Las elecciones del 2021 registraron un fuerte rechazo a la política antiobrera del ala liberal y socialista de clase media del Partido Demócrata por parte de los trabajadores y agricultores por todo el país. Desde los resultados de los referéndums sobre el “desfinanciamiento de la policía” en Minneapolis y Seattle hasta los de los comicios por todo el país, los candidatos que reflejaban estos puntos de vista fueron derrotados y se llevaron a otros demócratas con ellos.
Estos resultados mostraron una profunda oposición de millones de trabajadores hacia políticas destinadas a imponer control sobre la forma en que pensamos, hablamos y nos comportamos.
Esto fue captado en la severa advertencia a los dirigentes del Partido Demócrata emitida por James Carville, un veterano operador del partido. “Lo que salió mal fue la estúpida wokeness”, dijo en el programa de PBS NewsHour. “No se limite a mirar a Virginia y Nueva Jersey. Mire Long Island, mire a Buffalo, mire a Minneapolis, incluso mire a Seattle.
“Quiero decir, esta locura de ‘desfinanciar a la policía’, de remover el nombre de Abraham Lincoln de las escuelas.
“Están expresando un lenguaje que la gente simplemente no usa, y hay una reacción negativa y una frustración por eso”.
Muchos trabajadores expresaron su indignación en el distorsionado terreno de las elecciones capitalistas contra el creciente uso de “mandatos” gubernamentales impuestos por liberales que están convencidos que los trabajadores son demasiado estúpidos para saber lo que es bueno para ellos, contra los funcionarios de juntas escolares que imponen la “teoría crítica de la raza”, incluso en las clases de matemáticas, y más.
Otro reflejo de este rechazo por los trabajadores, a quienes los demócratas consideran “deplorables”, es el mayor interés en las campañas y actividades del Partido Socialista de los Trabajadores. Joanne Kuniansky, la candidata del partido para gobernadora de Nueva Jersey, recibió según las cifras actuales más de 3,800 votos.
‘Desfinanciamiento de la policía’
En Minneapolis se puso a voto una iniciativa a favor del desfinanciamiento de la policía. Fue patrocinada por autodenominados “abolicionistas”, que pretendían reemplazar a la policía con un “Departamento de Seguridad Pública” compuesto principalmente por trabajadores sociales con un “enfoque integral de salud pública para el crimen”. Se mantendría a algunos policías que se usarían solo “si fuese necesario”. Fue rechazado rotundamente.
Durante los meses previos a las elecciones, Doug Nelson, el candidato para alcalde de Minneapolis respaldado por el PST explicó “que los trabajadores tienen que lidiar cotidianamente con las consecuencias del mundo real y sus contradicciones, y no pueden permitirse el lujo de actuar como si vivieran en una fantasía ‘woke’. El crimen es definido por los gobernantes capitalistas para mantener su poder y privilegios. Sus leyes y la forma en que se aplican están diseñadas para mantener a los trabajadores a raya y para tachar a grandes capas de nosotros como criminales, en particular a aquellos que son negros o de otras nacionalidades oprimidas”.
Esta realidad quedó clara para muchos en 2020, cuando policías de Minneapolis mataron a George Floyd, lo que provocó manifestaciones en ciudades grandes y pequeñas de todo el país contra la brutalidad policial.
“Pero a los trabajadores les preocupa mucho la violencia antisocial en las comunidades de clase trabajadora. Además de las consecuencias inmediatas para los afectados, esta violencia socava la confianza de los trabajadores y desgarra la solidaridad social”, dijo Nelson. “La policía y los tribunales de los gobernantes apuntan contra nosotros, pero es mucho mejor vivir bajo su estado de derecho que sin él, donde caudillos, pandillas y vigilantes llenan el vacío.
“La policía existe para proteger el sistema de ganancias que fomenta la delincuencia, no existe una ‘política de mantenimiento de orden’ que provea una solución”, explicó. “Los comunistas están a favor de desmantelar completamente a la policía capitalista, pero solo cuando los trabajadores hayan tomado el poder político y forjado combatientes experimentados y con consciencia de clase para reemplazarlos”.
En la liberal ciudad de Seattle, los candidatos “abolicionistas” para alcalde y para fiscal fueron derrotados.
Los demócratas pierden en Virginia
La derrota del ex gobernador del Partido Demócrata Terry McAuliffe en Virginia por un oponente virtualmente desconocido, Glenn Youngkin, fue un susto para los expertos liberales.
La derrota de McAuliffe se produjo después de que reprendió a los padres por “decirle a las escuelas lo que deberían enseñar”. Lo dijo después de un debate sobre los pasos de juntas escolares liberales para incorporar la “teoría crítica de la raza” en el plan de estudios en todos los niveles. La “teoría” afirma que las personas caucásicas son racistas por naturaleza. Culpa al pueblo trabajador de la opresión racista que fomentan y utilizan los gobernantes capitalistas para perpetuar su control del poder.
El azote de McAuliffe contra los padres sucedió tras el arresto de Scott Smith en una reunión de la Junta Escolar del condado de Loudoun el 22 de junio. Smith había reprendido a los funcionarios por no hacer nada cuando su hija fue violada en el baño de las niñas de la escuela por un niño que se identificó como niña. El condado de Loudoun permite que los estudiantes usen los baños que, según ellos, coincidan con su identidad de género, una política iniciada a nivel federal por la Casa Blanca de Barack Obama. Es parte de un ataque más amplio contra los derechos de la mujer.
