Mientras Washington refuerza sus operaciones militares desde la base aérea de Incirlik en el sur de Turquía con ataques aéreos en Siria dirigidos principalmente contra el Estado Islámico, los gobernantes turcos ha venido intensificando sus ataques contra los combatientes kurdos en Turquía e Iraq y con acciones provocadoras contra las áreas controladas por los kurdos en la frontera con Siria.
Miles de personas protestaron estos ataques en Estambul el 9 de agosto. Las autoridades desplegaron cañones de agua y trataron de impedir la participación cerrando las carreteras que conducen al acto. El día anterior alrededor de 5 mil kurdos y sus partidarios se manifestaron en Colonia, Alemania. Cientos protestaron en París; Bruselas, Bélgica; Manchester, Inglaterra; y en varias ciudades de Estados Unidos para condenar los ataques de Ankara y la complicidad de Washington.
Los bombardeos de Ankara contra los campamentos en el norte de Iraq del Partido de los Trabajadores de Kurdistan (PKK) de Turquía han matado a cientos de personas y han propagado incendios que han forzado a los residentes a huir. También han sido atacadas aldeas, incluyendo la de Zargali, donde 10 personas murieron el 1 de agosto.
En Turquía, alrededor de 1 700 personas, la gran mayoría kurdos, han sido detenidas en las redadas. Unidades especiales de policía allanaron una obra de construcción en Yuksekova el 5 de agosto y arrestaron a decenas de trabajadores kurdos. Un video muestra a los detenidos tirados en el piso con las manos atadas mientras los policías gritaban, “¡Enfrentarán el poder turco!”
Cuatro manifestantes kurdos murieron en choques con la policía en la ciudad de Silopi el 7 de agosto, cuando la multitud trató de impedirles que entraran a sus vecindades. “Los policías también incendiaron casas y dispararon contra ambulancias que transportaban a los heridos al hospital”, informó el sitio web Kurdishquestion.com.
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