Dos semanas después de que comenzó la invasión de Ucrania, las fuerzas de Moscú están ampliando sus ataques, matando a cientos de personas y devastando ciudades, provocando una creciente crisis de refugiados. Al mismo tiempo, las fuerzas del presidente Vladímir Putin están enfrentando una valiente resistencia a su invasión en todo el país, incluso de ucranianos en las pocas ciudades que Moscú ha logrado ocupar, inspirando la solidaridad de los trabajadores de todo el mundo, incluso en Rusia.
Dos días después de que las fuerzas rusas tomaran la ciudad de Jersón, en el sur de Ucrania, unas dos mil personas protestaron contra la ocupación desafiando el toque de queda. La multitud se mantuvo firme mientras los soldados rusos disparaban al aire para tratar de ahuyentarlos. En la cercana Nova Kajovka, las fuerzas rusas dispararon contra una protesta de dos mil personas, hiriendo al menos a cinco.
Días después de que las fuerzas invasoras tomaran Melitopol, una ciudad mayoritariamente de habla rusa, miles de residentes protestaron mientras ondeaban banderas ucranianas y coreaban a los soldados rusos: “¡Váyanse a casa!” A pesar de la prohibición de las manifestaciones, han habido protestas allí todos los días y están creciendo. Los residentes se acercan a los soldados rusos y les preguntan qué están haciendo en Melitopol y desafían los pretextos de Putin para la invasión.
“El Partido Socialista de los Trabajadores saluda su resistencia y llama a la derrota de las fuerzas invasoras de Putin”, dijo el secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, Jack Barnes, en una declaración emitida el 3 de marzo en nombre del Comité Nacional del partido. Está disponible en el sitio web del Militante.
Protestas en Rusia contra la guerra
En una manifestación en solidaridad con Ucrania el 5 de marzo en Nueva York, Sasha Nazintseva, de 28 años de edad, llevaba un cartel diciendo que era rusa. Su familia está en Rusia y dijo al Militante que muchos rusos están en contra de la invasión, pero que se sienten “intimidados a no protestar por las nuevas leyes de Putin”. Las sanciones incluyen hasta 15 años de prisión por difundir “noticias falsas” sobre la guerra.
Coreando “¡No a la guerra!” decenas de miles se manifestaron en 147 ciudades de Rusia al día siguiente. Más de 5 mil personas fueron detenidas y muchas golpeadas. Desde la invasión, casi 13,500 manifestantes han sido arrestados. Unos 12 mil trabajadores de la salud rusos firmaron una carta a Putin pidiendo el fin de la guerra.
Un video del 6 de marzo muestra una confrontación entre Sergei Tsivilev, el gobernador pro-Putin de la región de Kuzbass en el suroeste de Siberia, y una multitud enfadada de madres de soldados. Instó a las mujeres a no criticar hasta que la guerra “termine, lo cual sucederá pronto”.
Una mujer replicó: “Cuando todos mueran”.
“¿Por qué enviaron a nuestros muchachos allí?” se puede escuchar a una mujer preguntandole a Tsivilev. “Fueron enviados como carne de cañón”, responde otra, mientras otra dice que las autoridades “les mintieron a todos”.
Putin dijo amenazantemente el 3 de marzo que el bombardeo de las zonas urbanas “empeorará si los ucranianos no aceptan las condiciones de rendición”. Putin exige el reconocimiento de la toma de la península de Crimea por el Kremlin en 2014 y de áreas en el este de Ucrania por grupos separatistas pro-Moscú.
Gran parte de la población de Kharkiv, Mariupol y otros lugares se encuentran en refugios subterráneos, sin calefacción, agua ni electricidad, mientras las fuerzas ucranianas contienen a las tropas rusas. Los alimentos y las medicinas se están acabando.
Para el 9 de marzo, más de 2 millones de personas, principalmente mujeres, bebés y niños, así como ancianos, habían huido de Ucrania a través de sus fronteras al occidente y al sur. De estos, 1.2 millones han cruzado a Polonia.
“Pero no hay campos de refugiados fronterizos porque familias están alojando a la gente”, dijo al Militante Zofia Lipton, una polaca-norteamericana, en la protesta del 5 de marzo en Nueva York. Su madre le dijo que “en las calles de Varsovia, se escucha más y más el ruso”, el idioma común que muchos polacos y ucranianos usan para hablar entre ellos.
¿Zona de exclusión?
El llamado del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky a que Washington imponga una “zona de exclusión aérea” sobre Ucrania fue repetido por algunos en las protestas de solidaridad en ciudades de Estados Unidos y otros países. La administración de Joseph Biden dice que no lo hará.
Los gobernantes estadounidenses y las fuerzas aliadas impusieron zonas de exclusión aérea sobre Iraq en la década de 1990, justo después de la primera guerra de Iraq. La intervención fue utilizada por Washington para desatar ataques mortales y debilitar las defensas aéreas del régimen de Saddam Hussein. Esto allanó el camino para la segunda guerra de Iraq en 2003.
Las sanciones contra Rusia por Washington y otras potencias imperialistas fueron reforzadas con una prohibición a las importaciones de petróleo, gas natural y carbón de Rusia impuesta por Washington y Londres el 8 de marzo. En la realidad, estas medidas golpean principalmente a los trabajadores en Rusia, ya afectados por años de empeoramiento de las condiciones de vida y trabajo, lo que complica el esfuerzo de movilizar oposición dentro de Rusia a la guerra de Moscú. “El Partido Socialista de los Trabajadores se opone al embargo económico y financiero, aplicado de manera amplia, que las clases gobernantes de Estados Unidos, Europa y otros países imperialistas le han impuesto a Rusia, así como a las maniobras militares de estos gobiernos”, explica la declaración del PST.