En un intento fallido de sofocar las protestas de trabajadores y jóvenes en Irán, el régimen envió caravanas de tropas del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica y matones paramilitares Basij a la región predominantemente kurda del noroeste del país durante el fin de semana del 19 de noviembre.
Las manifestaciones tuvieron lugar de todos modos, algunas de decenas de miles de personas, como parte de acciones a nivel nacional para conmemorar a los muertos durante una ola de protestas en 2019.
Los funerales para las últimas víctimas se han convertido en enormes protestas, con participantes coreando: “Abajo la dictadura”, “Mujeres, vida, libertad” y “Kurdos, azeríes, baluches: libertad e igualdad”. Los kurdos, azeríes, baluches y otras minorías oprimidas de Irán han sido especial objeto de la represión de Teherán.
Más de 400 personas han muerto desde el inicio de las protestas hace más de dos meses.
Las protestas comenzaron a raíz de la muerte el 16 de septiembre de una joven kurda, Mahsa Amini. Ella falleció tres días después de ser arrestada por la odiada policía “de la moral” por violar el opresivo código de vestimenta impuesto por los gobernantes. El régimen clerical burgués de base chiíta dice que las manifestaciones están orquestadas por agentes norteamericanos e israelíes, así como por grupos kurdos iraníes exiliados en el Kurdistán iraquí. Los últimos ataques del régimen iraní con misiles y drones contra Iraq el 21 de noviembre golpearon las bases kurdas y un campo de refugiados adyacente.
El régimen ‘nos teme’
En el funeral de su hijo el 17 de noviembre en Bukan, Irán, el padre de Mohammed Hassanzadeh fue ovacionado por la multitud cuando elogió el papel desempeñado por las mujeres en las protestas. De ahora en adelante, cuando un hombre muestra valentía “deberíamos decir que eres muy femenino porque el coraje de las mujeres es mayor que el de los hombres”, dijo Hassanzadeh.
En Javanrud, un pueblo kurdo de unos 62 mil habitantes, miles de personas salieron a la calle para enfrentar un ataque del gobierno. A pesar de que les dispararon, los manifestantes siguieron avanzando hacia los matones del régimen.
“Dicen que tenemos armas, pero solo estamos armados con piedras y manos vacías”, dijo un joven en Mahabad, el centro de muchos de los enfrentamientos, en una cita publicada con un video el 29 de noviembre. “No tenemos nada más, pero aún así nos temen”.
Los estudiantes de la Universidad de Teherán realizaron un acto de solidaridad el 22 de noviembre. Vertieron pintura roja en una fuente para simbolizar el derramamiento de sangre causado por los ataques del gobierno. Corearon “Igualdad para azeríes, baluches, kurdos”; “Estudiantes, maestros, trabajadores, uníos, uníos”; y “Libertad a los presos políticos”.
A medida que el gobierno intensifica su represión, también ofrece una zanahoria a los trabajadores para alentarlos a ellos y sus sindicatos a que no participen en las protestas.
Las organizaciones benéficas financiadas por el estado aumentaron en un 30% la asignación mensual que otorgan a algunas familias pobres. Los empleados públicos han recibido aumentos salariales por encima de la tasa de inflación oficial del 42.9%.
Los veteranos de guerra con discapacidades obtendrán un aumento del 25% y los funcionarios han prometido brindar atención especial a los veteranos que no han podido conseguir un trabajo permanente. Existe una profunda ira entre los trabajadores de todas las nacionalidades por el costo humano y financiero de la campaña del régimen durante décadas para extender su poder mediante aventuras bélicas en Siria, Líbano, Iraq y otros países.
No obstante, cientos de trabajadores de la planta automotriz de Cruise se declararon en huelga el 19 de noviembre para exigir salarios más altos.
Los trabajadores automotrices de Bahman Motor Company en Teherán y trabajadores petroleros “contratados” en Masjid-i Sulaiman, en la provincia predominantemente árabe de Juzestán iniciaron huelgas el 21 de noviembre. Los trabajadores de uno o dos complejos de gas en el sur de Pars también se declararon en huelga, diciendo que sus cheques eran por menos de lo que debían ser.
Los choferes y otros trabajadores de la terminal del aeropuerto de Teherán y otras empresas de transporte de carga se declararon en huelga el mismo día, coreando: “No tengan miedo, estamos todos juntos en esto”.
La profundidad del apoyo a las protestas de los trabajadores en Irán y a nivel internacional se hizo patente durante la Copa Mundial en Qatar. Con aplausos y vítores de los aficionados iraníes en el estadio, el equipo se negó a cantar el himno nacional de Irán.