A pesar de los ataques por matones del gobierno, se han extendido por todo Irán las protestas a raíz de la muerte el 16 de septiembre de Mahsa Amini, una mujer kurda de 22 años. Ella había sido arrestada tres días antes por la odiada “policía de la moral” por presuntamente violar el opresivo código de vestimenta del gobierno que exige que las mujeres se cubran el cabello. Luego fue llevada a un hospital desde la cárcel.
Las manifestaciones, ahora en su cuarta semana, y los brutales intentos del gobierno de aplastarlas han traído a la superficie la crisis política en el país. Desde fines de 2017, el pueblo trabajador ha encontrado formas de hacer frente a los abusos y la represión del régimen, protestando contra los altos precios y manifestándose contra el costo en vidas de las aventuras bélicas del gobierno en Iraq, Líbano, Siria y Yemen.
La amplitud de las manifestaciones actuales se encuentra entre las de mayor alcance desde que el régimen clerical, burgués y reaccionario se consolidó en 1983 a través de una contrarrevolución cuyo proposito fue hacer retroceder a los trabajadores, agricultores, mujeres y nacionalidades oprimidas que hicieron la revolución popular iraní cuatro años antes. La revolución de 1979 libró a Irán del brutal gobierno del sha respaldado por Washington, abrió espacio para que los trabajadores lucharan por sus propios intereses y puso en acción a los trabajadores, estableciendo consejos obreros en las fábricas, campos y refinerías.
Cuando las escuelas abrieron este otoño, miles de estudiantes universitarios, de secundaria y hasta de primaria salieron de sus aulas para protestar.
“¡Váyanse!” corearon las estudiantes mujeres de la Universidad de Alzahra en Teherán cuando el presidente iraní, Ebrahim Raisi, visitó el recinto el 3 de octubre.
Numerosos videos publicados por el Consejo de Coordinación de las Asociaciones Sindicales de Maestros de Irán muestran a muchos estudiantes de secundaria ondeando sus velos y cantando y coreando mientras marchan. Otro muestra a policías vestidos de civil empujando a las mujeres en la marcha y a los manifestantes confrontando la brutalidad de los policías.
Los trabajadores de un complejo petroquímico en Asaluyeh, en el sur de Irán, se declararon en huelga el 10 de octubre y bloquearon carreteras coreando consignas contra el gobierno. La agencia de noticias gubernamental Tasmin describió lo sucedido como una disputa salarial. Pero la acción es “en apoyo a las protestas masivas del pueblo”, dijo el Consejo Organizador de Trabajadores Petroleros Contratados. “Continuaremos con nuestras protestas junto con el pueblo de todo el país todos los días”.
Ataques a kurdos, otras minorías
Algunas de las confrontaciones más fuertes han ocurrido en Sistán-Baluchistán, la provincia más pobre de Irán, donde vive la mayoría de la población baluchi del país de más de 2 millones; en Juzestán, donde vive la mayoría de los 1.5 millones de árabes étnicos de Irán; y en el Kurdistán iraní, hogar de la mayoría de los 10 millones de kurdos del país. Las fuerzas policiales en Sistán-Baluchistán mataron a más de 80 personas del 30 de septiembre al 6 de octubre, disparando con municiones reales contra manifestaciones de centenares de personas.
Las autoridades iraníes han arrestado al menos a 1,900 manifestantes en todo el país. Se han reportado manifestaciones en más de 80 ciudades, pueblos y aldeas. Iran Human Rights, con sede en Noruega, dice que más de 185 personas, incluidos al menos 19 niños, han muerto y cientos más han resultado heridas.