Hamás planea más pogromos asesinos contra judíos, Israel

Por Seth Galinsky
15 de abril de 2024
Arriba, Naama Levy, cubierta en sangre, es secuestrada por Hamás el 7 de oct. Izq., armas capturadas por soldados israelíes en Hospital Al-Shifa durante combates con Hamás, Yihad Islámica, que usan a pacientes y trabajadores como escudos humanos.
Izq., IDF; Arriba, toma de video de HamásArriba, Naama Levy, cubierta en sangre, es secuestrada por Hamás el 7 de oct. Izq., armas capturadas por soldados israelíes en Hospital Al-Shifa durante combates con Hamás, Yihad Islámica, que usan a pacientes y trabajadores como escudos humanos.

Hamás sigue reteniendo a unos 100 rehenes en Gaza. Mientras sigue usando hospitales como base para sus combatientes y armas, interrumpe la distribución de ayuda humanitaria y proclama que continuará cometiendo “una y otra vez” pogromos antijudíos como el del 7 de octubre. Sus acciones muestran por qué Israel está decidido a luchar hasta el final para desmantelar al grupo reaccionario.

La Casa Blanca de Joseph Biden está incrementando la presión sobre Israel para que cese sus operaciones militares en Gaza y firme un alto el fuego a largo plazo con Hamás. Pero esto dejaría al grupo islamista de odio antijudío —parte del “eje de resistencia” contra Israel de Teherán junto con Hezbolá en Líbano, milicias en Siria e Iraq y los matones hutíes en Yemen— intacto y capaz de realizar masacres en el futuro.

El 7 de octubre, los escuadrones de la muerte de Hamás asesinaron a 1,200 personas en Israel, hirieron a más de 5 mil y tomaron a más de 250 rehenes, la mayor matanza de judíos desde el Holocausto nazi.

Biden envió al secretario de estado Antony Blinken a Tel Aviv para decirle a los líderes israelíes que una nueva ofensiva en Rafah cruzaría una “línea roja”. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, respondió que no hay forma de derrotar a Hamás sin lidiar con los batallones restantes del grupo terrorista, que se esconden en túneles en Rafah. Según Netanyahu, él le dijo a Blinken el 22 de marzo: “Espero que lo hagamos con el apoyo de Estados Unidos, pero si es necesario, lo haremos solos”.

A los gobernantes imperialistas de Washington solo les preocupan sus propios intereses económicos y políticos, en el Medio Oriente y en todas partes, no los intereses de los judíos en Israel o en ningún otro lugar.

Cuando le preguntaron qué haría la administración Biden si Israel ignora la advertencia de Washington, la vicepresidenta Kamala Harris dijo a ABC News el 24 de marzo: “No descarto nada”, insinuando que Washington podría dejar de enviar armas a Israel.

Al día siguiente Washington se negó a vetar una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que llamaba a la imposición de un “alto el fuego duradero” en Gaza. Para enmascarar su ofensiva antiisraelí, la resolución insta a la liberación de los rehenes, sin mencionar ni una sola vez a Hamás ni vincular la liberación de los rehenes como una condición previa a cualquier alto el fuego.

Hamás estaba eufórico. Luego anunció que rechazaba un acuerdo mediado por Washington (aceptado por los funcionarios israelíes) para un alto el fuego de seis semanas y la liberación de cientos de palestinos encarcelados en Israel acusados de terrorismo a cambio de la liberación de 40 mujeres, niños o rehenes enfermos o ancianos.

La destrucción del acuerdo es un “triste testimonio del daño causado” por la luz verde de Washington para la resolución del Consejo de Seguridad, dijo Netanyahu.

La destrucción de Hamás no pondrá fin al odio contra los judíos. Pero abriría espacio para que los trabajadores de Gaza luchen para forjar una alternativa a Hamás y aumentaría las oportunidades para que el pueblo trabajador de Israel y de toda la región, cualesquiera que sean sus creencias religiosas o nacionalidad, se unan para luchar por sus intereses de clase comunes. Haría retroceder a las fuerzas reaccionarias que llevan a cabo ataques de odio a los judíos en todo el mundo.

Hamás, ONU difunden mentiras

Hamás ha creado una maquina de propaganda internacional —con la ayuda de la izquierda de clase media y grupos estalinistas de todo tipo— para difundir mentiras sobre lo que está sucediendo en Gaza y culpar a Israel del sufrimiento allí.

Hamás espera lograr que los regímenes burgueses de todo el mundo aumenten la presión sobre Israel para que ponga fin a la guerra, dejando sus fuerzas aún intactas. A los ojos de Hamás, cuantos más “mártires” palestinos haya, mejor para su propaganda.

La línea de los periódicos burgueses liberales como el New York Times y el Washington Post solo sirve para encubrir a Hamás. Rutinariamente citan cifras del Ministerio de Salud de Gaza como si fueran ciertas, sin mencionar que Hamás dirige ese grupo.

Agencias de Naciones Unidas también han promovido la propaganda de Hamás en las escuelas y servicios sociales administrados por la ONU. Permitieron que Hamás usara fondos bajo su control para construir túneles y comprar armas y municiones. Varios miembros del personal de la ONU también participaron en el pogromo del 7 de octubre.

En el último reenvase de las mentiras de Hamás, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas publicó el 25 de marzo un informe, “Anatomía de un genocidio”, escrito por la redactora especial Francesca Albanese.

Albanese afirma que “después de cinco meses de operaciones militares, Israel ha destruido Gaza”. Poniendo la realidad al revés, difunde la mentira de que Israel utiliza “‘camuflaje humanitario’ para legitimar su violencia genocida en Gaza”.

El 18 de marzo soldados israelíes lanzaron una nueva operación en el hospital Al-Shifa en la Ciudad de Gaza. En las primeras etapas de la guerra habían destruido extensos túneles y armas encontradas allí. Pero después de que las fuerzas israelíes se marcharon, Hamás y Yihad Islámica regresaron con fuerza, utilizando nuevamente a los cientos de pacientes y personal médico allí como escudo para sus mortíferas operaciones militares.

Los matones de Hamás se habían atrincherado dentro de la sala de emergencias y de maternidad y arrojaron explosivos desde la unidad de quemados, informaron los funcionarios israelíes, y dispararon morteros contra el hospital.

La nueva operación israelí ha capturado hasta ahora a 500 combatientes de Hamás en el complejo hospitalario, ha matado a 170 y ha incautado armas y municiones. El periódico libanés Al-Akhbar, vinculado al aliado de Hamás, Hezbolá, admitió que altos líderes de Hamás y de la Yihad Islámica fueron muertos o detenidos en los combates.

¿Qué más pruebas se necesitan de cómo Hamás utiliza hospitales, pacientes, médicos y otros como escudos humanos? Pero aún así, los propagandistas del Washington Post titularon su artículo: “El ataque israelí al hospital Al-Shifa profundiza el sufrimiento en el norte de Gaza”.