El pueblo trabajador de Ucrania continúa al frente de la defensa de su patria contra los bombardeos y acciones militares de las fuerzas del régimen del presidente ruso Vladímir Putin. Han repelido a las tropas invasoras rusas de más de la mitad del territorio que ocuparon a principios de la guerra. Pero Moscú continúa su campaña para apoderarse de Ucrania y subyugar a su pueblo.
Los bombardeos rusos durante meses han destruido los servicios de electricidad, calefacción y agua a medida que se recrudecen las heladas de invierno. Casi 9 millones están sin electricidad. Lejos de romper la voluntad del pueblo ucraniano, esto está profundizando su determinación de resistir.
Al mismo tiempo, la administración del presidente Joseph Biden ha instado al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky a que negocie con Moscú y esté dispuesto a ceder territorio para poner fin a la guerra.
Putin repite cínicamente sus falsas afirmaciones de que la invasión fue necesaria “para proteger a nuestros ciudadanos”, porque Washington y sus aliados están “separando a Rusia, la Rusia histórica”. La orden de Moscú en septiembre de reclutar a 300 mil soldados ha suscitado una mayor oposición a la guerra en el país, especialmente entre las esposas y madres de los reclutas, y entre los soldados.
Cientos de soldados rusos se han unido a las fuerzas ucranianas para resistir la invasión. Usando el seudónimo de “César”, un ex soldado ruso está ayudando a defender las ruinas de Bakhmut en el este de Donbás. Le dijo a CNN: “Cuando Ucrania sea libre, llevaré mi espada a Rusia para liberarla de la tiranía”.
Otros miles han llamado a una línea telefónica ucraniana para encontrar la forma para rendirse y desertar.
Artilleros ucranianos disparan proyectiles inertes sobre las posiciones rusas, cada uno con 1,500 volantes explicando cómo rendirse.
En la vecina Bielorrusia, el presidente Alexander Lukashenko ha estado bajo una mayor presión de Putin para que haga más para respaldar la invasión. Hace dos años, los trabajadores bielorrusos realizaron protestas masivas contra el robo de las elecciones presidenciales por Lukashenko. Se salvo de la rebelión solo con el apoyo de Putin.
Lukashenko permitió que Moscú usara Bielorrusia para transportar tropas y material para atacar Kyiv. Pero trabajadores tomaron medidas para obstaculizar las tropas y los suministros rusos, ayudando así a los esfuerzos de Ucrania para repeler las columnas invasoras. Ahora, un tribunal en Minsk, la capital de Bielorrusia, está procesando a los involucrados en las acciones.
En una audiencia a puertas cerradas el 22 de diciembre, Vitaliy Melnik, miembro de un grupo clandestino conocido como los “partisanos ferroviarios”, fue sentenciado a 16 años de prisión por cargos de “terrorismo” e “insultos” a Lukashenko. En los últimos meses, el obrero ferroviario Sergei Konovalov fue condenado a 15 años de prisión y Sergei Glebko a 11 años por cargos similares.
Los partisanos Dzmitry Ravich, Dzyanis Dikun y Aleh Malchanau podrían enfrentar la pena de muerte ya que se agregó “traición al estado” a los cargos en su contra.
Sobreviviente refuta a Putin
El 26 de diciembre el ministro de relaciones exteriores de Rusia Sergei Lavrov repitió una de las mentiras de Moscú utilizadas para justificar la guerra, diciendo que fue necesaria para “desmilitarizar y desnazificar” a Ucrania. Como evidencia, el Kremlin frecuentemente alega que la brigada ucraniana Azov es un grupo derechista.
Illia Samoilenko, un oficial del Regimiento Azov, refutó estas afirmaciones durante una gira de conferencias a mediados de diciembre en Israel. Samoilenko sobrevivió el asedio de tres meses a la acería Azovstal en Mariupol y luego pasó cuatro meses en régimen de aislamiento en Moscú, antes de ser liberado en un intercambio de prisioneros de guerra.
Samoilenko le dijo al Times of Israel que se incorporó al Regimiento Azov en 2016, dos años después de su fundación como fuerza voluntaria para luchar contra las milicias dirigidas por Moscú que habían tomado control de partes de la región de Donbás en Ucrania.
Samoilenko reconoció que algunos derechistas antisemitas inicialmente fueron parte del levantamiento de Maidan que derrocó al régimen pro-Moscú de Viktor Yanukovych en 2014, y que también fueron miembros del grupo Azov. Muchos dejaron el regimiento un año después.
“El resto de los radicales de derecha”, dijo al Times Vyacheslav Lykhachov, un investigador israelí nacido en Rusia, “el nuevo comandante del regimiento se deshizo deliberadamente de ellos en 2017”.