Dos de los tres hombres condenados por el asesinato de Malcolm X en 1965 fueron exonerados el 18 de noviembre. La decisión revierte un caso amañado mantenido durante décadas bajo el sistema de “justicia” capitalista.
Las condenas de Muhammad Aziz y Khalil Islam fueron anuladas por la jueza de la Corte Suprema del Estado de Nueva York, Ellen Biben, tras una investigación de casi dos años del Proyecto Inocencia [Innocence Project] y la oficina del fiscal del distrito de Manhattan. La tercera persona condenada, Talmadge Hayer, admitió su culpabilidad, pero siempre sostuvo que Aziz y Islam no habían estado involucrados. De todos maneras los condenaron. Los tres eran miembros de la Nación del Islam.
Malcolm X se separó de la Nación del Islam en marzo de 1964, criticando la negativa de su liderazgo a unirse al creciente movimiento que luchaba para derribar el sistema de segregación racial de Jim Crow.
Pero una parte clave del asesinato de Malcolm permanece enterrada. Es decir, la magnitud del encubrimiento por parte del gobierno del papel que desempeñó el FBI, el Escuadrón Rojo de Nueva York y otras agencias policiales. Estas agencias se enfocaron en Malcolm X debido a su evolución política que lo convirtió en un líder revolucionario de la clase trabajadora aquí y en todo el mundo.
Aziz e Islam pasaron casi dos décadas en prisión. Aziz fue puesto en libertad condicional en 1985 e Islam dos años después. Islam murió en 2009.
“Hemos obtenido decenas y decenas de informes del FBI y de la Oficina de Investigaciones y Servicios Especiales del Departamento de la Policía de Nueva York”, dijo el fiscal de distrito Cyrus Vance a los medios de comunicación el 18 de noviembre. “Estos documentos incluyen informes del FBI de testigos que no identificaron al Sr. Islam y que implicaron a otros sospechosos.
“Y, significativamente, ahora tenemos informes que revelan que, bajo ordenes del propio director J. Edgar Hoover, el FBI ordenó a varios testigos a no decirle a la policía o a los fiscales que, de hecho, eran informantes del FBI”, dijo. “Muchos de esos documentos eran exculpatorios. Ninguno de ellos fue mostrado a la defensa”.
Además de los agentes del FBI presentes en el salón Audubon cuando Malcolm X fue asesinado el 21 de febrero de 1965, el policía encubierto Gene Roberts, que se había infiltrado como guardaespaldas de Malcolm, también estaba allí. Roberts fue asignado por la Oficina de Servicios Especiales, el Escuadrón Rojo de la policía de Nueva York, para penetrar e informar sobre la Organización de la Unidad Afroamericana, que Malcolm fundó en 1964.
Según documentos muy censurados publicados por el FBI en la década de 1970, Hoover escribió a la oficina del FBI en Nueva York en 1964 instruyéndolos a “hacer algo con respecto a Malcolm X”.
Durante el juicio de 1966, Hayer confesó que había participado en el asesinato de Malcolm. También testificó que ni Islam, entonces conocido como Thomas 15X Johnson, ni Aziz, conocido como Norman 3X Butler, estaban involucrados. Estrechos colaboradores de Malcolm que se encontraban en el Audubon ese día dijeron que ni Johnson ni Butler estaban allí.
En 1977, Hayer hizo declaraciones juradas ante el tribunal en las que nombraba a cuatro miembros diferentes de la mezquita de la Nación en Newark, Nueva Jersey, como cómplices en el asesinato. El gobierno se negó a reabrir el caso o conceder a Aziz e Islam un nuevo juicio.
Durante años, Malcolm había sido un destacado portavoz y dirigente de la Nación. “Pero a principios de la década de 1960 se estaba tropezando con los límites del nacionalismo burgués de la Nación del Islam”, escribió el secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores, Jack Barnes, en Malcolm X, la liberación de los negros y el camino al poder obrero. “Malcolm, por el contrario, estaba siendo políticamente atraído cada vez más hacia las crecientes luchas por la libertad de los negros en Estados Unidos y las batallas revolucionarias de los oprimidos y explotados en todo el mundo”.
Malcolm X: Dirigente revolucionario
El rumbo político que siguió Malcolm durante el último año de su vida fue el de un internacionalista revolucionario, un promotor de la ruptura del pueblo trabajador con los partidos de los patrones, el Demócrata y el Republicano, y un líder político de la clase trabajadora, lo que representaba una amenaza para los gobernantes capitalistas.
En la Universidad de Oxford en Inglaterra en 1964, Malcolm dijo a los estudiantes que “la joven generación de blancos, negros, morenos, lo que haya”, está viviendo en “una época de revolución”. Y “yo, por mi parte, me uniré a cualquiera, no me importa de qué color seas, siempre y cuando quieras cambiar esta miserable condición que existe en esta tierra”.
Cuando el periódico Village Voice le preguntó unas semanas antes de que lo mataran si su objetivo era despertar a los negros a su explotación, respondió de inmediato: “No, a su humanidad, a su propio valor”.
Malcolm X detestaba la demagogia y la matonería, métodos que había visto personalmente en la Nación del Islam. Las palizas de los partidarios de Malcolm y los atentados contra su propia vida se intensificaron a principios de 1965.
El 14 de febrero, la casa de Malcolm fue dinamitada, un ataque que pudo haber matado a sus hijas y su esposa. Malcolm acusó al líder de la Nación del Islam, Elijah Muhammad, de ordenar el ataque. Pero el día previo a su asesinato, Malcolm dijo que se había apresurado al hacer esta declaración. “Yo sé lo que pueden hacer y lo que no pueden, y no pueden hacer algunas de las cosas que están sucediendo recientemente”, dijo Malcolm.
Era la confianza de Malcolm en las capacidades de los trabajadores lo que más amenazaba a los gobernantes capitalistas. Dado el paso del tiempo, es posible que nunca se conozcan todos los hechos sobre su asesinato. Pero está claro que aquellos en o alrededor de la Nación del Islam que asesinaron a Malcolm estaban llevando a cabo lo que los gobernantes capitalistas de Estados Unidos deseaban.