Junto con la invasión asesina de Ucrania por Moscú, la masacre de judíos en Israel perpetrada por Hamás el 7 de octubre —respaldada y promovida por los gobernantes de Irán— marcó un hito en la política mundial. La posterior aceleración de los conflictos militares en el Medio Oriente y las crecientes tensiones entre las potencias capitalistas rivales a nivel mundial garantizan que el mundo nunca volverá a ser como era antes del pogromo de Hamás.
Ha incrementado la intervención de Washington en los conflictos en el Medio Oriente y otros lugares mientras protege su debilitado, pero aún dominante lugar en un “orden” mundial imperialista cada vez más inestable. Los gobernantes de Estados Unidos tienen un poder militar inigualable y han mostrado voluntad de utilizarlo desde Vietnam hasta Iraq.
La raíz de la guerra de Israel para derrotar a Hamás radica en el curso expansionista del régimen clerical burgués en Irán. Durante décadas Teherán ha respaldado milicias basadas en musulmanes chiítas en Iraq, Líbano, Siria y Yemen para impulsar sus intereses contra sus rivales y perseguir su objetivo de eliminar a Israel y a los judíos.
Teherán orquestó el pogromo de Hamás del 7 de octubre, la mayor masacre de judíos en un día desde el Holocausto nazi, con el objetivo de provocar una respuesta israelí e impedir que el gobierno de Arabia Saudita prosiguiera conversaciones para normalizar sus relaciones diplomáticas y comerciales con Israel.
“A medida que crecen las amenazas de una guerra más amplia, acompañadas de un creciente odio antijudío, aumenta la importancia de que los trabajadores tracen un rumbo que pueda prevenir conflictos más mortales, incluido con armas nucleares”, dijo al Militante el 22 de enero Naomi Craine, la candidata del Partido Socialista de los Trabajadores al Congreso de Estados Unidos por Illinois: “La única solución es que los trabajadores aquí y en todo el mundo construyamos partidos capaces de llevar a decenas de millones de trabajadores a tomar el poder político en nuestras propias manos. La revolución socialista es la única manera de desarmar a todos los capitalistas guerreristas”.
Teherán lanza ataques aéreos
Estos acontecimientos presentan la amenaza de nuevos conflictos y guerras más amplias. Cinco miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní murieron en un ataque de misiles en Damasco el 20 de enero, el cual Teherán atribuyó a Israel.
En el Líbano, un ataque israelí alcanzó una posición de la milicia de Hezbolá respaldada por Irán.
El mismo día, militantes respaldados por Irán en Iraq lanzaron misiles contra la base aérea estadounidense de al-Asad allí, causando varios heridos.
Teherán también lanzó un ataque de misiles contra la provincia de Baluchistán en Pakistán el 16 de enero, matando a dos personas. Los baluchis son una nacionalidad mayoritariamente musulmana suní oprimida tanto en Irán como en Pakistán. Los gobernantes pakistaníes respondieron con un ataque dos días después en una zona baluchi en el interior de Irán.
A mediados de enero milicias respaldadas por Teherán en Iraq y Siria dispararon cohetes contra bases norteamericanas. Washington respondió con un ataque que mató a un comandante de la milicia iraquí. Teherán está tratando de lograr que Bagdad expulse de Iraq a las tropas norteamericanas y de otros países.
Los gobernantes iraníes también lanzaron ataques aéreos contra el Kurdistán iraquí, provocando que cientos de personas protestaran el 16 de enero en Erbil, la capital, contra la intervención de Teherán.
Las fuerzas iraníes tomaron control de un barco petrolero en el Golfo de Omán el 11 de enero, diciendo que fue en represalia por la confiscación del mismo buque y su petróleo el año pasado por Washington.
Fuerzas estadounidenses y británicas lanzaron ataques aéreos contra ocho objetivos hutíes en Yemen el 22 de enero, en represalia por ataques hutíes respaldados por Teherán contra barcos en el Mar Rojo, una de las rutas marítimas más transitadas del mundo.
Los hutíes dicen estar atacando a buques “vinculados con Israel”. Decenas de ataques de cohetes hutíes dirigidos contra Israel han sido derribados en su mayoría por buques de guerra norteamericanos.
Estos conflictos se desarrollan a medida que los gobiernos rivales que conforman la alianza BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) han ganado nuevos aliados para unirse a su bloque, creado para desafiar la supremacía de Washington. Los radicales de clase media que ven hacia las potencias capitalistas de BRICS como contrapeso al imperialismo norteamericano se encuentran en la vanguardia de las acciones por todo el mundo que denuncian a Israel y defienden la matanza de judíos por Hamás.
Conflictos, alianzas cambiantes
Las tensiones entre potencias capitalistas rivales han aumentado desde la invasión de Ucrania por Moscú, la primera guerra de envergadura en Europa desde la masacre imperialista en la Segunda Guerra Mundial. Las ambiciones del presidente ruso Vladímir Putin van más allá de la conquista de Ucrania y abarcan gran parte de Europa Oriental, anteriormente bajo el dominio de Moscú bajo José Stalin.
Moscú está profundizando sus vínculos con el gobierno de Corea del Norte y Teherán, adquiriendo armas de ambos para sus ataques a Ucrania.
Además, los gobernantes estadounidenses enfrentan la influencia económica de Beijing y el aumento de su presencia militar en el Pacífico. El presidente chino, Xi Jinping, está intensificando las amenazas de Beijing de apoderarse de la isla autónoma de Taiwán. En su discurso de Año Nuevo, Xi afirmó que la “reunificación” de Taiwán con China “es una inevitabilidad histórica”. La administración del presidente Joseph Biden ha prometido repetidamente responder militarmente si Beijing invade.
“Los alineamientos políticos y militares —‘esferas de influencia’ que habían definido el orden imperialista mundial desde que Washington surgió como potencia dominante tras la Segunda Guerra Mundial— se están viendo sacudidos y se van formando nuevas alianzas entre estados rivales”, dice la resolución política del Partido Socialista de los Trabajadores adoptada en 2022. Está publicada en Ya superamos el punto más bajo de la resistencia del pueblo trabajador: El Partido Socialista de los Trabajadores mira hacia adelante, por los dirigentes del partido Jack Barnes, Mary-Alice Waters y Steve Clark.
La resolución explica que la “amenaza de una conflagración más amplia” se plantea como resultado de los “objetivos declarados de los gobernantes capitalistas de Irán de eliminar al Estado de Israel, donde vive casi la mitad de los judíos del mundo”. El freno más importante a este peligro son los trabajadores iraníes de todas las nacionalidades que han estado protestando durante años “desafiando al régimen y todas sus alas”.