No importa quien reemplace el 2 de agosto a Ricardo Rosselló como gobernador de la colonia norteamericana de Puerto Rico, la crisis política, social y económica de la isla continuará. Y también continuará la oposición al régimen colonial norteamericano y sus medidas que afectan al pueblo trabajador.
Las masivas protestas durante 15 días para exigir la renuncia de Rosselló convencieron a las clases gobernantes de Estados Unidos y de Puerto Rico de que el gobernador tenía que partir. Pero siete días después que anunció su renuncia y dos días antes de que tomara efecto, los partidos gobernantes todavía no habían podido encontrar un sustituto que inspirara suficiente confianza entre el pueblo trabajador para que las cosas regresen a la “normalidad”.
Las protestas se desataron tras un escandalo provocado por un “chat” entre el gobernador y una decena de funcionarios y asesores gubernamentales pertenecientes al Partido Nuevo Progresista de Roselló. Las más de 800 páginas publicadas con comentarios abusivos hechos a través de la internet mostraron el desprecio de la administración hacia el pueblo trabajador. Fue la gota que colmó el vaso soltando la ira acumulada a lo largo de más de una década de ataques contra los niveles de vida de los trabajadores, la negligencia del gobierno ante el ciclón María y la corrupción imperante.
En todas las protestas algunos de los manifestantes exigieron la anulación de la ley norteamericana que impuso la Junta de Supervisión Fiscal para Puerto Rico. La junta fue nombrada por el entonces presidente Barack Obama, con poderes para vetar las decisiones del gobierno local con el fin de maximizar el pago de la deuda del gobierno colonial de 74 mil millones de dólares. El gobierno también tiene una deuda de 55 mil millones de dólares al fondo de pensiones de jubilados.
“Todo mundo participó en los 15 días de protestas, nadie faltó”, dijo Lenis Rodríguez, quien trabaja en una planta farmacéutica, por teléfono al Militante el 29 de julio desde Yabucoa. No importó si eras azul, rojo o verde”, refiriéndose a los colores de los dos principales partidos capitalistas —el Nuevo Progresista de Roselló y el Partido Popular Democrático de oposición— y el verde del Partido Independentista Puertorriqueño.
‘La gente está cansada’
El pueblo trabajador no ha visto muchos resultados de la ayuda federal ni de los millones de dólares recaudados en donaciones. “Los políticos y otros se enriquecieron, pero nosotros no vimos nada”, dijo Rodríguez.
“Las carreteras no han sido reparadas, las casas siguen deteriorándose y no hay trabajos”, dijo. “La gente está cansada”. Pero Rodríguez todavía tiene esperanza de que “alguien mejor” tome el lugar de Roselló hasta que tengan lugar elecciones el próximo año.
No hay una alternativa obrera que esté desafiando la política del menos peor de los partidos capitalistas.
Las consecuencias de más de 100 años de dominio colonial y saqueo imperialista de los recursos naturales y de los trabajadores de la isla han agravado el impacto de la crisis económica mundial del capitalismo en la isla.
A diferencia de Estados Unidos, donde ha habido una pequeña “recuperación” desde el colapso financiero y recesión de 2007-08, Puerto Rico —una colonia de Estados Unidos desde 1898— ha estado en un constante descenso.
El producto doméstico bruto ha bajado cada año excepto en uno desde el 2009. Incluso antes que el ciclón María devastara la isla, decenas de miles de personas estaban emigrando para encontrar empleo en Estados Unidos. La tasa oficial de desempleo actualmente se encuentra en 8.5 por ciento, el doble de la de Estados Unidos.
Cuando el ciclón María azotó la isla, el anticuado y deteriorado sistema eléctrico y de agua colapsó. Tomó un año para restaurarlo y en algunas áreas rurales todavía no hay electricidad.
Ante la inacción del gobierno, los trabajadores dependieron de sí mismos para soportar la tormenta y sus secuelas. Los maestros y padres de familia limpiaron y repararon las escuelas. Se organizaron cocinas comunales.
A pesar de los daños de la tormenta, la junta insiste que el gobierno colonial acelere las medidas antiobreras que ha venido implementando en las últimas décadas. El próximo gobernador “debe trabajar con la junta de control federal” exigieron los directores del Wall Street Journal el 25 de julio, para implementar “reformas”, incluyendo cesantías de trabajadores en el sector público y el fin de los bonos anuales de navidad.
“La gente ha perdido el miedo de salir a las calles”, dijo Luis Rosa al Militante el 30 de julio. Rosa, quien estuvo preso por 19 años en Estados Unidos por apoyar la independencia de Puerto Rico, actualmente vive en Aguadilla, donde trabaja como obrero de la construcción.
El problema es el colonialismo
El FBI está realizando investigaciones de corrupción y ha arrestado a varias personas, incluyendo a dos ex funcionarios, dos días antes de que salieran a la luz los chats.
“El problema es el sistema. No puede haber democracia, ni ‘transparencia’ bajo el capitalismo”, dijo Rosa.
“Estoy a favor de que se cancele la deuda. No es nuestra, es de ellos”, dijo Rosa. La demanda de que se realice una auditoría de la deuda ha sido incluida en muchas de las protestas recientes, señaló Rosa, pero no ha sido la principal.
“Todos los partidos han marginado al pueblo”, dijo Mildred Laboy, dirigente del grupo comunitario Arecma, en Humacao. “El gobierno nos ha abandonado”.
“Un partido gana y nos defrauda”, dijo por teléfono el 30 de julio. “Luego gana el otro y es lo mismo”. No importa quien sea el nuevo gobernador, dijo ella, las luchas contra las medidas del gobierno que afectan al pueblo van a continuar.
Laboy, una maestra jubilada, dijo que participaría en la manifestación el día siguiente en Humacao contra los planes del gobierno de cerrar más escuelas y las amenazas de recortar las pensiones. “Tenemos que seguir luchando por todo”, dijo.