FORT WORTH, Texas — Más de 300 mil inmigrantes cruzaron la frontera en el suroeste de Estados Unidos en diciembre, el número más alto jamás registrado. En una semana, unos 12 mil migrantes cruzaron la frontera con México por Eagle Pass, Texas.
El 18 de diciembre, el gobernador Greg Abbott firmó el Proyecto de Ley #4 del Senado de Texas, que entrará en vigor en marzo. Autoriza a la policía local y estatal para arrestar y deportar a cualquiera que cruce ilegalmente la frontera de 1,200 millas de largo.
En respuesta, el Departamento de Justicia de la administración Biden presentó una demanda contra Texas, diciendo que la ley es inconstitucional porque viola la autoridad del gobierno federal sobre la inmigración.
Abbott culpa a los demócratas por lo que él llama “la crisis de inmigración de Biden”. Los demócratas culpan a los republicanos. De hecho, ninguno de los partidos de los patrones tiene una solución que avance los intereses de la clase trabajadora.
En 2022 Abbott, un republicano, comenzó a enviar inmigrantes indocumentados por autobús y avión a ciudades “santuario” con gobiernos dominados por el Partido Demócrata. Hasta ahora, más de 12,500 migrantes han sido transportados a Washington; 35,600 a Nueva York; 29,400 a Chicago; 15,000 a Denver; y 1,400 a Los Angeles.
La mayoría de los cientos de miles de trabajadores que están cruzando la frontera provienen de Centro y Sudamérica, así como de Asia y algunos países de Europa Oriental.
Las políticas de inmigración de los gobernantes capitalistas de Estados Unidos, tanto demócratas como republicanos no pretenden detener el flujo migratorio, sino permitir que entren suficientes inmigrantes para satisfacer las necesidades de los patrones de mano de obra barata. Crean divisiones entre los trabajadores nativos y los migrantes para reducir los salarios y las condiciones de la clase trabajadora en su conjunto.
Para fortalecer nuestros sindicatos y vencer los ataques de los patrones es esencial que tracemos un curso para superar las divisiones que los patrones fomentan entre los trabajadores inmigrantes y los nacidos en Estados Unidos.
Trabajadores debaten qué hacer
Los miembros del Partido Socialista de los Trabajadores han estado discutiendo estas preguntas en los barrios obreros y con compañeros de trabajo.
“Está mal lo que está pasando”, dijo Juanita Castillo, una trabajadora de fábrica jubilada, a esta corresponsal del Militante cuando llamé a su puerta y dije que era la candidata del PST para el Senado por Texas y quería su opinión. “A los migrantes que vienen ahora no les importa la ley. Antes, cuando los inmigrantes venían, tenían miedo de ser deportados o encarcelados, ahora no”, dijo Castillo.
“Soy de México y he estado aquí desde 1975. Entonces las leyes eran diferentes, era más fácil conseguir documentos”, dijo. “Los demócratas dicen que están ‘ayudando’, pero no es cierto. Los republicanos son un poco peores, pero lo que dice Trump es bueno”.
Dije que el PST apoya la lucha por la amnistía para los inmigrantes que viven y trabajan en Estados Unidos. “Los patrones pagan salarios bajos a los trabajadores inmigrantes y usan esto para reducir los salarios de todos los trabajadores. Debemos desarrollar la unidad entre los trabajadores nativos y los inmigrantes y no dejar que los patrones nos enfrenten unos contra los otros. La lucha por una amnistía ayudará a fortalecer los esfuerzos para unificar a la clase trabajadora y para construir sindicatos fuertes que podamos usar para defendernos”.
Castillo dijo: “En Texas, el salario mínimo es de 7.50 dólares y muchos empleos eso es lo que pagan, especialmente a los inmigrantes. Trabajé en un almacén que pagaba 8.25 dólares por hora y lo bajaron a 7.25. Con el costo de vida hoy día no puedes sobrevivir. Estoy de acuerdo en que debería haber una amnistía para los migrantes que están aquí”.
“Hoy las cosas están peores. Antes era más fácil venir aquí”, dijo Raúl Rubio, un trabajador de fábrica que nació en México y ha vivido aquí durante 20 años. “Con el costo de vivir, todo es más caro. Cuando vine, podías comprar una casa por 20 mil a 30 mil dólares. Hoy cuesta más de 200 mil. La solución no es venir a Estados Unidos. Debería haber más seguridad en la frontera”. Tanto Castillo como Rubio compraron un ejemplar del Militante para conocer más sobre el PST.
Los partidarios de la campaña del PST Dennis Richter y Alex Huinil conocieron a Colton Sullivan cuando llamaron a su puerta en Crowley. “La inmigración no se maneja como debería ser”, dijo. “La gente está siendo demonizada. Aquellos que desean venir a Estados Unidos de manera legal son agrupados con todos los demás y los llaman criminales.
“La gente debería tener derecho a venir a Estados Unidos si es necesario”. Sullivan compró un Militante.
“Comenzó con la administración Trump que estaba tratando de controlar la inmigración”, me dijo Jerome Crawford, un representante del Local 111 del sindicato de trabajadores de panadería BCTGM, en Bimbo Bakery en Grand Prairie. “Entonces Biden detuvo la construcción del muro y desde entonces las cosas están fuera de control. Cuando la gente sale huyendo a otro país, las cosas deben estar bastante mal. Algunos se ahogan cruzando el río, otros murieron en camiones sellados. Si lo logras, será mejor que lo que era de dónde vienes”.
Inmigración es una cuestión sindical
“Trabajo con inmigrantes de Cuba y El Salvador. En Minnesota trabajé con trabajadores de Rumania y Bosnia en una panadería”, dijo Crawford. “Vinieron de países devastados por la guerra buscando una vida mejor. Aquí tenemos un presidente que dice que son bienvenidos y un gobernador que dice que no. Es un problema que los sindicatos deben abordar porque no puedes afiliarte a ellos si no tienes la ciudadanía”.
Los efectos de la creciente crisis mundial en países capitalistas y la ausencia de grandes luchas para enfrentarlos llevan a muchos trabajadores a dejar sus países.
Lo que se necesita es construir partidos y liderazgos obreros que puedan trazar un curso para tomar el poder político de las manos de los gobernantes capitalistas y organizar al pueblo trabajador para transformar sus países y sus vidas. Es el mismo desafío que tenemos los trabajadores en Estados Unidos: luchar para defender nuestros intereses de clase.
Los liberales y los radicales de clase media dicen que para resolver esta crisis debemos exigir que se “abran las fronteras”. Pero esto solo crearía más caos. Las fronteras, como las monedas nacionales, las leyes y otros hechos de la vida, continuarán existiendo mientras exista el capitalismo.
Bajo el capitalismo, los trabajadores compiten por empleos. El abrir las fronteras intensificaría enormemente esa competencia, alimentando el desempleo y difundiendo la miseria entre los trabajadores, inmigrantes y los nativos por igual.
En cambio, el exigir una amnistía para todos los trabajadores que viven en Estados Unidos, independientemente de su país de origen, y brindar apoyo a las luchas revolucionarias en otros países, ofrecen un camino para el avance de la clase trabajadora.