GRIDLEY, California — Desde principios de agosto ha habido incendios incontrolados en California, Oregón y Washington. Para el 20 de septiembre se habían quemado más de 2 millones de acres solo en California. Estos incendios son de los más grandes en la historia de ese estado. Un clima extremadamente caluroso, condiciones de sequía y violentas tormentas eléctricas han sido factores. El humo de los incendios se ha propagado a lo largo y ancho de la costa.
Un equipo de corresponsales obreros del Militante de Oakland se reunieron con Bobby Joe y Bonita Gutiérrez en un parque de casas rodantes aquí. Perdieron su casa cuando Berry Creek, un pueblo de poco más de 1 200 habitantes, fue arrasado por el incendio North Complex el 9 de septiembre.
La masa forestal adyacente no había sido disminuida, ni se habían preparado los cortafuegos para proteger al pueblo. Los fondos dedicados por el estado supuestamente para esto han estado atrapados en la burocracia y no llegaron a tiempo para salvar al pueblo. Allí murieron doce personas.
“Ninguna agencia gubernamental estaba dispuesta a ayudarnos a pavimentar el camino para el mantenimiento forestal y ruta de escape. Lo único que hicieron fue discutir quién era el responsable”, nos dijo Bonita Gutiérrez. “Lo que hacen los políticos es culparse unos a otros”.
El gobernador de California, Gavin Newsom, y Kamala Harris, candidata del Partido Demócrata a vicepresidente y ex fiscal general de California, visitaron las áreas dañadas por el fuego en las afueras de Fresno. Culparon al “cambio climático” por los incendios, tratando de sacar ventaja política contra el presidente Donald Trump.
Pero las sequías han azotado a California durante siglos, y tanto los funcionarios estatales como el monopolio eléctrico Pacific Gas and Electric Company (PG&E), la cual es patrocinada por el estado, se han negado a asignar recursos para limpiar la maleza, realizar quemas prescritas y crear cortafuegos que limitarían drásticamente la propagación de incendios forestales.
La situación empeoró con la decisión de PG&E de cortar el suministro eléctrico en el área, haciendo mas difícil el recibir noticias del fuego que se aproximaba.
Este es un ejemplo de una catástrofe social causada por el funcionamiento del sistema capitalista y sus fines de lucro. Los trabajadores fueron abandonados a su suerte.
“El Partido Socialista de los Trabajadores y su fórmula presidencial de Alyson Kennedy y Malcolm Jarrett para presidente y vicepresidente, llaman al pueblo trabajador y a nuestros sindicatos a luchar por un programa masivo de obras públicas financiado por el gobierno federal para crear millones de empleos con sueldos a escala sindical para los que han sido despedidos”, explicó este corresponsal obrero. “Esto incluiría poner gente a trabajar en la forestación, combate de incendios y reparación de las líneas y torres eléctricas que PG&E se niega a mantener. Y para construir viviendas, hospitales y otras cosas que los trabajadores necesitan”.
“PG&E nunca corta los árboles cercanos a las líneas eléctricas”, dijo Gutiérrez.
PG&E se declaró culpable de 84 cargos de homicidio involuntario por las muertes en el incendio Camp en 2018 que destruyó la vecina ciudad de Paradise. El ex jefe ejecutivo Bill Johnson le dijo al tribunal que asumía la responsabilidad “en nombre de los 23 mil hombres y mujeres de PG&E”. Pero no fueron los trabajadores de PG&E quienes tomaron las decisiones que provocaron el incendio y las muertes, explicó este corresponsal. “Fueron los patrones de la empresa que querían aumentar sus ganancias recortando costos”.
¿Irá Johnson a la cárcel por las 84 muertes? No. La compañía pagará una multa de 3.5 millones de dólares. El propio Johnson gana más de 6 millones de dólares al año.
Trabajadores crean brigada
Los residentes de Molalla en Oregón se despertaron en medio de la noche el 7 de septiembre, cuando dos incendios avanzaban hacia su pueblo de 9 mil habitantes en las montañas al sur de Portland. En cuestión de horas, unas 1 200 personas se ofrecieron como voluntarios, ya que los bomberos de Oregón se vieron abrumados por los incendios por todo el estado. Se nombraron a sí mismos la ‘Brigada Hillbilly’.
Agricultores y trabajadores de todos los oficios trajeron excavadoras, motosierras y otros equipos agrícolas y para crear los cortafuegos de emergencia y apagar las llamas. “Nos dejaron por nuestra cuenta deteniendo esto”, dijo a Reuters Nicole West, de 36 años, trabajadora de rancho. Ella estaba operando una excavadora. “No venía nadie del estado para salvarnos. Así que tuvimos que salvarnos a nosotros mismos”.
La solidaridad y colaboración obrera tuvieron éxito y la ciudad se salvó.