Los avances del ejército israelí en Gaza están asestando golpes a Hamás y a su brutal dominio, comenzando a abrir espacio para que los palestinos ahí se pronuncien, incluso en contra del grupo, que cuenta con el respaldo de Teherán. Esto abre la puerta para unir al pueblo trabajador —judíos, árabes y otros— para luchar por sus intereses comunes en todo el Medio Oriente, incluida la lucha contra el odio a los judíos.
Funcionarios israelíes han difundido videos de varias acciones contra Hamás en Gaza, incluso una que muestra a cientos de personas huyendo de Jan Yunis el 26 de enero gritando: “¡El pueblo quiere la caída de Hamás!”
El 7 de octubre, Hamás —entrenado, financiado y armado por Teherán— llevó a cabo la peor masacre de judíos desde el Holocausto, en la que mató a 1,200 personas, en su mayoría civiles, hirió a más de 5 mil, tomó 240 rehenes, violó mujeres y mutiló a muchas de sus víctimas.
Los reaccionarios escuadrones de la muerte islamistas también mataron a decenas de trabajadores árabes, tailandeses, nepalíes, filipinos y africanos por el “crimen” de trabajar con judíos en Israel. Hamás todavía tiene más de 100 rehenes, que enfrentan la tortura y el abuso sexual.
La mayoría de los trabajadores en Israel (tanto judíos como árabes) quedaron horrorizados por la masacre del 7 de octubre perpetrada por Hamás, dijo al Militante por teléfono el 28 de enero Yaniv Bar Ilan, portavoz de la federación sindical Koach LaOvdim (Poder a los Trabajadores).
Algunos conductores de autobuses afiliados al sindicato que son árabes se refieren al 7 de octubre como “ese día negro”, dijo Bar Ilan. Les molesta que algunos pasajeros judíos los acusen de ser partidarios de Hamás.
Para combatir las divisiones entre los trabajadores, el sindicato publicó un video en hebreo que muestra la profunda amistad y las discusiones entre una conductora de autobús judía ortodoxa y su compañero de trabajo árabe beduino, que tiene familiares entre los rehenes de Hamás.
“Como sindicato que organiza tanto a judíos como árabes, por supuesto también nos preocupa el bienestar de los trabajadores de Gaza”, dijo. “Podemos entender por qué algunas personas piden un alto el fuego, pero no a los que se niegan a reconocer lo que Hamás hizo el 7 de octubre o los que afirman que Israel está cometiendo genocidio”.
Al menos 26 beduinos, ciudadanos árabes de Israel fueron asesinados el 7 de octubre; 19 por los escuadrones de la muerte de Hamás en los kibutzim donde trabajaban y 7 por cohetes de Hamás. Muchos beduinos arriesgaron sus vidas para ayudar a rescatar a las personas atacadas ese día.
Unos 100 mil beduinos viven en aldeas “no reconocidas” del Néguev que carecen de electricidad, agua corriente, carreteras pavimentadas y escuelas. Incluso en las aldeas reconocidas, donde viven 400 mil personas, hay pocos refugios para protegerse de los cohetes de Hamás.
Con la excepción de los drusos de habla árabe, otros ciudadanos árabes de Israel están exentos del servicio militar obligatorio. Pero muchos beduinos se ofrecen como voluntarios para servir en las Fuerzas de Defensa de Israel. Alrededor del 20% de los habitantes de Israel son árabes.
El sargento de primera clase Ahmad Abu Latif, un beduino de Rahat, murió combatiendo en Gaza el 22 de enero. “La generación más joven nos está mostrando que tenemos que trabajar juntos, judíos y árabes, porque estamos amenazados por un enemigo común”, dijo en el funeral su hermano, Jaid Abu Latif. “Ahmad estaba orgulloso de ser musulmán, beduino e israelí en igual medida”.
Sentencia del Tribunal Internacional
El 26 de enero, la Corte Internacional de Justicia de La Haya emitió un fallo provisional en respuesta a las acusaciones presentadas por el gobierno sudafricano de que Israel está cometiendo “genocidio” en Gaza.
El gobierno israelí pidió al tribunal que desestimara los cargos, señalando que “si ha habido actos que pueden ser caracterizados como genocidas”, es lo que Hamás y sus escuadrones de la muerte cometieron el 7 de octubre. El tribunal no tiene poder para hacer cumplir sus decisiones.
Aunque el tribunal está sesgado en contra de Israel, el fallo estuvo muy por debajo de lo que esperaban el gobierno sudafricano, Hamás y sus aliados. El tribunal dictaminó que el caso continuaría y ordenó a Israel que se abstuviera de llevar a cabo cualquier acto de genocidio en Gaza en el futuro. Para tratar de encubrir su sesgo antiisraelí, incluyó una frase que pedía la “liberación incondicional” de los rehenes retenidos por Hamás. Y no pidió un alto el fuego.
Una jueza, Julia Sebutinde, votó en contra de aceptar los cargos. Es la primera mujer africana que forma parte del órgano de 17 miembros.
En su opinión disidente, Sebutinde dijo: “La guerra no la inició Israel, sino Hamás”. Israel ha atacado “objetivos militares legítimos en Gaza” y ha “enfatizado que su guerra no es contra el pueblo palestino como tal, sino contra Hamás”.
La magnitud de las muertes en Gaza se debe en parte a que Hamás “integró” sus fuerzas entre la población civil, señaló Sebutinde.