Tras 50 días consecutivos de protestas, 100 mil personas marcharon en Minsk, la capital de Belarús, el 27 de septiembre, para exigir el fin del régimen represivo de Alexander Lukashenko.
Más de 200 manifestantes fueron arrestados en la marcha de Minsk, mientras el régimen continúa tratando de detener las protestas que han continuado desde que Lukashenko se declaró vencedor en las elecciones amañadas del 9 de agosto.
Días antes, miles de personas se manifestaron cuando se dio a conocer la noticia de la investidura a puerta cerrada de Lukashenko. Conductores redujeron su velocidad o detuvieron sus automóviles para causar embotellamientos, impidiendo que la policía disolviera las protestas. La policía antidisturbios finalmente utilizó cañones de agua y gases lacrimógenos contra los manifestantes.
“La inauguración realmente no cambió nada”, dijo Hanna Varsotskaya al Militante por correo electrónico el 26 de septiembre desde Minsk, “sin embargo, dio un incentivo para continuar” las protestas. También fue “un motivo de risa”, que levantó el ánimo de los que luchan para librar al país del régimen, dijo. En la marcha del 27 de septiembre, multitudes de personas corearon “¡Impostor!” Algunos se burlaron de Lukashenko poniéndose coronas de cartón.
Unos 14 mil manifestantes han sido detenidos en lo que va del año. El gobierno dice que solo cinco personas han muerto a manos de la policía. Pero más “murieron después de regresar a casa de los centros de detención, a causa de gangrena o lesiones internas graves, o en los hospitales”, dijo Hanna Sharko, dirigente de Belarus Together en el área de Nueva York, al Militante el 28 de septiembre. “El número exacto hasta ahora sigue oculto”.
Su mandato de 26 años se ha convertido en un desastre político y social para los trabajadores. Sviatlana Tsikhanouskaya —quien es ampliamente reconocida como la verdadera vencedora de las elecciones— se postuló después que Lukashenko encarceló a su esposo, quien se había postulado contra él. Ella exige que se convoquen nuevas elecciones y está presentando un programa de reformas capitalistas. En el curso de las luchas, los trabajadores tendrán oportunidades para forjar su propio liderazgo.
Huelgas detienen violencia estatal
En una entrevista publicada en YouTube el 25 de septiembre, el dirigente minero Yuri Korzun dijo que las huelgas por todo el país a fines de agosto hicieron retroceder al régimen y “detuvieron la violencia, la tortura y los asesinatos” por un tiempo.
Pero “poco después comenzaron las amenazas de los directores de las fábricas”. Cuando la mayoría de los trabajadores que habían estado en huelga regresaron a trabajar, muchos se organizaron para frenar la producción con huelgas de celo.
Tsikhanouskaya ha pedido sanciones para los comercios asociados con Lukashenko. Ella se opone a las sanciones dirigidas al país en su conjunto, diciendo que “la gente común es la que más va a sufrir”. También ha enfatizado que las protestas “no son contra Rusia”.
Rusia es a la vez el principal mercado de productos fabricados en Belarús y la principal fuente de materias primas y petróleo para Belarús.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha denunciado la “intromisión” de la Unión Europea en lo que considera la esfera de influencia de los gobernantes rusos y una zona amortiguadora contra la expansión de la OTAN, la alianza militar liderada por Washington, en Europa del Este. Tropas y tanques estadounidenses se encuentran en Lituania y Estonia como parte de las maniobras militares de largo plazo de la OTAN. El Pentágono también encabeza una fuerza de la OTAN estacionada en Polonia.
Durante años, Lukashenko gobernó enfrentando a las potencias imperialistas europeas y Moscú entre sí. La profunda crisis política lo ha obligado a depender más de Moscú.
El dirigente minero, Korzun, en su video de YouTube dijo que el quería que “nuestro país permanezca independiente y no sea anexado por Rusia o ningún otro país”.