¡No ejecuciones! ¡Liberen presos!: Protestas en Irán

Acciones atizan divisiones entre gobernantes

Por Seth Galinsky
9 de enero de 2023
Cientos de personas en Sanandaj, en región Kurda de Irán, conmemoraron vida de Aram Habibi el 26 de diciembre, 40 días después de su muerte a manos de matones del gobierno.
Hengaw Organization for Human RightsCientos de personas en Sanandaj, en región Kurda de Irán, conmemoraron vida de Aram Habibi el 26 de diciembre, 40 días después de su muerte a manos de matones del gobierno.

A la luz de más de 100 días de protestas por todo el país, el gobierno capitalista de Irán está sufriendo un agravamiento de las divisiones entre diferentes facciones sobre cuál es la mejor manera de proceder. La ola de oposición a los atropellos de los derechos por el gobierno fue provocada por la muerte de Mahsa —Gina en kurdo— Amini.

La joven kurda murió el 16 de septiembre, tres días después de que colapsara tras ser arrestada por la odiada policía “de la moralidad” en Teherán.

A pesar de que continúa enviando matones para atacar, arrestar y a veces torturar a los manifestantes, dirigentes sindicales y otras personas, el régimen clerical burgués vacila, temeroso de provocar protestas más generalizadas contra sus acciones represivas.

Decenas de miles han salido a las calles —y miles más por todo el mundo— para exigir el fin de la pena de muerte y la libertad de los casi 20 mil presos políticos.

En una señal de las divisiones en los sectores de línea dura del régimen, la oficina de prensa del parlamento iraní denunció airadamente el 20 de diciembre a Shahab Hosseini, un conocido actor y director de cine, por criticar una declaración hecha por parlamentarios pidiendo darle a los manifestantes “una buena lección”. Hosseini dijo que la declaración de los parlamentarios pedía injustamente imponer sentencias de muerte. La oficina de prensa luego afirmó que la mayoría parlamentaria nunca pidió la pena de muerte, que solo pidió “retribución”.

Muerte por ‘enemistad contra Dios’

Hasta el 28 de diciembre no han habido nuevas ejecuciones, mientras que más de una decena de manifestantes aún enfrentan cargos de “enemistad contra Dios” que conllevan la pena de muerte.

Según el sitio de noticias Bartarinha, el radiólogo Hamid Ghareh-Hassanlou y su esposa Farzaneh regresaban el 3 de noviembre del funeral de un amigo asesinado en una protesta cuando se encontraron con otra manifestación antigubernamental. Salieron del coche para ver qué estaba pasando y Farzaneh Hassanlou intervino cuando unos manifestantes ultraizquierdistas atacaron a un clérigo musulmán y pudo detener el ataque.

Esa noche, miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica allanaron la casa de la pareja y los golpearon delante de su hijo. El 5 de diciembre, Hamid fue condenado a muerte y Farzaneh a 15 años de prisión.

Hay informes de prensa contradictorios sobre si se ha suspendido la sentencia contra Hamid Ghareh-Hassanlou.

La muerte de Amini sacó a la luz la ira acumulada hacia las dos alas principales del régimen, la falta de libertades políticas, la discriminación contra las nacionalidades oprimidas y minorías religiosas, la opresión de las mujeres, los ataques a los sindicatos y el impacto de la crisis económica. Al igual que las protestas que se propagaron por todo Irán en 2017-18 y 2018-19, las protestas de hoy también reflejan la oposición a las aventuras bélicas del régimen en el Medio Oriente, con las que busca apuntalar su gobierno en el país impulsando la contrarrevolución en la región.

Su campaña expansionista incluye el objetivo declarado de eliminar el estado de Israel, hogar de la mitad de los judíos del mundo. La emisora estatal de Irán emitió un video el 17 de diciembre, en el que amenaza con “arrasar con Tel Aviv” si las Fuerzas de Defensa de Israel atacan la instalación nuclear de Teherán en Natanz.

Obreros: ‘No somos esclavos’

En más de seis instalaciones petroleras, los obreros han realizado breves huelgas en el transcurso de varias semanas para exigir mejores salarios, la restauración del pago de horas extra, mejores condiciones, el pago de salarios que les deben y que más trabajadores contratados tengan puestos permanentes. En base al éxito de esas acciones, el Consejo de Organización de Trabajadores de Contratos Petroleros junto con los empleados permanentes convocaron a una huelga y manifestaciones en los centros petroleros el 24 de diciembre bajo el lema “No somos esclavos”.

Pero cuando los trabajadores llegaron al lugar de la manifestación en la ciudad de Asaluyeh, había policías uniformados y vestidos de civil por todas partes. Treinta trabajadores fueron arrestados. Quince fueron liberados esa tarde.

Los trabajadores de la empresa Abadan Oil Refining, 400 millas al norte de Asaluyeh, se declararon en huelga ese fin de semana para protestar contra las amenazas de despedir y procesar a los trabajadores que se sumaron a las protestas.

Nacionalidades oprimidas

Nada de lo que ha hecho el régimen iraní ha podido detener el movimiento de protesta.

Algunas de las protestas más grandes siguen ocurriendo en ciudades y pueblos, grandes y pequeños, poblados por kurdos y baluchis, dos de las nacionalidades oprimidas en Irán, con largas historias de lucha por sus derechos.

El 26 de diciembre, cientos de personas se congregaron en el cementerio de Aichi en la ciudad de Saqeez en Kurdistán para una ceremonia para celebrar la vida del trabajador de 17 años de edad Daniayl Pabandi, quien fue asesinado allí a tiros por las fuerzas gubernamentales. Según el Consejo de Coordinación del Sindicato de Docentes de Irán, la multitud coreaba: “Azerbaiyanos, baluchis, kurdos, igualdad, libertad”.

Las mujeres de Baluchistán, una de las regiones más rurales y subdesarrolladas de Irán, han sufrido de una discriminación generalizada. Reflejando el impacto de las demandas de los manifestantes de “Mujeres, Vida, Libertad”, el clérigo sunita Shaikh Abdul-Hamid reprendió a los talibanes en el vecino Afganistán por prohibir el ingreso de mujeres a las universidades durante un servicio de oración al que asistieron miles en Zahedan, capital de la provincia de Sistán-Baluchistán, el 23 de diciembre. Abdul-Hamid también le ha exigido al gobierno iraní poner fin a la pena de muerte y que cese de golpear y torturar a los presos.