El ataque con misiles de Hezbolá en la localidad de Majdal Shams, en los Altos del Golán, bajo control de Israel, mató a 12 niños y niñas árabes drusos e hirió a otros 16 en una cancha de fútbol el 27 de julio. El atroz ataque perpetrado por el grupo respaldado por Teherán, ha aumentado el peligro de una guerra más amplia.
Este riesgo se intensificó tras la muerte de un principal dirigente de Hamás, Ismail Haniyeh, en un ataque atribuido a Israel en una casa de huéspedes en Teherán el 31 de julio.
El secretario de estado, Antony Blinken, había presionado a Israel para que no tomara mayores represalias que perturbaran los esfuerzos de Washington para lograr una estabilidad en la región que sirva los intereses de los capitalistas estadounidenses, incluido los mercados y recursos.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, visitó Majdal Shams el 29 de julio, y dijo a los lideres drusos, “estos niños son nuestros niños”. Un día después, el ejército israelí mató a un alto comandante de Hezbolá, Fuad Shukr, en un ataque aéreo en un suburbio de Beirut.
Desde el 8 de octubre, el día después del asesino pogromo de Hamás en Israel, Hezbolá, un componente clave del “eje de resistencia” de los gobernantes iraníes, ha lanzado más de 6 mil misiles, drones y otros proyectiles contra el norte de Israel desde el Líbano.
Con esto pretende obligar a Israel a aceptar un alto el fuego en Gaza, lo que le permitiría a Hamás recuperarse y preparar más pogromos contra los judíos. Y a que acepte una presencia permanente de Hezbolá cerca de la frontera, que representa una daga dirigida a la existencia del pueblo judío en Israel.
Los partidarios de Hezbolá al principio elogiaron el ataque con misiles, creyendo que había alcanzado a “colonos” israelíes. Pero cuando se dieron cuenta de que los muertos y heridos eran árabes drusos y no judíos, culparon a Israel.
Hay unos 300 mil drusos en el Líbano y 700 mil en Siria, además de 140 mil en Israel. Hezbolá y Teherán temen la reacción de los drusos en el Líbano y Siria. Aunque no son partidarios de Teherán, los drusos en el Líbano y Siria no se han opuesto públicamente al curso antijudío de Teherán en años recientes.
Algunos de los medios de comunicación en Estados Unidos ayudaron a encubrir el ataque de Hezbolá. El titular de la portada del Washington Post del 29 de julio proclamaba: “Israel ataca objetivos en el Líbano”. Justo arriba del titular, el periódico publicó una foto de los desconsolados familiares en Majdal Shams. El pie de foto decía que “el grupo militante apoyado por Irán niega ser responsable del ataque”. Dos días después, el Post finalmente admitió que toda la evidencia apunta a Hezbolá.
Desde el pogromo del 7 de octubre, el Post ha centrado su cobertura no en las acciones asesinas al estilo nazi de Hamás, sino en las falsas acusaciones de que Israel está cometiendo genocidio en Gaza.
Netanyahu habla a Congreso EUA
El ataque a Majdal Shams ocurrió unos días después de que Netanyahu habló en el Congreso de Estados Unidos el 24 de julio.
Como principal líder del gobierno capitalista de Israel, Netanyahu hizo un llamado a los partidos imperialistas de Estados Unidos a que se solidarizaran con Israel en la lucha contra el odio antijudío y prevenir que Teherán impulse su influencia reaccionaria en la región. Con o sin el apoyo de Washington, dijo, “Israel siempre se defenderá”.
“Tres mil terroristas de Hamás irrumpieron en Israel” el 7 de octubre, recordó, pidiendo un apoyo popular más amplio en Estados Unidos y en todo el mundo. “Mataron a 1,200 personas de 41 países”.
“Esos monstruos violaron mujeres, decapitaron hombres, quemaron vivos a bebés, mataron a padres delante de sus hijos y a hijos delante de sus padres. Arrastraron a 255 personas, tanto vivas como muertas, a los oscuros calabozos de Gaza”.