Tras el arresto de Smith, la administración de Joseph Biden colaboró con la Asociación Nacional de Juntas Escolares para publicar una carta en la que alega que los miembros de las juntas ahora enfrentan crecientes amenazas de “terrorismo doméstico”. Citó los comentarios airados de Smith como ejemplo. El fiscal general Merrick Garland ahora ha desatado al FBI para perseguir a los perpetradores de esta “amenaza”.
Durante la semana anterior a las elecciones, el ex presidente Obama hizo campaña por McAuliffe, repitiendo los argumentos en defensa de las juntas escolares y condenando las quejas de los padres como “indignación falsa”. El 25 de octubre, un juez de la corte familiar declaró culpable al niño acusado de violar a la hija de Smith en el baño.
Días después, McAuliffe perdió las elecciones.
En Nueva Jersey, el demócrata liberal Philip Murphy se mantuvo en el cargo de gobernador por un pequeño margen, y Steven Sweeney, el presidente demócrata del senado estatal por muchos años, fue derrocado por el candidato republicano Edward Durr quien se postulaba por primera vez. Los liberales se burlaron del ganador, un camionero cuyo presupuesto total para la campaña fue de menos de 10 mil dólares. No podían creer que un trabajador pudiera postularse y ganar.
Durr grabó anuncios en su teléfono celular que resonaron con el pueblo trabajador que había sufrido la peor parte de las políticas de los demócratas. En uno, dice que se postuló porque “Murphy obligó a los hogares de ancianos a aceptar pacientes con COVID-19, lo que resultó en la muerte de más de 8 mil de nuestros adultos mayores” durante la pandemia.
Tales políticas tienen sus raíces en el desprecio de los gobernantes por el pueblo trabajador. Temen que más de nosotros lleguemos a reconocer que los patrones y sus partidos no tienen “solución” a la crisis capitalista fuera de hacernos pagar por sus consecuencias.
Otras elecciones en todo el país subrayaron estas mismas tendencias. En Buffalo, Nueva York, el alcalde titular Byron Brown trató de ignorar la campaña de India Walton, la cual fue respaldada por el ala socialista de los demócratas, y se negó a debatir con ella. Brown perdió en las primarias demócratas de este verano. Luego, Brown realizó una campaña seria contra Walton en las elecciones generales y ganó, a pesar de que su nombre no estaba en la boleta electoral y no era el candidato oficial demócrata.
Los comentaristas liberales respondieron a las derrotas de los demócratas denigrando al pueblo trabajador. Los votantes son “hoscos”, se quejaron los directores del New York Times. El columnista Charles Blow opinó que Youngkin ganó porque desató la “ansiedad racial blanca” tan arraigada en el pueblo trabajador.
La socialista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez redobló la trayectoria antiobrera de su ala del partido. Enfurecida por las críticas de Carville, dijo que McAuliffe perdió en Virginia no porque sus posiciones chocaran con las del pueblo trabajador, sino porque no fue suficientemente radical.
Ella afirmó que la única gente que emplea la palabra “woke” es “gente vieja” como Carville y los comentaristas de Fox News.
Liberales buscan preservar mandato
Los demócratas de Nueva York utilizaron sus mayorías tanto en el senado como en la cámara de representantes del estado para incluir tres referéndums en la boleta electoral en nombre de la extensión del “derecho al voto”. De hecho, su objetivo no era más que facilitar que los demócratas mantuvieran su control.
Las medidas, algunas de las cuales habían sido puestas en vigor por orden ejecutiva del ex gobernador Andrew Cuomo durante la pandemia, se presentaron como enmiendas a la constitución del estado. Esto habría hecho más difícil revocarlas en el futuro. La primera le permitiría al gobierno estatal realizar la redistribución de distritos con un 60 por ciento de votos, en vez del 66 por ciento bajo la ley actual. Este descarado arrebato del poder significaría que la mayoría demócrata les permitiría reorganizar el mapa de distritos cuando lo consideraran ventajoso.
Las otras dos medidas, hacer que las papeletas de voto en ausencia estén disponibles para todos, ausentes o no, y permitir el registro de votantes hasta el día de las elecciones, tienen que ver con el intento del Partido Demócrata de mantener el control.
Los derechos al voto se ganaron en la década de 1960 a través de un movimiento masivo liderado por negros que derrocó la segregación de Jim Crow. Se prohibieron los impuestos electorales, las “pruebas de alfabetización” sesgadas y otras medidas utilizadas para negar a los negros el derecho al voto. Las medidas impulsadas por los demócratas en Nueva York no tienen nada que ver con esto.
Las tres medidas fueron rechazadas.
Los ataques más graves al derecho al voto en Nueva York provienen de los demócratas. En 2020 utilizaron sus mayorías en Albany para reducir los requisitos de firmas para que los partidos patronales “principales” aparecieran en la boleta electoral mientras que triplicaron el requisito para partidos como el Partido Socialista de los Trabajadores.
Atacan a los republicanos y tratan de socavarlos, pero su verdadero miedo es que la clase trabajadora se salga del juego bipartidista de elegir al mal menor y entre en la política en su propio nombre, con su propio partido, un partido obrero, para competir por el poder. Los candidatos del PST encontraron un interés más amplio basándose en este curso en las elecciones de este año.