Bernard Bates, un dirigente por muchos años de la lucha de los agricultores negros para conservar sus tierras, murió el 18 de enero en Hays, Kansas. Tenía 85 años. Él y su esposa Ava cultivaban en Nicodemus, una de una decena de comunidades agrícolas en el noroeste de Kansas asentadas por africano-americanos a fines del siglo XIX después de la Guerra Civil y su emancipación. Tuve la gran fortuna de participar con ellos en algunas de sus luchas.
Los tatarabuelos de Bernard habían sido esclavos que fueron llevados de Kentucky a Missouri en 1850. Al final de la Guerra Civil, la familia Bates, junto con otras familias emancipadas, se establecieron en Leavenworth, Kansas. El bisabuelo de Bernard, Perry, quien combatió como voluntario en la infantería de color en la Guerra Civil, compró un terreno en Nicodemus a fines del siglo XIX. Más de 40 mil africano-americanos viajaron a Kansas entre 1879 y 1880, después de que la Reconstrucción Radical había sido derrocada.
Alianza de trabajadores y agricultores
En octubre de 1983, Bernard y Ava Bates y su familia (criaron a cinco hijos) se unieron con 300 agricultores, sindicalistas y miembros de la comunidad negra en una marcha hacia el Palacio de Justicia del condado de Graham en Hill City, Kansas, para protestar contra la ejecución hipotecaria de 240 acres de su granja de 950 acres por parte del gobierno. Agricultores caucásicos de los estados del Centro y el Medio Oeste y sindicalistas de toda el área vinieron para prestar solidaridad.
El alguacil del condado de Graham, Don Scott, hizo que se hiciera la venta, respaldado por la policía estatal desplegada alrededor del edificio y en los tejados. Con mangueras contra incendios en la parte trasera, cerraron la entrada. Esta experiencia impactó a muchos que asistieron a la protesta, incluyéndome a mí, tanto por ver las fuerzas del estado desplegadas contra la manifestación como, lo que es aún más importante, el poderoso ejemplo de la unidad de los agricultores negros y los caucásicos, y la alianza entre agricultores y trabajadores que se estaba forjando.
Un mes después, Ava Bates y Jim Krass, un trabajador del cobre en huelga contra la empresa Phelps Dodge y miembro del Local 616 del sindicato de trabajadores del acero USW en Morenci, Arizona, fueron los oradores principales en eventos del Día de la Solidaridad y la Supervivencia de los Agricultores y los Trabajadores en Twin Cities y en el Iron Range, una región de minas de hierro en Minnesota. La gira fue respaldada por la Asamblea Laboral del Iron Range, la Alianza Agrícola de Norteamérica y otras organizaciones de agricultores y sindicatos.
Estos eventos surgieron tras la convocatoria de protestas a nivel nacional contra la crisis económica capitalista que estaba expulsando a los pequeños agricultores de sus tierras. Agricultores de Minnesota y Wisconsin donaron cientos de libras de alimentos para el evento y los trabajadores del Iron Range, donde 12 mil mineros, miembros del USW, estaban sin trabajo debido a cierres por parte de los patrones siderúrgicos.
Los trabajadores y agricultores discutieron sobre la necesidad de apoyarse entre sí, como la única forma para avanzar. Los Bates participaron en luchas, discusiones y debates sobre la mejor forma de luchar.
En 1988, los Bates perdieron las tierras de cultivo que les quedaban, su equipo agrícola y su cosecha de trigo en una ejecución hipotecaria, como les ha sucedido a decenas de miles de agricultores negros y caucásicos en las últimas décadas.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) y las oficinas locales de crédito agrícola han negado préstamos a generaciones de agricultores negros y han ejecutado las hipotecas sobre sus propiedades. En 2012, el ex presidente de la asociación de crédito local donde vivían los Bates firmó una declaración jurada afirmando que la junta directiva de la asociación, el banco federal de tierras y la oficina local del USDA se habían confabulado para “sacar a Bernard de la agricultura”. Dijo que habían decidido que “preferirían ejecutar la hipoteca, incluso si perdieran dinero, en lugar de tomar el dinero de Bernard”.
Como muchos agricultores, Bernard Bates trabajó a menudo en fábricas para subsistir. Trabajó como operador de montacargas en una fábrica de materiales para techos hasta que se lesionó en el trabajo, pero nunca dejó de luchar para recuperar su tierra o para que le pagaran reparaciones. Debido a su reputación como luchador y líder, los granjeros negros y otros miembros de la comunidad de Nicodemus acudían a él por ayuda.
Bernard Bates fue uno de los demandantes originales en el caso Pigford v. Glickman, por discriminación, la cual según un acuerdo en 1999 entregaría más de mil millones de dólares a los agricultores negros que habían sido víctimas de discriminación por parte del USDA. A pesar de la victoria, él nunca recibió un centavo.
Los pequeños agricultores y los trabajadores enfrentan hoy una crisis devastadora provocada por la crisis política de la clase dominante capitalista. El estancamiento y la inflación están empeorando al mismo tiempo. La alianza entre trabajadores y agricultores que Bernard y Ava Bates ayudaron a construir en la década de 1980 es un ejemplo que podemos aprovechar a medida que se desarrollan nuevas luchas inevitables.
En una llamada telefónica que tuve con Ava y Bernard en diciembre, casi 40 años después, provocada por un artículo en la revista Nation sobre su continua actividad en la lucha agrícola, hablamos sobre las protestas de la década de 1980, la gira y la unión entre agricultores y sindicalistas que se logró, y su relevancia para lo que está ocurriendo en la política actual.
La dignidad, el coraje y empuje de Bernard Bates para seguir luchando para preservar su tierra sigue siendo una inspiración para los agricultores, trabajadores y otras personas que lo conocieron. Continuará inspirando a otros a emprender la lucha. Este es el mejor legado que alguien pueda dejar.