Aunque aún no se conocen todos los resultados de las elecciones del 2022, ya sabemos que el partido Demócrata mantuvo su control del Senado y el Republicano ha ganado la Cámara de Representantes, ambos por pequeñísimas mayorías. Ninguno de los dos puede brindarle a los capitalistas una mayoría decisiva para trazar un camino en sus esfuerzos para hacer que los trabajadores paguen por la actual crisis social, económica y moral.
Los demócratas continuarán teniendo dificultades para implementar sus proyectos partidistas a través del Congreso. Continuarán dependiendo de las órdenes ejecutivas de la Casa Blanca. Esta situación limita su capacidad de impulsar “reformas” anticonstitucionales, como copar la Corte Suprema con sus aliados, eliminar el colegio electoral y otras.
El estancamiento de un gobierno capitalista suele ser mejor para el pueblo trabajador. Cuanto menos puedan hacer los demócratas o republicanos, lo menos que podrán hacernos a nosotros.
Una cosa es segura, la guerra del presidente Joseph Biden contra Donald Trump, así como el esfuerzo de su administración de restaurar la posición del FBI, la policía política de los gobernantes, y los ataques contra las decenas de millones de personas que él llama “republicanos MAGA” continuarán.
Demócratas de toda tendencia y un mayor número de republicanos están decididos a garantizar que el ex presidente nunca vuelva a ocupar el cargo. El Departamento de Justicia está sopesando si presentará cargos en su contra por los disturbios del 6 de enero de 2021 en el Capitolio o por tener en su posesión el material que el FBI incautó durante la redada en su residencia.
Sin que se vislumbre el final de la crisis política y económica capitalista, los gobernantes y sus partidarios de clase media, especialmente en el Partido Demócrata, están decididos a marginar a los trabajadores. El convertir a Trump en un criminal es una forma de anular la voz de decenas de millones de trabajadores. Otra son los ataques de los demócratas contra las libertades constitucionales. Esto representa un peligro para el pueblo trabajador.
Ataque a libertades constitucionales
Un ejemplo es el juicio del dirigente de Oath Keepers, Stewart Rhodes, que está siendo acompañado de un aluvión de propaganda liderado por los demócratas sobre el peligro de la propagación de bandas fascistas. Pero realmente no hay un crecimiento de un movimiento fascista.
Rhodes es acusado de conspiración sediciosa para derrocar al gobierno por su supuesta participación en el tumulto del 6 de enero en el Capitolio el año pasado. Las leyes de sedición y conspiración convierten en un delito la propagación de ideas, descartando la protección de la libertad de expresión garantizada en la Constitución. Los gobernantes capitalistas han empleado estas leyes durante más de dos siglos contra los abolicionistas, los opositores de las guerras de Washington, militantes sindicales y dirigentes del Partido Socialista de los Trabajadores.
De hecho, algunos líderes de Oath Keepers estaban trabajando encubiertos para el FBI. Estaba previsto que uno de ellos presentara testimonio a favor de los acusados, pero sufrió un infarto cardiaco.
El uso por parte de los demócratas del FBI y sus sucios trucos contra sus oponentes políticos como Trump o Rhodes significa que harán lo mismo o peor contra la clase trabajadora, sus sindicatos y su vanguardia. Además, el New York Times aboga por la prohibición de los Oath Keepers mediante el uso de leyes estatales contra grupos denominados paramilitares. Pero los directores del Times se quejan de que la Corte Suprema puede impedir esto porque los jueces designados por Trump están preocupados por “la garantía constitucional del derecho de libre asociación y libertad de expresión”.
Las medidas implementadas por los patrones para defender sus ganancias han provocado un mayor número de huelgas y otras luchas obreras. Entre ellas está la valiente lucha de los trabajadores escolares en Ontario para defender su derecho a la huelga y los brotes de resistencia en los sindicatos ferroviarios de Estados Unidos contra los patrones y sus defensores en la Casa Blanca.
Los capitalistas temen que más trabajadores están reconociendo que ni los demócratas ni los republicanos nos defienden.
Por lo tanto, se profundizarán las fisuras que sacuden a los dos principales partidos de los patrones. Ante la derrota de los candidatos respaldados por Trump en varias elecciones clave y el anuncio del ex presidente el 14 de noviembre de su campaña para el 2024, las recriminaciones y las divisiones dentro del Partido Republicano están creciendo.
Las victorias de los demócratas en las elecciones fueron aplaudidas por las organizaciones de la izquierda de clase media. “El pueblo rechaza el programa de la derecha”, dijo el Partido por el Socialismo y la Liberación en una declaración postelectoral del 11 de noviembre. Los demócratas podrían haber ganado más, escribió el PSL, si “hubieran impulsado el programa social de Reconstruir Mejor”. La integración del PSL y de grupos similares en la izquierda en la política capitalista se profundizará.
PST — una alternativa obrera
Los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores encontraron mucha recepción entre los trabajadores y agricultores para su programa obrero y sus actividades.
Promovieron el apoyo para las huelgas sindicales; señalaron lo que está en juego para los trabajadores en la defensa de las libertades constitucionales; denunciaron el uso de leyes antisindicales por parte de Biden para impedir que los trabajadores ferroviarios luchen por lo que necesitan; discutieron cómo impulsar la lucha por la emancipación de la mujer a raíz de la decisión Dobbs de la Corte Suprema; y se unieron a acciones en solidaridad con el pueblo trabajador en Irán, en contra de la guerra de Moscú en Ucrania, y para exigir que los gobernantes estadounidenses pongan fin de inmediato a su brutal guerra económica contra la revolución socialista de Cuba.
Los candidatos del PST explicaron que las raíces de las catástrofes sociales y las guerras se encuentran en el dominio de la clase capitalista. Presentaron un curso para utilizar nuestros sindicatos para luchar contra los ataques de los patrones y su gobierno y explicaron la necesidad de que los trabajadores formemos nuestro propio partido, un partido obrero basado en los sindicatos.
A lo largo de ese camino podemos construir un movimiento para llevar a millones de personas a arrancarle el poder político a la clase capitalista y establecer un gobierno de trabajadores y agricultores. Y es por ese camino que el PST sigue avanzando y busca reclutar a sus filas.