Ni el presidente Donald Trump ni su rival del Partido Demócrata, Joe Biden, ofrecen un alivio al desempleo, la persistente epidemia de COVID-19 y la amplia crisis social que afecta al pueblo trabajador. Estas condiciones requieren una respuesta inmediata y combativa por parte de la clase trabajadora.
El número de personas que solicitan beneficios por desempleo por primera vez cada semana sigue siendo cinco veces mayor que lo que era antes de la pandemia. Alrededor del 60 por ciento de los pequeños negocios que han estado cerrados desde marzo han cerrado permanentemente. Los agricultores continúan confrontando una creciente servidumbre a las deudas y las amenazas de ejecuciones hipotecarias así como la pérdida de su sustento.
Los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores — Alyson Kennedy para presidente y Malcolm Jarrett para vicepresidente — son los únicos que llaman a los trabajadores y a nuestros sindicatos a movilizar a millones de trabajadores para luchar por medidas que nos protejan de esta crisis. Están haciendo campaña a favor de un programa masivo de empleos financiado por el gobierno para poner a los desempleados a trabajar, con un salario a escala sindical, para construir cosas que los trabajadores necesitan urgentemente.
Al organizar una lucha contra los ataques de los patrones, nos defendemos y avanzamos hacia la reconstrucción del tipo de movimiento sindical que necesitamos. El camino a seguir es la unión de los trabajadores para enfrentar los ataques a consecuencia de la campaña por ganancias de los patrones y su gobierno.
Los demócratas especialmente, pero también la campaña de Trump, están enfocados en culparse unos a los otros por una apocalipsis inminente. Trump dice que Biden está controlado por socialistas peligrosos y Biden insiste en que Trump es responsable de matar a millones por su manejo del coronavirus.
En realidad, ambos candidatos respaldan el lucrativo sistema de “atención médica” capitalista, que garantizó la muerte de miles con la llegada del virus. Durante años, los dueños de los hospitales los han administrado utilizando el mismo modelo que usan los patrones de la industria automotriz, la del acero y la ferroviaria, y de la misma forma que la familia Walton administra Walmart. Reducen lo más que pueden la fuerza laboral para aumentar sus ganancias. Dependen de las entregas “justo a tiempo” de equipos médicos y no mantienen reservas que reduzcan sus ganancias. Se dedican en la mayor medida posible a atender a los ricos y de clase media alta, centrándose en los procedimientos más rentables, en lugar de llevar la medicina preventiva a millones de trabajadores.
Los demócratas se enfurecen
A medida que se acerca el 3 de noviembre, la histeria de los demócratas está en un nivel febril. Se jactan de tener las elecciones ya ganadas, al mismo tiempo que están llenos de pavor de perder y están decididos a lograr su propósito a cualquier costo. Joe Biden “no debe conceder bajo ninguna circunstancia”, dijo Hillary Clinton en un programa el 24 de agosto.
Los demócratas están convencidos de que no se le puede permitir a los trabajadores a los que Clinton calificó de “deplorables” por ayudar a elegir a Trump en 2016, hacer lo mismo de nuevo.
La angustia de los demócratas ha aumentado tras la muerte de la magistrada liberal de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg. Creen que debe haber una manera de evitar que Trump nomine a otro de “sus” jueces. Pero la verdad es que la Corte Suprema es parte del gobierno capitalista e, independientemente de quién sea el presidente, en última instancia se pronunciará en consecuencia. Teniendo en cuenta este hecho, la historia de Estados Unidos está repleta de jueces “conservadores” que de repente se volvieron liberales y viceversa.
Los liberales y su ala en los medios en el New York Times, etc., dicen que todas las medidas para detener a Trump son buenas, sin importar cuán dañinas sean para los derechos democráticos y para los trabajadores.
Los demócratas han estado empeñados en evitar que el Partido Verde aparezca en la boleta electoral. Los jueces dóciles en Wisconsin y Pensilvania, dos estados considerados críticos, sacaron a los candidatos de los Verdes de la boleta electoral en septiembre.
“Dos partidos es suficiente”, fue titulado un artículo de Gail Collins del New York Times.
El Partido Socialista de los Trabajadores lucha por el mayor acceso posible a la boleta electoral, para que los trabajadores reciban un programa de la clase trabajadora. El PST llama a los sindicatos a organizar nuestro propio partido, un partido obrero basado en los sindicatos, para luchar para defender a los trabajadores y trazar un rumbo hacia la toma del poder político y la construcción de un gobierno de trabajadores y agricultores.
Trump se presenta como el candidato de “la ley y el orden”. Espera movilizar a los trabajadores que se oponen al saqueo y la destrucción que han marcado las más pequeñas protestas de Black Lives Matter que están teniendo lugar estos días y que no creen que “abolir la policía” sea la forma de poner fin a la brutalidad policial.
Los llamados del procurador general William Barr para que fiscales federales acusen de sedición a los dirigentes de Black Lives Matter y de otros que respaldan el saqueo, no favorece de ninguna forma a los trabajadores. Son cargos por crímenes de ideología y de cacería de brujas. Independientemente de quiénes sean los objetivos inmediatos, este tipo de cargos amañados serán utilizados contra trabajadores combativos y otras personas que se organicen para luchar contra la explotación y la opresión.
Ya sea que Biden o Trump terminen en la Casa Blanca, gobernarán como el director ejecutivo de la clase dominante, en una época de crecientes ataques de los patrones contra los trabajadores y agricultores.
La campaña del Partido Socialista de los Trabajadores “señala la capacidad de los trabajadores para unirse, luchar para cambiar nuestras condiciones y en el proceso cambiarnos a nosotros mismos”, dijo la candidata presidencial del PST, Alyson Kennedy. “Al hacerlo, construiremos nuestro propio partido, un partido obrero basado en los sindicatos, y lucharemos por un gobierno de trabajadores y agricultores”.