El sangriento pogromo en Israel realizado por Hamás y sus aliados el 7 de octubre es una severa advertencia al pueblo trabajador de que las masacres y la demagogia antijudías son una realidad permanente del orden mundial imperialista.
Estos actos atroces y los dirigentes burgueses que los realizaron —desde Hamás hasta Hezbolá, Yihad Islámica y su puesto de mando en Teherán— están unidos en torno a un objetivo: la aniquilación de los judíos.
Su operación estilo nazi fue de lejos la mayor redada y matanza de judíos en un solo día desde el Holocausto nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Es un claro recordatorio de la amenaza real del odio antijudío en el mundo capitalista de hoy: desde el Medio Oriente hasta Europa, Estados Unidos y otras partes de América y el mundo.
En un solo día la semana pasada, los escuadrones de la muerte dirigidos por Hamás asesinaron a más de 1,200 hombres, mujeres y niños israelíes e hirieron a más de 3 mil dentro de Israel, cerca de la frontera con Gaza.
La gran mayoría eran civiles judíos, junto con ciudadanos israelíes árabes y más de una decena de obreros agrícolas inmigrantes de Tailandia. Hoy el 20% de la población de Israel es árabe. Decenas de soldados murieron combatiendo para defender a la población del asalto.
Hamás también secuestró a más de 150 rehenes, incluidos niños, a quienes amenazan con matar si el gobierno israelí no accede a sus demandas. La sanguinaria operación atenta contra la existencia de Israel como refugio para los judíos a nivel mundial frente a la creciente demagogia y violencia antijudía.
Los pogromos comenzaron en las horas tempranas del 7 de octubre, cuando se observaba el sabbat judío y la celebración de Simjat Torá. Hamás dice que ellos y sus aliados dispararon más de 5 mil cohetes contra ciudades y kibutzim (colectivos agrícolas) en Israel. Simultáneamente usaron excavadoras para romper barreras y entrar a Israel. En su ataque contra 22 localidades, los escuadrones de la muerte utilizaron camionetas, motos, parapentes, drones y botes inflables, todo esto montado con la ayuda de Teherán.
Las unidades de Hamás también atacaron un puñado de bases militares para impedir que los soldados israelíes frenaran sus intentos de matar al mayor número posible de judíos.
Un objetivo importante del ataque fue un festival musical nocturno en el desierto cerca del Kibutz Re’im, donde se habían congregado unas 3,500 personas. Los efectivos de Hamás dispararon cohetes, granadas y miles de balas contra los asistentes al festival, que no llevaban armas.
Durante las siguientes seis horas mataron a por lo menos 260 personas, muchas a quemarropa. Ametrallaron a vehículos y dispararon por la espaldas a personas que huían. Decenas de personas fueron masacradas en refugios antiaéreos. Los gatilleros de Hamás saquearon los bolsillos y los bolsos de muchas de sus víctimas.
Los videos muestran a los aterrados asistentes del festival cuando eran forzados a subir a motocicletas, jeeps y camionetas para ser llevados a Gaza como rehenes. Hamás documentó sus atrocidades y las publicó ostentosamente en la internet para que el mundo las viera.
Una de las personas secuestradas por Hamás fue Shani Louk, una alemana de 23 años de edad. Hamás difundió un video mostrando como la paseaban semidesnuda por las calles de Gaza en una camioneta, mientras miembros de Hamás vitoreaban, coreaban y le escupían.
Cuando las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) finalmente llegaron al lugar de la matanza, se les sumaron grupos de árabes beduinos ciudadanos de Israel, que habían llegado en auto para rescatar a los sobrevivientes. Una de las personas que ayudaron era Maya Alper. “Esto es más que una guerra”, dijo Alper. “Es un infierno”.
Decenas fueron asesinados en el Kibutz Kfar Aza, entre ellos 40 niños y bebés; algunos fueron decapitados.
Cuando llegaron los efectivos de las FDI e hicieron una conferencia de prensa, uno de los soldados gritó: “¡Díganle al mundo lo que vieron aquí!”
Lo que ven allí es exactamente lo que están viendo.
Con todos sus horrores.
Sumándose a la invasión de Ucrania por parte de Moscú, esta masacre de más de mil judíos y otras personas marca un punto de inflexión en la política mundial.
Los gobernantes capitalistas en todas partes —desde Arabia Saudita e Iraq hasta Beijing y Washington— están buscando nuevas oportunidades y nuevas alianzas y pactos imperialistas para defender mejor sus intereses nacionales de clase. Los peligros y la realidad de nuevos conflictos y guerras están creciendo.
