Vol. 73/No. 23      15 de junio de 2009

Guerrero y Fernando González, junto con Gerardo Hernández, Ramón Labañino y René González, son conocidos mundialmente como los Cinco Cubanos. Habían aceptado la misión de mantener informado al gobierno cubano sobre las actividades de grupos armados contrarrevolucionarios en el sur de Florida que tienen un historial de efectuar ataques mortíferos contra Cuba.

En 1998 fueron arrestados en Miami y luego declarados culpables en un juicio político amañado bajo cargos que incluían no inscribirse como agentes de un gobierno extranjero, conspiración para cometer espionaje y, en el caso de Hernández, conspiración para cometer homicidio.

La conferencia juvenil convocó a jornadas internacionales del 6 al 8 de junio para exigir que el gobierno norteamericano ponga en libertad a los cinco.

Rodríguez describió las condiciones en la penitenciaría federal “supermax” en Florence, Colorado, donde Guerrero cumple una condena de cadena perpetua más 10 años.

“La cárcel tiene características un poco raras”, dijo. “Si Tony se encuentra en la Unidad 3, por ejemplo, y sucede que se fajan dos presos en la Unidad 10, castigan a todo el mundo en todas las unidades. Pagan justos por pecadores. Si es un problema de mucha más importancia, pueden seguir en esta situación horas, días, semanas y hasta meses”.

Rodríguez relató un incidente que ocurrió el 13 de abril del año pasado cuando estaba en la prisión para visitar a Guerrero. Un grupo de fascistas, que integran una pandilla de supremacistas blancos en la prisión, organizaron una celebración del natalicio de Hitler en el patio de recreación y se burlaron de los presos negros. Esto provocó una pelea. Los guardias dispararon y mataron a dos presos e hirieron a cinco. Aunque Rodríguez había podido visitar a Guerrero varias veces durante su estadía en Colorado, después de la pelea no se permitieron más visitas antes de su regreso a Cuba el 28 de abril.

A pesar de las condiciones difíciles en la cárcel, Antonio se ha destacado a ojos de otros presos.

“Se respetan a los cinco porque ellos tratan con respeto a los demás”, dijo Rodríguez. “Tony da clases en la prisión: español, inglés, tres clases de matemática y literatura. Desde que llegó a la prisión ha impartido clases para los que aún no tienen nivel de secundaria”.

En la entrevista Llort habló de la importancia de promover en Estados Unidos la solidaridad a favor del caso. Su hijo Fernando esta cumpliendo una condena de 19 años en la prisión federal de Terre Haute, Indiana.

“Un ejemplo que demostró el poder de la solidaridad es lo que pasó cuando empezó la guerra en Iraq”, dijo. “A los cinco lo llevaron al confinamiento solitario. Los echaron en ‘el hueco’. Era una directiva del fiscal general de Estados Unidos de mantenerlos aislados.

“Gracias al número de protestas que llegaron a la Casa Blanca y al Departamento de Justicia de Estados Unidos, se logró que los sacaran de estas condiciones después de 28 o 29 días. Originalmente eso debía durar un año o más”.

En la conferencia Llort dijo, “Las universidades son lugares idóneos para promover la solidaridad para esta lucha. Los jóvenes están más abiertos a este tipo de cosa. Están menos amarrados a las tradiciones, son menos tímidos, más abiertos. Muchas veces se comunican con otros jóvenes en otras universidades y pueden divulgar rápidamente este caso”.

Jacob Perasso contribuyó a este artículo.
 
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