Las protestas masivas y huelgas de celo en Belarús están manteniendo la presión sobre el presidente Alexander Lukashenko quien se declaró victorioso en elecciones amañadas el 9 de agosto. Durante varias semanas los manifestantes han protestado para exigir nuevas elecciones y un cese a las salvajes golpizas que sus fuerzas han infligido a muchos de los miles que han sido arrestados.
Unas 100 mil personas participaron en una marcha en Minsk el 20 de septiembre que se extendió por varios kilómetros. La policía antidisturbios bloqueó el centro de la capital con alambre de púas y cañones de agua.
Pero los manifestantes fluyeron “como el agua” alrededor de las barricadas, dijo el periodista Andrei Liashchynski al Militante por correo electrónico. “Si se encontraban con obstáculos, giraban y se iban a otro destino”.
Cuando la manifestación prosiguió por las “áreas residenciales, mucha gente vio estas marchas” por primera vez, dijo Hanna Varsotskaya al Militante por correo. Esto ayudó a rebatir las afirmaciones de las cadenas de televisión estatales de que las acciones “son muy pequeñas”, dijo.
En muchas fábricas y minas, los trabajadores realizaron huelgas a finales de agosto, indignados por la brutal represión por parte del régimen. El régimen respondió y “los más activos fueron despedidos”, dijo Yaroslav Likhachevsky, fundador del Fondo de Solidaridad de Belarús, a Belsat TV el 20 de septiembre.
Pero las líneas de producción en todo el país están siendo afectadas por lo que Likhachevsky llamó “averías”, a medida que los trabajadores buscan formas de seguir expresando su oposición al régimen. Las reparaciones, dijo, siempre se hacen “muy lentamente”.
La semana pasada, 10 personas fueron despedidas de la Planta de Automóviles de Minsk. Posteriormente, la línea de montaje de la planta se rompió, dijo Likhachevsky.
Los trabajadores de las fábricas de Khimvolokno y Azot se unieron a una marcha de protesta el 13 de septiembre en Hrodna, dijo Valiantsin Tseranevich, un trabajador de Khimvolokno, a Radio Svaboda el 15 de septiembre. Algunos encabezaron la columna de protesta con sus uniformes de trabajo, una forma de identificar públicamente el amplio apoyo de los trabajadores a las protestas, a pesar de que los patrones les prohibieron hacerlo.
Excarcelado dirigente de huelga
El líder del comité de huelga de la Planta de Tractores de Minsk, Siarhei Dyleuski, fue uno de los liberados después de 25 días de detención. Fue recibido por familias y partidarios el 18 de septiembre. La planta emplea a más de 15 mil trabajadores. Dyleuski es miembro del Consejo de Coordinación creado por la candidata presidencial Svetlana Tikhanovskaya, quien es ampliamente reconocida como la verdadera ganadora de las elecciones. La mayoría de los otros miembros del consejo están detenidos o en el exilio.
Lukashenko ha gobernado Belarús con una mayor represión desde que ganó las primeras elecciones presidenciales del país en 1994. El país obtuvo su independencia cuando la Unión Soviética se quebró tres años antes.
Durante gran parte de su mandato de 26 años, Lukashenko trató de sacar ventaja enfrentando a las potencias imperialistas europeas que buscan influir en Belarús contra los gobernantes capitalistas de Rusia que tienen mayor dominio en Belarús. Ahora se ha visto obligado a recurrir decisivamente al presidente ruso Vladimir Putin para mantener su odiado gobierno.
Moscú pretende contrarrestar la expansión de la alianza de la OTAN liderada por Washington en otras partes de Europa del Este. Las tropas rusas están desplegadas en dos bases militares en Belarús. El Kremlin respalda al autócrata belaruso para proteger los intereses del capital ruso. Más de una quinta parte del préstamo de 1.5 mil millones de dólares concedidos recientemente por Moscú a Minsk es para cubrir la deuda pendiente con la gigante empresa rusa de gas Gazprom.