Matanza dirigida contra judíos
El Wall Street Journal citó el 8 de octubre a altos funcionarios no identificados de Hamás y Hezbolá, quienes dijeron que oficiales de la Guardia Revolucionaria Islámica del régimen iraní se habían reunido regularmente con los dos grupos desde agosto para preparar el pogromo. Dijeron que funcionarios iraníes de seguridad dieron luz verde para el ataque en una reunión en Beirut el 2 de octubre.
El líder supremo de Irán, Ali Jamenei, cuyo régimen llama abiertamente a la destrucción de Israel, alegó que Teherán no estuvo implicado y que esto fue obra exclusivamente de Hamás y la Yihad Islámica. Pero elogió las atrocidades y dijo: “Besamos la frente y los brazos de hábiles e inteligentes diseñadores”. También dijo: “Si Dios quiere, el cáncer del régimen sionista usurpador será erradicado a manos del pueblo palestino y las fuerzas de resistencia”. Para estos grupos “sionista” es sinónimo de judío.
“¡Desde el río hasta el mar, Palestina será libre!” es el lema y estandarte de Hamás, del gobierno iraní y de sus partidarios en el exterior, incluso en Estados Unidos. Pero su verdadero objetivo es: “¡Desde el río hasta el mar, Palestina estará libre de judíos!”
En años recientes falsos dirigentes han saboteado activamente toda oportunidad de entablar negociaciones para reconocer a Israel y crear un estado palestino independiente. No tienen el menor interés en la llamada solución de dos estados, una mantra que no solo no ofrece una solución viable a la explotación y opresión del pueblo trabajador de la región, sino que ya no es ni remotamente factible.
La decisión de Hamás, Teherán, Hezbolá y otras fuerzas de atacar ahora fue un frío cálculo. Se venían ampliando las relaciones entre Israel y un número creciente de gobiernos árabes, incluidos los de Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos. Se estaban realizando conversaciones sobre la normalización de las relaciones entre Arabia Saudita y el gobierno israelí. Los dirigentes contrarrevolucionarios en Teherán consideran esto una grave amenaza a sus objetivos expansionistas y sus operaciones militares en la región.
Teherán también pensó que las fuertes divisiones políticas burguesas en Israel entre el primer ministro Benjamín Netanyahu y sus críticos habían desviado la atención de la frontera y debilitado la preparación militar del gobierno israelí.
Y dudaron de la disposición de la administración de Joseph Biden en Washington de responder decisivamente a un ataque.
Izquierda de clase media aplaude
Prácticamente toda la izquierda de clase media en Estados Unidos se apresuró a aplaudir el terror sangriento de Hamás contra los judíos de Israel.
A una manifestación realizada el 8 de octubre en Times Square en Nueva York, iniciada por el Partido por el Socialismo y la Liberación y el People’s Forum, se le sumaron el Partido Mundo Obrero, el Partido Comunista y los Socialistas Democráticos de América (DSA). “No queremos dos estados. ¡Lo queremos todo!” gritaron los manifestantes. Algunos corearon abiertamente consignas contra los judíos. Por lo menos una persona levantó un teléfono celular que mostraba una esvástica.
Hamás aplastó a sus rivales en una sangrienta guerra civil por el control de Gaza en 2007. Desde entonces, el grupo ha lanzado repetidas oleadas de cohetes y otros ataques terroristas contra judíos israelíes. Esto inevitablemente ha provocado fuertes respuestas de las fuerzas israelíes, empeorando aún más las terribles condiciones de los dos millones de habitantes de Gaza.
Hamás ha hecho muy poco para atender a la población. Construyen profundas redes de túneles para sus comandos pero hay pocos refugios antiaéreos u otra protección para los civiles.
Hamás explota estás condiciones para solicitar fondos de la ONU y otras agencias, que usan en gran parte para sus fines militares y políticos, no para satisfacer las necesidades de la población de Gaza.
La realidad es que Hamás es un obstáculo político, tanto para las aspiraciones nacionales como para los intereses de clase del pueblo trabajador en Gaza. A esta organización y a su dirección burguesa islamista, no les importan en absoluto.
En respuesta a los sangrientos pogromos de esta semana, el gobierno israelí ha declarado la guerra contra Hamás. Ha iniciado bombardeos aéreos contra objetivos en Gaza y ha movilizado a 360 mil reservistas, anticipando una posible incursión en Gaza. El estado de Israel está decidido a eliminar para siempre la capacidad de Hamás de lanzar ataques mortíferos contra sus ciudadanos y otros residentes.