WASHINGTON — Cientos de propietarios-operadores y choferes de empresas de transporte se unieron el 17 de mayo para protestar contra la reducción de las tarifas que les pagan que fueron impuestas por los agentes de carga. La caravana de tractocamiones (camiones sin sus remolques), autos y camionetas partieron de Greenwood, Indiana, recorriendo el circuito de 52 millas de la Interestatal 465 alrededor de Indianapolis.
La protesta organizada por conductores de origen punjabi acogió a todos los participantes. Los oriundos de Punjab, un área que abarca el noroeste de India y el este de Pakistán, representan el 20% de los camioneros en Estados Unidos. “Africanoamericanos, caucásicos y latinos se juntaron con nosotros. Necesitamos todo el apoyo posible entre nosotros”, dijo Rajpreet Walia, uno de los organizadores, a esta corresponsal del Militante por teléfono.
“Somos uno”, dijo Narinder Johal, propietario-operador durante 25 años. “Estamos creando conciencia y educando a otros camioneros para que no transporten carga por bajo pago. Nos organizamos para no interrumpir el tráfico, sino para transmitir nuestro mensaje”.
Según Freightways, la tarifa promedio nacional para camioneros en 2019 fue más alta que el promedio actual de 1.49 dólares por milla. Cuando se deduce el aumento de 30 centavos por milla en los gastos desde 2019, sin incluir el combustible, las tarifas actuales son aún más bajas: el equivalente a 1.19 dólares por milla.
“Los agentes que fijan las tarifas son unos carroñeros que buscan al transportista más barato”, dijo Johal.
Un agente le ofreció un trabajo la semana pasada. “Después de los pagos del camión, el seguro, combustible, pago del conductor, reparaciones, impuesto a la gasolina y más, el precio de la carga en un viaje de Louisville, Kentucky, a Michigan me quedé con 16 dólares.
“‘No tengo tiempo para esta actitud’, fue la respuesta del agente”, dijo Johal cuando se quejó de la baja tarifa.
La crisis a la que se enfrentan los propietarios-operadores es producto del empuje de los empresarios y agentes de carga, respaldados por los partidos Demócrata y Republicano, para maximizar ganancias a expensas de los conductores.
En 1980, el gobierno desreguló el transporte de camiones, abriendo la puerta a una ofensiva antisindical. Convirtió una industria en gran parte organizada por el sindicato Teamsters en una mezcla de empresas no sindicalizadas que buscaron reducir los salarios, aumentar las jornadas e imponer más trabajo sin remuneración.
Dado que a los camioneros les pagan por milla, el tiempo que pasan en los almacenes esperando a que les carguen o descarguen los camiones, reparando averías o en atascos de tráfico no es tomado en cuenta y no genera ingresos.
“Como todos los trabajadores, no queremos trabajar ni un minuto gratis”, dijo Walia.
La Administración Federal de Seguridad de Autotransportes, hace la vista gorda al incumplimiento de las disposiciones en los contratos que exigen que los agentes muestren a los camioneros los registros de las transacciones como condición para recibir el trabajo.
La protesta de Indianápolis fue el impulso más reciente de los camioneros para luchar contra los ataques a sus medios de subsistencia por parte de las empresas transportistas, agentes de carga y agencias gubernamentales. El 1 de mayo, el Movimiento de Camioneros por la Justicia encabezó una protesta frente al Departamento de Transporte en Washington, con carteles que exigían: “Todas las horas pagadas por todas las horas trabajadas” y “Horas extra pagadas”.
“Esto ha estado pasando por años”, dijo el camionero Caleb Fernández al Militante en la protesta en Washington. “No necesitamos grupos de trabajo o estudios. Necesitamos organizarnos”.