Caso amañado contra Israel en Corte Mundial

Por Roy Landersen
5 de febrero de 2024
Judíos deportados de Hungría llegan a campo de exterminio de Auschwitz en Polonia en 1944. En el Holocausto, los gobernantes capitalistas nazis en Alemania y sus aliados mataron a 6 millones de judíos, un genocidio sistemático, cuya dimensión ningún otro pueblo ha sufrido.
Fortepan/Lili JacobJudíos deportados de Hungría llegan a campo de exterminio de Auschwitz en Polonia en 1944. En el Holocausto, los gobernantes capitalistas nazis en Alemania y sus aliados mataron a 6 millones de judíos, un genocidio sistemático, cuya dimensión ningún otro pueblo ha sufrido.

El gobierno sudafricano pretende hablar en nombre de todos los que se oponen a la existencia de Israel. El 11 de enero acudió a la Corte Internacional de Justicia de Naciones Unidas para acusar a Israel de cometer genocidio contra el pueblo palestino. Los cargos ponen la historia de cabeza. Israel fue fundado como refugio para los judíos sobrevivientes del Holocausto nazi, que intentó exterminar a todo el pueblo judío.

Partidarios del derecho de Israel a existir se manifestaron frente a la CIJ en La Haya al iniciarse la audiencia. Manifestantes pro-Hamás se congregaron en apoyo de los cargos de Sudáfrica.

La denuncia proporciona una “cobertura política y legal” a Hamás, el cual cometió un pogromo asesino contra judíos en Israel el 7 de octubre, dijo el gobierno israelí.

Israel está siendo juzgado por su “conducta en una guerra que no inició y no quería”, dijo el equipo de defensa israelí. Está luchando contra Hamás “cuya brutalidad no conoce límites”.

Hamás y su patrocinador, el régimen clerical burgués reaccionario de Irán, han declarado una y otra vez que su objetivo es eliminar a los judíos y borrar a Israel del mapa.

Los matones de Hamás cometieron “el mayor asesinato en masa calculado de judíos en un solo día desde el Holocausto”, dijo Tal Becker, el principal abogado defensor israelí, hablando en nombre del ministerio de relaciones exteriores. “Filmaron y transmitieron con orgullo su barbarie”.

La denuncia de Pretoria ante la ONU ignora todo esto y se centra únicamente en el sufrimiento palestino. Se basa en fuentes de Hamás que ocultan el gran número de combatientes de Hamás muertos y los cuentan como parte del total de víctimas civiles.

Los cargos ocultan el hecho de que el desastre en Gaza es una consecuencia de “la reprensible estrategia de Hamas de tratar de maximizar el daño civil tanto a israelíes como a palestinos, incluso cuando Israel busca minimizarlo”, dijo Becker.

“Los residentes de la Franja de Gaza no son el enemigo”, dijo el ministerio de relaciones exteriores de Israel. Señaló que se esfuerza por “permitir que la ayuda humanitaria entre en la Franja de Gaza”.

La acusación de genocidio “busca frustrar el derecho inherente de Israel a defenderse, permitir que Hamás no solo cometa homicidio, literalmente, sino que deje a Israel indefenso mientras Hamás continúa cometiéndolo”, decía la declaración de apertura de Israel. Sudáfrica lleva mucho tiempo “celebrando sus vínculos con figuras de Hamás”, incluida la recepción de altos dirigentes de Hamás pocas semanas después de la masacre del 7 de octubre.

Los gobernantes de las potencias imperialistas “democráticas” que establecieron las Naciones Unidas utilizan la corte para promover sus propios intereses frente a sus oponentes.

Los gobernantes sudafricanos intentan utilizar a la corte para impulsar sus intereses, atrayendo el apoyo de otros gobiernos. Respaldan sus acusaciones los gobiernos de Brasil, Bolivia, Colombia, Jordania, Malasia, Pakistán y Turquía, junto con la Organización de Cooperación Islámica, un bloque de 57 estados liderados por los gobernantes de Arabia Saudita.

Hasta ahora Pretoria ha tenido una respuesta tibia a sus acusaciones por parte de Moscú y Beijing, sus aliados en el bloque BRICS. El grupo de gobiernos que incluye Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica se creó para retar la supremacía de Washington. Se presenta como el campeón de los pueblos del mundo semicolonial.

El gobernante Congreso Nacional Africano de Sudáfrica se enfrenta a unas elecciones en las que podría perder su mayoría parlamentaria por primera vez desde la victoria de Nelson Mandela en 1994. En aquel momento era un movimiento de liberación nacional a la cabeza de una lucha de masas para derrocar al apartheid. Hoy el CNA preside un gobierno capitalista cuya crisis está marcada por un desempleo que ha alcanzado un récord mundial, una creciente desigualdad y colapso en los servicios básicos.

Cristianos protestan contra el caso

Mientras el gobierno sudafricano preparaba su caso contra Israel, casi 30 organizaciones cristianas de toda Sudáfrica enviaron una carta abierta contra los cargos.

“Israel no busca borrar a Gaza ni a los palestinos de la faz del mapa”, decía la carta. “Busca defenderse”.

Las acusaciones de Pretoria “podrían interpretarse como apoyo directo a las tácticas de Hamás”, decía la carta.

El estado de Israel ha existido como refugio para los judíos durante más de 75 años. Surgió por tres razones: el horror del Holocausto con la matanza del 40% de los judíos de todo el mundo; la negativa de los gobernantes imperialistas de Washington y Londres a abrir sus fronteras a los judíos que huían de la persecución nazi antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial; y la traición por parte de los partidos estalinistas contrarrevolucionarios subordinados a Moscú al rehusarse a dirigir a los trabajadores a tomar el poder político ante las oportunidades que se presentaron por toda Europa para hacerlo.

Si bien las potencias imperialistas “democráticas” de hoy rechazan en su mayoría las calumnias del gobierno sudafricano, en los años 30 y 40 fueron Washington y sus aliados los que cerraron sus puertas a los refugiados judíos.

Los intereses de la clase trabajadora residen en liderar la lucha contra el vitriolo y la violencia antisemitas que están surgiendo en todo el mundo, especialmente de la autoproclamada izquierda, tras el pogromo de Hamás del 7 de octubre. La única manera de detener el flagelo del odio antijudío es que la clase trabajadora tome el poder político para erradicar la explotación capitalista y todo tipo de opresión.