Elmore Nickleberry, uno de los últimos sobrevivientes de la huelga de trabajadores sanitarios en Memphis, Tennessee, en 1968, murió el 30 de diciembre a la edad de 92 años.
Los 1,300 trabajadores sanitarios se fueron en huelga en febrero de 1968, en protesta por el trato inhumano y discriminatorio por las autoridades municipales. Su lucha por la dignidad y la seguridad, así como por salarios y trato justos, fue una batalla histórica por los derechos civiles y sindicales.
Los trabajadores de saneamiento, en su inmensa mayoría negros, enfrentaban condiciones laborales horrendas. Cargaban grandes cubos de plástico llenos de basura sobre la espalda o la cabeza. A menudo, los cubos tenían agujeros “y la basura y los gusanos se metían por la espalda y en la ropa”, dijo Nickleberry en una entrevista en el New York Times en 2014.
Los trabajadores que eran blancos tenían duchas en el trabajo, pero a los trabajadores negros no se les permitía usarlas. “No podía tomar el autobús a mi casa porque apestaba tanto”, dijo Nickleberry. Caminaba las 6 millas.
Los huelguistas portaban carteles que decían “YO SOY UN HOMBRE”. “Los supervisores nos llamaban ‘niño’”, dijo Nickleberry. “Tú les decías: ‘Yo no soy un ‘niño’. Soy un hombre’. Y seguían llamándote ‘niño’”.
El 1 de febrero de 1968, dos trabajadores, Echol Cole y Robert Walker, se subieron a la parte trasera de un camión de basura para escapar de un aguacero. Una avería puso en marcha el compactador y murieron aplastados.
El Local 1733 del sindicato de trabajadores municipales AFSCME al que pertenecían exigió una reunión con la alcaldía. Cuando se negaron, los trabajadores votaron a favor de irse en huelga.
Los trabajadores exigían el reconocimiento del sindicato y un contrato que garantice la igualdad de trato en las promociones y en el sistema de jubilación, pago por horas extras, aumentos salariales y más. Los salarios eran tan bajos que el 40% de los trabajadores calificaban para recibir asistencia social y cupones de alimentos.
Cuando los funcionarios municipales se negaron a satisfacer las demandas de los trabajadores, diciendo que su huelga era ilegal, las organizaciones de la comunidad negra brindaron apoyo a los sindicalistas. Mil huelguistas se reunían diariamente en la sede del sindicato de Trabajadores del Caucho. Ellos y sus partidarios organizaron asambleas y marchas que movilizaron a miles de trabajadores. Fueron recibidos con violencia y la brutalidad de la policía municipal y estatal. Miles de miembros de la Guardia Nacional fueron movilizados.
Los huelguistas realizaron su primera marcha masiva el 23 de febrero. La policía atacó. “La policía empezó a golpearnos”, dijo Nickleberry al Memphis Commercial Appeal en 2018. “Me golpearon fuerte”.
En marzo, el líder de la SCLC, Martin Luther King Jr., habló ante 12 mil personas en el Templo Masónico y encabezó una marcha de más de 15 mil personas. Un pequeño número de participantes rompió algunos escaparates, lo que la policía utilizó como pretexto para atacar nuevamente a los manifestantes.
El reportero del Militante Howard Reed informó de primera mano sobre la brutalidad de la policía. “La policía arremetió contra los manifestantes con gases lacrimógenos, Mace y porras. Mataron a tiros al menos a cuatro personas, incluyendo Larry Payne, de 16 años”. Cuando los manifestantes fueron a una iglesia para lavarse el gas lacrimógeno de los ojos y atender sus heridas, “los policías rociaron gas lacrimógeno dentro de la iglesia”, escribió Reed.
King fue asesinado en Memphis el 4 de abril, pocos días antes de que iba a encabezar otra marcha en apoyo a la huelga. Su asesinato desencadenó protestas masivas en todo el país, incluida una marcha de más de 40 mil personas en Memphis. La marcha en memoria de King y en apoyo a los trabajadores sanitarios incluyó a miles de sindicalistas. Fred Halstead y Paul Boutelle, los candidatos a presidente y vicepresidente del Partido Socialista de los Trabajadores, se unieron a la marcha.
A la luz de este enorme apoyo, la determinación de los trabajadores de continuar su huelga y algo de presión del presidente Lyndon Johnson, la alcaldía llegó a un acuerdo con los trabajadores. “Logramos un buen aumento. Logramos duchas. Logramos mejores condiciones de trabajo. Obtuvimos beneficios para la salud”, dijo Nickleberry. “El sindicato entró y ganamos respeto. Dejaron de llamarnos ‘niño’ y empezaron a llamarnos “Un Hombre”. Un hombre de saneamiento’”.
Nickleberry sirvió en el ejército en Corea. “Me trataron mejor en el extranjero que en Memphis”, dijo.
Forjar sindicatos en el Sur
“La victoria de la huelga de 1968 fue importante para la construcción de sindicatos en el Sur”, dijo al Militante el sobrino de Nickleberry, Niqualus Nibley, agente comercial del Local 474 del sindicato de electricistas IBEW en Memphis. El local de Nibley ha apoyado activamente la huelga de miembros del sindicato de trabajadores de panadería BCTGM en la International Flavors and Fragrances de Memphis, que ya lleva ocho meses.
El movimiento sindical hoy sabe perfectamente sobre la lucha que libraron los trabajadores de saneamiento y que somos más fuertes gracias a ella”, dijo al Militante Kermit Moore, presidente del Instituto A. Philip Randolph de Memphis. Debido a que los trabajadores no ganaron pensiones del gobierno, Nickleberry siguió trabajando hasta que finalmente se jubiló en 2018 a los 86 años.
Nickleberry fue un luchador y un sindicalista toda su vida. “Si no tuviéramos un sindicato, no ganaríamos nada”, dijo en 2014. “Estaríamos en la mismas condiciones que antes. Si tienes un sindicato que te respalde, logras más”.