Después de incautar siete números del Militante durante un periodo de diez semanas este año, los funcionarios penitenciarios de Florida han reducido sus esfuerzos para censurar al Militante. Esto no es resultado de un cambio en el periódico en la política de sus artículos sobre política mundial y protestas de la clase trabajadora.
Es resultado del impacto de la atención pública y protestas por Amnistía Internacional de EE.UU., PEN America, la Coalición Nacional Contra la Censura, la organización de libertades civiles ACLU de Florida y otras organizaciones e individuos. El número de septiembre 17 fue el ultimo incautado. El Militante no esta enterado de ninguna censura de los 13 números subsiguientes
Un prisionero, cuyos ejemplares fueron incautados, informó al Militante el 3 de diciembre que los funcionarios comenzaron nuevamente a entregarle el periódico, aunque aún le falta la entrega de algunos ejemplares no censurados.
“Gracias por su apoyo y magnífico trabajo para traer noticias a aquellos que han sido privados de su libertad”, escribió. “Les deseo un prospero año nuevo comenzando con la continua lucha contra la censura de nuestro periódico”.
Por seguro esta lucha no ha terminado.
Comenzando en abril de 2017, y durante el año y medio siguiente, los funcionarios penitenciarios de Florida incautaron 20 números del periódico con acusaciones falsas. Una censura este año decía: “TODAS LA PÁGINAS HABLAN DE PROTESTAS”.
Quince de las censuras fueron anuladas sin brindar explicación después de que el Militante las apelara, pero cinco fueron ratificadas sin explicación. “Necesitamos mantener la presión”, declaró John Studer, director del Militante. “Los funcionarios penitenciarios deben entender que las violaciones de los derechos de los trabajadores encarcelados y del Militante serán publicadas extensamente y se luchara contra ellas”.
El Comité de Revisión de Literatura del sistema correccional de Florida informó inicialmente al Militante que habían ratificado la censura del número del 17 de septiembre. Luego, después de recibir cartas de protesta, el comité declaró que había suspendido la censura pero se les olvidó informar al Militante o a sus suscriptores dentro de la cárcel.
Dean Peterson, director del comité de revisión, dijo que cuando el abogado del Militante apeló la censura, el comité se había olvidado que habían anulado la censura. Entonces mantuvieron la censura. Cuando se dieron cuenta de su “error”, dijo, decidieron que no sería justo “penalizar” al Militante por apelar la censura anulada, entonces retractaron su decisión de mantener una censura que ya se había anulado.
En septiembre funcionarios en Pennsylvania impusieron reglas limitando el acceso de los encarcelados a libros, periódicos y cartas bajo el pretexto de detener el narcotráfico. Los prisioneros no podrían ordenar libros o periódicos directamente de casas editoriales. Tendrían que solicitarlos a través de los funcionarios penitenciarios, obtener aprobación y entonces pagarlos en su totalidad en 48 horas.
Todas las cartas —excepto las de sus abogados— van a un centro de procesamiento en Florida. El original se archiva y una copia, si se aprueba, se envía a cada cárcel e imprime para entregarla al recluso.
Después de protestas de familiares y organizaciones pro derechos civiles y de reos, los funcionarios de Pennsylvania relajaron el mes pasado algunas de las reglas a las publicaciones, pero no a las cartas. Los reclusos pueden pedir libros y revistas, pero estos deben primero pasar por un centro estatal de revisión antes de ser entregados. Periódicos como el Militante pueden ser enviados directamente a los suscriptores.
El 4 de diciembre, 25 músicos, escritores y artistas le escribieron al gobernador del Pennsylvania Tom Wolf pidiéndole que anule estas restricciones. “Toda persona tiene el derecho a leer lo que quiera e intercambiar correspondencia libremente con sus seres queridos”, declararon. “Las protecciones de la Carta de Derechos no desaparecen a la entrada de la cárcel, y la censura sin supervisión y la vigilancia dentro de la cárcel nos hacen a todos menos libres”. Entre los que firmaron la carta estaban miembros de los conjuntos musicales Upstate, Lula Wiles, Felice Brothers, Twisted Pine y Driftwood Soldier.
Las victorias en lograr que se anulara la censura del Militante en Florida y contra algunas de las limitaciones en Pennsylvania, junto al éxito aplastante de la enmienda 4 de la constitución de Florida que restaura el derecho al voto a más de un millón de ex prisioneros—demuestra que el pueblo trabajador se opone a violaciones de nuestros derechos sin importar de cual lado de los muros de la cárcel estemos.
“Los trabajadores dentro y fuera de la cárcel tienen intereses comunes”, dijo Studer. “Todos tememos el mismo derecho a pensar por nosotros mismos, discutir y debatir temas de importancia para la clase trabajadora, y hablar favor de los intereses de los explotados y oprimidos del mundo entero”.
“Sigan enviando cartas a los funcionarios de Florida”, dijo Studer.