Durante el último año el pueblo trabajador junto con nuestros hermanos y hermanas entre los muros de prisión, hemos ganado algunas victorias importantes contra los gobernantes capitalistas, quienes buscan restringir nuestros derechos y hacernos pagar por la creciente crisis económica, política y moral del capitalismo.
En noviembre se aprobó la Enmienda 4 de Florida con un voto a favor abrumador, restaurando el derecho al voto de más de un millón de ex prisioneros que han completado su libertad condicional. Trabajadores de Kentucky, Iowa y otros estados donde las leyes restringen el derecho al voto de los reclusos, se están organizando para aprovechar esta victoria.
La oposición a la pena de muerte en Estados Unidos, que es el epítome del “castigo cruel e inusual”, continúa creciendo, y el número de ejecuciones continúa disminuyendo.
Celebramos la excarcelación de los ex Panteras Negras Herman Bell y Robert Seth Hayes, después de más de 40 años de cárcel; de los ganaderos de Oregón, padre e hijo, Dwight y Steven Hammond, convictos con cargos amañados por defender sus derechos ante el Buró de Administración de Tierras; y del ranchero de Nevada Cliven Bundy y sus hijos Ammon y Ryan, luego de que los casos amañados en su contra por haber resistido los intentos de confiscar su ganado fueran rechazados por el jurado.
Nuestra clase también ganó luchas contra la censura en las prisiones, desde la derrota del intento más reciente de las autoridades penitenciarias de Florida para mantener al Militante fuera de las cárceles, hasta los intentos de restringir el acceso a libros en Nueva York, Pennsylvania, Nueva Jersey y Maryland, así como en las cárceles federales.
El número total de personas en el sistema penitenciario de Estados Unidos continúa su leve declive desde 2008. Pero más del 90 por ciento de los encarcelados fueron obligados a firmar acuerdos de culpabilidad bajo amenaza de sentencias draconianas.
A pesar del pequeño declive, los gobernantes capitalistas de Estados Unidos aún tienen la distinción de presidir sobre la tasa de encarcelamiento más alta del mundo, con casi 2.2 millones de personas en prisión y 4.6 millones bajo libertad condicional.
El pueblo trabajador en las ciudades y en el campo está muy familiarizado con la policía, los tribunales y las prisiones del llamado sistema de “justicia” criminal de los capitalistas. Todos ellos son parte del arsenal que los gobernantes utilizan para intimidar al pueblo trabajador para que no luche y para fomentar divisiones entre nosotros. Afecta de manera desproporcionada a los negros que representan alrededor del 34 por ciento de los condenados por crimenes, aunque solo son el 13 por ciento de la población del país.
Exigimos la liberación de todos los Panteras Negras que continúan en prisión, incluyendo a Ed Poindexter en Nebraska y Jalil Muntaqim en Nueva York; de Leonard Peltier, un activista nativo americano acusado falsamente de asesinato y encarcelado cruelmente durante décadas lejos de su familia; y de Mumia Abu-Jamal, quien fue arrastrado a la cárcel en Pennsylvania en 1982 y ha tenido que luchar para obtener la atención médica que necesita. Y de todos los presos políticos y de luchadores de clases por todo el mundo, como el director de cine de Crimea, Oleg Sentsov, acusado con cargos amañados y encarcelado en el gulag de Moscú.
Los gobernantes y sus burocracias estatales meritocráticas consideran a todos los trabajadores como “delincuentes”.
La clase trabajadora es el futuro de la humanidad. Como explicó Malcolm X a partir de sus experiencias tras las rejas, la clave para nosotros no es nuestra opresión, sino reconocer nuestro valor. Podemos transformarnos en la lucha, despojándonos de la imagen propia que nos imponen los gobernantes y conquistando la capacidad de arrebatar el poder político de sus manos.
Para poder organizarnos de manera eficaz e inteligente necesitamos aprender las lecciones y la historia de las luchas anteriores de la clase trabajadora. Esto es clave para construir un partido de la clase trabajadora y un movimiento que pueda cambiar las condiciones miserables creadas por el capitalismo.
Invitamos a los trabajadores tras las rejas a obtener una suscripción al Militante y pedir libros de la editorial Pathfinder, herramientas invaluables para desarrollarnos a nosotros mismos y avanzar nuestra participación en las batallas de clase que se desarrollan hoy.