A continuación publicamos las palabras de Mary-Alice Waters a nombre del Partido Socialista de los Trabajadores en un encuentro de opositores del embargo norteamericano contra Cuba realizado el 10 de noviembre en la Misión de Cuba ante Naciones Unidas en Nueva York. Pedro Pedroso, el embajador de Cuba ante la ONU, habló en el evento, y fue seguido por Waters y varios otros participantes.
Ante todo, quisiera agradecer al embajador Pedroso, al embajador Gala y a todos los compañeros y compañeras de la Misión Cubana ante Naciones Unidas.
Agradecerles por esta oportunidad de compartir nuestra determinación de afrontar juntos esta fase de la incesante ofensiva de Washington, que lleva ya más de seis décadas, para aplastar la revolución socialista cubana. Intento que ha fracasado rotundamente ante la negativa popular y masiva de Cuba de poner su futuro soberano en manos de los imperialistas yanquis.
A través de ustedes, queremos agradecer especialmente al pueblo cubano por su fortaleza. Nuevamente han afrontado retos inauditos, con los enormes costos —tanto humanos como financieros— de la pandemia de la COVID durante estos últimos dos años, encima de las nuevas y draconianas restricciones económicas y financieras aplicadas por la potencia imperialista más fuerte del mundo. Estas medidas prolongan e intensifican los esfuerzos implacables de Washington por cortar, literalmente, todas las fuentes de ingresos, todo el acceso a la banca internacional capitalista, todas las vías para obtener materias primas, todas las exportaciones. Prolongan e intensifican el empeño del capital norteamericano en imponer sanciones contra cualquier país o institución, en cualquier parte del mundo, que viole las condiciones dictadas por Washington.
Frente a todo esto y mucho más, lo que ha logrado el pueblo cubano al combatir la pandemia representa un ejemplo poderoso de la fortaleza de la revolución socialista cubana. Cuba es el único país que ha enviado una significativa ayuda médica a otras naciones del mundo. El rápido desarrollo y producción de tres vacunas muy eficaces (con dos más en proceso de desarrollo) —a las cuales los medios burgueses intentan restarles importancia llamándolas “de cosecha propia”— ha permitido ahora la vacunación de toda la población, incluidos los niños desde los dos años de edad, lo que ningún otro país siquiera ha empezado a hacer. Y ahora los estudiantes están regresando a las escuelas. Los trabajadores están regresando a las fábricas y oficinas. Las fronteras de Cuba se están volviendo a abrir.
Queremos decirles que es la fortaleza del pueblo cubano, y sobre todo de los trabajadores y agricultores de Cuba que son el corazón y alma de la revolución socialista, lo que también le da fuerza al pueblo trabajador revolucionario en Estados Unidos. Que nos ayuda a ver el camino a seguir.
Les agradecemos por todo esto.
Pero aquí en Estados Unidos, nosotros nunca debemos olvidar que nuestras responsabilidades se encuentran aquí. Ante todo somos nosotros quienes debemos educar y organizar en oposición a la política del gobierno norteamericano: a la política bipartidista de las familias gobernantes norteamericanas implementada por administraciones demócratas y republicanas por igual. Es nuestra responsabilidad denunciar y exponer el nuevo y creciente nivel de agresión que la actual administración demócrata liberal está organizando hoy día. Condenar la provocación planificada para el 15 de noviembre como pretexto para apretar aún más la llave de estrangulamiento contra el pueblo cubano.
Todos conocemos el motivo de la continuidad de la política de Washington durante los últimos 60 y pico de años y contando. Es el temor al pueblo trabajador cubano, el temor a su revolución socialista, y sobre todo, el temor al ejemplo que brinda para los trabajadores en todo el mundo.
Es por eso que nosotros también estaremos en las calles junto a otros el 15 de noviembre para hacer oír nuestras voces.
Aguardamos el día —y esperamos que llegue pronto— en que podamos acompañar a millones de cubanos por toda la isla cuando marchen por las calles en sus masas organizadas y disciplinadas, como hacen todos los años el Primero de Mayo, para proclamar al mundo que esta es su revolución, con todas sus tareas incompletas y todas sus glorias.
Le demostrarán al mundo que ellos son la inmensa mayoría de los cubanos, y que los que en Cuba instigan la provocación del 15 de noviembre no representan mucho más que sus amos y tutores en Washington.