabajo que hacían cuatro. Los patrones necesitan emplear a más trabajadores, disminuir el ritmo de la línea y distanciar más las estaciones de trabajo”, dijo Reeder.
John Hansen, presidente del sindicato de agricultores Nebraska Farmers Union, declaró que “la comunidad de agricultores quiere que se proteja al trabajador por razones económicas y morales”, y dirigiéndose a los trabajadores presentes, dijo: “estaremos con ustedes para encontrar una forma de garantizar la seguridad en sus centros de trabajo”.
Este corresponsal obrero del Militante, obrero ferroviario por 60 años ahora jubilado y miembro del Partido Socialista de los Trabajadores, también dio testimonio. Dije que los trabajadores no pueden depender del gobierno para asegurar condiciones seguras en el trabajo.
“Los trabajadores necesitamos tener el poder de detener la producción ante cualquier amenaza a la seguridad”, dije. “Necesitamos luchar por el control obrero de la producción y la seguridad. Necesitamos un sindicato en cada centro.
“El trabajo se puede hacer de manera segura, pero solo cuando los trabajadores estén encargados de decidir lo que es necesario para detener la propagación del coronavirus, los accidentes y las muertes en el trabajo”.