POR TONY HUNT
IZMIR, Turquía — El gobierno turco está tomando medidas para entrar en conversaciones con los partidarios de la lucha kurda contra la opresión nacional, en vez de repetir sus intentos fallidos de aplastarla utilizando fuerza bruta. El 10 de julio el parlamento turco aprobó una ley que legaliza los contactos entre el proscrito Partido Kurdo de los Trabajadores (PKK) y oficiales del gobierno.
Toda interacción con el grupo armado ha sido formalmente ilegal hasta ahora, aunque han habido negociaciones importantes desde 2012 entre el gobierno de Ankara y el dirigente del PKK, Abdullah Ocalan, quien se encuentra encarcelado. La ley también abre la posibilidad a una amnistía para los luchadores del PKK y su reincorporación a la vida civil.
El año pasado, Ocalan, quien fue capturado en 1999 y está cumpliendo una condena de cadena perpetua por “traición”, declaró el fin de la lucha militar que por décadas llevó a cabo el PKK en contra del gobierno desde sus bases en el sureste de Turquía y el norte de Iraq, que son parte del territorio histórico de Kurdistán.
“Hay una campaña internacional para obtener la libertad del Sr. Ocalam”, dijo Hayri Ates, un funcionario del Partido Paz y Democracia, que está a favor de la causa kurda, en una reunión con reporteros del Militante el 3 de julio en sus oficinas centrales aquí.
Al pueblo kurdo se le ha negado una patria propia por siglos, primero por los gobernantes del imperio turco otomano, luego por los imperialistas británicos y los franceses. Después de la Primera Guerra Mundial las potencias imperialistas repartieron su territorio entre cuatro países: Iraq, Irán, Siria y Turquía.
La mayoría de kurdos, entre 13 y 15 millones, viven en Turquía, donde representan entre el 17 y el 20 por ciento de la población.
Desde 1984 más de 40 mil personas han muerto en el sureste del país como resultado de la guerra del gobierno turco contra el PKK y la represión de cualquier manifestación de la identidad kurda, incluso refiriéndose a los kurdos como “turcos de la montaña” o “turcos orientales”. Durante los momentos más intensos de la guerra, entre 1984 y 1999, el ejército y gobierno turcos forzaron la evacuación de 300 pueblos kurdos, expulsando a 378 mil personas.
Los logros de los kurdos en Iraq han tenido un gran impacto entre los kurdos de Turquía abriendo espacio para organizar por la defensa de sus derechos. Aprovechando la zona de exclusión de vuelos en Iraq, impuesta por Washington durante la invasión norteamericana de 1991, los grupos guerrilleros kurdos Peshmerga tomaron control de las áreas kurdas en el norte de Iraq. Después del derrocamiento de Saddam Hussein en 2003, los kurdos establecieron el Gobierno Regional Kurdo (KRG).
Los gobernantes turcos estaban preocupados que los logros de los kurdos en Iraq dieran impulso a la lucha kurda en Turquía. Pero frente a la realidad de un Kurdistán en Iraq, se vieron forzados a ajustar su postura.
La revista Foreign Affairs señaló en marzo de 2013 que las economías de Kurdistan en Turquía y en Iraq “están cada vez más interconectadas. Aproximadamente el 80 por ciento de las mercancías que se venden en el KRG se producen en Turquía. Alrededor de 1 200 empresas turcas operan actualmente en el norte de Iraq (la mayoría en construcción, pero también en la exploración de petróleo)”.
En 2005 el primer ministro Recep Tayyip Erdogan rompió el tabú que por mucho tiempo existía en la clase dirigente turca al referirse al “problema kurdo”. Hasta entones, simplemente usar el termino “kurdo” en público era impensable. El Partido de Justicia y Desarrollo de Erdogan llegó al poder en 2002.
En 2009 su gobierno comenzó a dar concesiones a algunas de las demandas de los kurdos, incluyendo disminuir las restricciones al uso del idioma kurdo, permitir el establecimiento de una estación de televisión oficial kurda e iniciar negociaciones con Ocalán.
El pueblo trabajador y los partidarios de los derechos kurdos están aprovechando el espacio para discutir, organizar y luchar a favor de sus demandas.
En junio de 2013 miles de kurdos, acompañados de trabajadores y estudiantes turcos, marcharon en Estambul para protestar la muerte de Medeni Yildirim, un kurdo de 18 años muerto a balazos por la policía en Diyarbakir, la ciudad principal en la región kurda en el sureste de Turquía. Lo mataron mientras protestaba contra un nuevo puesto militar allí.
En las últimas décadas, los kurdos han aumentado su proporción de la clase trabajadora fuera de Kurdistán, al mudarse a ciudades por todo el país, como a Izmir en el occidente en la costa del mar Egeo y a Estambul.
Los dirigentes del pro kurdo Partido Paz y Democracia describieron lo que enfrentan los trabajadores kurdos en Turquía.
“El problema principal es en el trabajo”, dijo Ates. Describió cómo los kurdos tienen los empleos más inseguros y peligrosos bajo el sistema de subcontratistas llamado taseron, que niega beneficios de seguro médico y pensiones a los trabajadores.
Muchos kurdos trabajan como jornaleros con salarios muy bajos, dijo Ates, y muchos niños kurdos comienzan a trabajar cuando tienen 9 o 10 años y dejan de ir a la escuela.
Los niños “aprenden a hablar su lengua materna, el kurdo, en su casa”, dijo Feyziye Pulat, co-presidente de la filial del BDP en Izmir, “pero se ven forzados a aprender el turco cuando entran a la escuela”. Ahora se permite la enseñanza del kurdo en privado, pero no en las escuelas primarias o secundarias públicas.
Esto no quiere decir que la opresión de los kurdos en Turquía haya terminado. El gobierno turco todavía trata de mantener a la clase trabajadora dividida criminalizando a los kurdos y a los roma, dijeron los dirigentes del BDP. “Las autoridades no quieren jóvenes kurdos consientes”, dijo Pulat. Por eso, dijo ella, los policías ignoran el tráfico de drogas en los vecindarios kurdos en ciudades como Izmir.
Ferhat Gokmen, de 24 años, un partidario del BDP, le dijo al Militante en las oficinas centrales del partido, que recientemente lo dejaron en libertad después de cumplir 5 de los 10 años de una condena en prisión por tirar piedras a un vehículo blindado de la policía. Mientras estaba en la prisión luchó para tener acceso a periódicos en idioma kurdo.
Según Ates, la mayoría de los miles de prisioneros políticos son kurdos.