Netanyahu señaló a cuatro soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel entre el público que demostraron gran coraje en la batalla contra Hamás, entre ellos un inmigrante etíope y un árabe beduino.
“Los hombres y mujeres de las Fuerzas de Defensa de Israel provienen de todos los rincones de la sociedad israelí, de todas las etnias, todos los colores, todos los credos, de izquierda y de derecha, religiosos y seculares”, dijo.
Para obtener el respaldo de los gobernantes norteamericanos, Netanyahu los instó a considerar a Israel como un baluarte que defiende los intereses de Washington contra Teherán y sus aliados Hamás, Hezbolá y los hutíes, que buscan erradicar a Israel y al pueblo judío.
Pero los gobernantes imperialistas de Estados Unidos están enfocados en impulsar sus propios intereses económicos y políticos, no en defender a Israel como refugio para los judíos.
De manera demostrativa, la candidata del Partido Demócrata, Kamala Harris, boicoteó el discurso de Netanyahu, al igual que aproximadamente el 50% de sus colegas congresistas y senadores demócratas.
Al día siguiente, Harris se reunió con Netanyahu en la Casa Blanca. Rompiendo con el protocolo diplomático, ofreció su propia conferencia de prensa después, sin informar a Netanyahu.
“Siempre aseguraré de que Israel sea capaz de defenderse”, dijo, antes de pasar a su punto principal, que era exigir que Israel acepte un alto el fuego antes de que Hamás sea derrotado. “No permaneceré en silencio” ante el “sufrimiento humano en Gaza”, dijo, sin mencionar ni una sola vez que ese sufrimiento es resultado del uso continuo de civiles como escudos humanos por parte de Hamás y su negativa a liberar a los rehenes restantes.
Los drusos en Líbano, Siria e Israel
Los drusos son un pueblo de habla árabe con su propia religión. Han sido parte de Israel desde su formación en 1948, cuando Washington y otras potencias imperialistas les negaron la entrada a sus países a miles de judíos sobrevivientes del Holocausto y tuvieron que emigrar a lo que se convirtió en Israel.
Junto con las fuerzas lideradas por Amin al-Husseini, el Gran Mufti de Jerusalén y colaborador de Adolf Hitler en la Segunda Guerra Mundial, los líderes árabes burgueses y los grupos islamistas atacaron el nuevo estado judío. Los drusos optaron por apoyar a Israel y se convirtieron en ciudadanos israelíes. La mayoría de los hombres drusos sirven con orgullo en las Fuerzas de Defensa de Israel.
Pero la historia de los drusos en los Altos del Golán es diferente. Hasta 1967, cuando las fuerzas israelíes detuvieron una invasión del ejército egipcio y otros regímenes árabes, los Altos del Golán eran parte de Siria. Los israelíes derrotaron a esos ejércitos en seis días, arrebatándoles el control de los Altos del Golán, la Franja Occidental y todo Jerusalén.
Durante décadas, los drusos de los Altos del Golán se consideraban ciudadanos sirios que vivían bajo una ocupación israelí, pero con el tiempo muchos se han integrado más en la sociedad israelí, especialmente los jóvenes. Hoy en día un 20% son ciudadanos israelíes.
Algunos drusos, indignados por el trato discriminatorio del gobierno y por lo que consideran una acción insuficiente para poner fin a meses de ataques de Hezbolá en el norte, abuchearon a Netanyahu cuando fue a presentar sus condolencias. Otros coincidieron en que Hezbolá “debería ser aniquilado”.
Los ciudadanos judíos de Israel se solidarizaron con las víctimas drusas de Hezbolá. Ynetnews informa de que “innumerables ciudadanos han hecho peregrinaciones al parque infantil local, dejando ramos de flores o atando cintas negras a la valla carbonizada” donde cayó el cohete.
“Todos somos hermanos y un solo pueblo”, dijo Shmuel Hazan al periódico durante su visita al lugar.