LINCOLN, Nebraska — Se perfila un enfrentamiento de clases en los ferrocarriles.
El sindicato ferroviario más grande —el SMART-TD— que organiza a más de 35 mil conductores, guardafrenos, trabajadores de patio y algunos de los maquinistas, votó en contra de la última oferta de contrato de los patrones. El resultado de la votación fue anunciado el 21 de noviembre. Los 12 sindicatos ferroviarios se han comprometido a unirse a una huelga si uno de ellos organiza líneas de piquetes. Esto significa que la mayoría de los ferroviarios en Estados Unidos se declararán en huelga en los primeros días de diciembre.
Años de abuso por parte de los patrones ferroviarios, en su afán por obtener ganancias, han resultado en horarios en que los trabajadores tienen que estar disponible a toda hora, tripulaciones cada vez más pequeñas que conlleva un incremento en el trabajo, condiciones peligrosas, políticas draconianas de ausencia y carencia de licencia por enfermedad pagada.
También se enfrentan a la Ley Laboral Ferroviaria, aprobada en 1926 para debilitar a los trabajadores ferroviarios. Ata las negociaciones de los sindicatos ferroviarios a un laberinto de restricciones del gobierno federal, incluso darle al Congreso la autoridad para detener cualquier huelga e imponer un acuerdo que los trabajadores ya han rechazado.
Esto hace que más trabajadores ferroviarios se interesen en la lucha actual de los trabajadores escolares afiliados al Sindicato Canadiense de Empleados Públicos (CUPE), en Ontario. El 4 de noviembre, los miembros de CUPE se declararon en huelga a pesar de que el gobierno había aprobado unos días antes una ley antihuelgas que les imponía la oferta de contrato de los patrones, les prohibía irse en huelga y amenazaba con imponer multas a los trabajadores y el sindicato si procedían a establecer piquetes.
Dos sindicalistas ferroviarios aquí en Lincoln, el conductor Lance Anton de SMART-TD y Jakob Forsgren, soldador, trabajador de reparación de vías y presidente de la Local 1320 del sindicato de los trabajadores de mantenimiento de vías BMWE, le dijeron al Militante el 19 de noviembre que habían comenzado a recolectar firmas de sus hermanos y hermanas sindicalistas para acompañar un mensaje de solidaridad a CUPE.
Su mensaje dice:
“Somos trabajadores ferroviarios en Estados Unidos en sindicatos de operaciones y oficios ferroviarios en el ferrocarril en Lincoln, Nebraska y sus alrededores. Los firmantes enviamos nuestra solidaridad y admiración a los trabajadores de la educación y otros en su lucha contra las leyes antisindicales de Canadá, por un salario digno y por fondos para las escuelas. Necesitamos emular su lucha aquí, ya que estamos luchando contra los empleadores ferroviarios y el gobierno federal que utilizan la Ley Laboral Ferroviaria antisindical para atar a nuestros sindicatos en procedimientos para que no nos vayamos en huelga para ganar un contrato que les brinde a los trabajadores y a nuestras familias una calidad de vida que incluye un salario digno y condiciones de trabajo seguras”.
Cuando el gobierno de Ontario les dijo a los trabajadores escolares que no podían irse en huelga, lo hicieron de todas maneras. Después de solo dos días, el gobierno acordó revocar la ley, retirar las amenazas de multas y reiniciar las negociaciones.
Esto demuestra que lo que los trabajadores pueden o no pueden hacer depende de la relación de fuerzas de clase, no lo que dice una ley. Después de todo, no es nada más que un pedazo de papel.
Lucha contra rompehuelgas
En 1947, en medio de una ola de huelgas después de la guerra, el gobierno de Estados Unidos aprobó la Ley Taft-Hartley. Este proyecto de ley, al que los sindicalistas llamaron el “proyecto de ley de trabajo esclavo”, fue utilizado durante los siguientes 12 meses por el presidente “amigo de los trabajadores” Harry Truman contra los trabajadores portuarios en la costa oeste, ferroviarios, de empacadoras y otros. La ley autorizó al presidente ordenar períodos de “enfriamiento” y obtener órdenes judiciales que declararan ilegales las huelgas.
Cuando se aprobó el proyecto de ley, unos 212 mil mineros del carbón salieron de los yacimientos de todo el país. “Que los senadores excaven el carbón”, fue su grito de lucha y lograron un aumento salarial de 44 centavos por hora.
Después de que SMART-TD anunció el resultado de su votación, el BMWE emitió una declaración el 21 de noviembre. “El punto conflictivo más común… ha sido la falta de mejoras de calidad de vida”, especialmente para el BMWE, “licencia por enfermedad pagada”.
Pero, dice el sindicato, “los ferrocarriles han dejado en claro que no participarán en ninguna discusión significativa ni aceptarán ningún tipo de propuesta al respecto”.
Los miembros del Comité de Comercio del Senado estadounidense han indicado que están “preparados una vez más para llevar este asunto al pleno” para aprobar una legislación que obligue a los sindicatos ferroviarios a aceptar un contrato favorable para los patrones ferroviarios.
Es un buen momento para que los miembros de los sindicatos ferroviarios busquen la solidaridad de otros trabajadores y sus sindicatos, y de los que viven en pueblos rurales y obreros agrícolas para explicar la situación de los trabajadores ferroviarios y pedir su apoyo activo.
Joe Swanson es un miembro jubilado de SMART-TD.