PORT ARTHUR, Texas—El sindicato de trabajadores del acero USW rechazó el 20 de febrero la ultima oferta de contrato concesionario de los patrones y extendió la huelga petrolera nacional a cuatro nuevas instalaciones en Texas y Louisiana.
Dos días antes, tuvo lugar una enorme explosión en la refinería de Exxon Mobil en Torrance, California, hiriendo a cuatro trabajadores y arrojando ceniza y escombros en los barrios circundantes, subrayando así el problema de seguridad en las refinerías, asunto que está al centro de la lucha de los huelguistas.
Cientos de trabajadores petroleros montaron una protesta frente a la refinería Motiva aquí el 21 de febrero cuando se sumaron a la huelga nacional, que comenzó el 1 de febrero y ya abarca a casi 6 600 trabajadores en 15 instalaciones petroleras en siete estados, incluyendo 12 refinerías. La refinería en esta ciudad es la más grande en Estados Unidos, y como las otras tres instalaciones que se acaban de incorporar a la huelga, es una empresa conjunta entre Shell Oil y Saudi Aramco. Shell encabeza las negociaciones con el sindicato por parte de los patrones del petróleo en torno al contrato, el cual establecerá el modelo para toda la industria.
“No queremos perder lo que nuestros abuelos lograron con su sangre durante los últimos 75 años”, dijo al Militante Brian Strohm, un operador en la unidad de hidrocraqueo de Motiva. “Ganamos buen dinero, pero la empresa saca miles de millones a costa de los trabajadores. Las decisiones se basan en el dinero, no la seguridad”.
Todas menos una de las refinerías en huelga mantienen alguna producción con el trabajo de gerentes y contratistas. Las plantas organizadas por el sindicato que aun no están en huelga siguen trabajando con extensiones de contrato de 24 horas.
Aunque anteriormente el sindicato organizaba a trabajadores de todas las especialidades y oficios en las refinerías, en las últimas décadas los patrones han diluido el carácter industrial del sindicato con contratistas —algunos organizados por otros sindicatos y otros no sindicalizados— para hacer el mantenimiento y otros trabajos que no involucran producción directamente.
El USW está presionando para recuperar muchos de esos empleos. Este es un “punto de conflicto” clave, dijo Shell Oil al Wall Street Journal el 22 de febrero.
El local del sindicato en Marathon Oil en Catlettesburg, Kentucky, tenía alrededor de 1 200 miembros en 1992, dijo al Militante Dave Martin, vicepresidente del Local 8-719 del USW, pero ahora tiene 429. Se han reducido los puestos de trabajo y alrededor de 400 empleados de contratistas están realizando empleos que antes organizaba el sindicato. Como la mitad están organizados por los sindicatos de oficios de la construcción y la otra mitad no están sindicalizados. Los operadores se han visto obligados a asumir más y más trabajo, Martin explicó, y “no hay personal para emergencias”.
Hay una enorme cantidad de horas extras en la refinería. Los operadores trabajan diez turnos seguidos de ocho horas, con un día de descanso. Marathon quiere instituir jornadas de 12 horas y obligar a los trabajadores a estar en estado de alerta —disponibles y listos para llegar al trabajo en dos horas si los llaman— en sus días libres. Los patrones han podido imponer estas condiciones a los trabajadores en la mayor parte de la industria.
Después de la explosión en Torrance, la cual hizo que el área temblara con la fuerza de un pequeño terremoto, la División de Seguridad y Salud Ocupacional de California ordenó a los patrones de la refinería que interrumpieran el trabajo en la unidad.
Esa refinería tiene un largo historial de explosiones. En 1994, una explosión de gas arrojó llamas al aire a una altura de 10 metros, e hirió a 28 personas. Una enorme explosión destrozó la planta en 1988, matando a una persona e hiriendo a nueve, lo que condujo a una investigación penal contra la empresa.
Forjando solidaridad
En Catlettsburg, la gente se detiene y trae comida a los huelguistas. Otros sindicatos en el área han hecho donaciones financieras. Camioneros de los Teamsters y trabajadores ferroviarios se han negado a cruzar las líneas de piquetes, obligando a los patrones a encargarse de meter los paquetes a la planta.“No ha pasado un día sin que nadie nos haya visitado”, dijo al Militante el huelguista Gene Patterson, de 50 años de edad. “Yo siempre sueno la bocina y saludo cuando veo a alguien en huelga… pero esta lucha me ha cambiado. De ahora en adelante me sumaré a otras luchas. No puedo esperar para devolver el favor”.
Los huelguistas han recibido mensajes de apoyo de sindicalistas en Bangladesh, Brasil, Colombia, Francia, Noruega, Turquía, el Reino Unido y el Sindicato Global IndustriALL, que representa trabajadores en la minería, la energía y la manufactura en 143 países.
Ned Measel en Catlettsburg, Kentucky, Bill Arth en Los Angeles y Linda Avers en Whiting, Indiana, contribuyeron con este artículo.
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