En su discurso sobre el Estado de la Unión el 30 de enero, el presidente Donald Trump pidió al Congreso que aprobara un proyecto de ley que aumentaría el número de “soñadores” protegidos de la deportación a más del doble y les abriría la puerta para obtener la ciudadanía.
Si se aprueba, la medida cubriría a 1 millón 800 mil jóvenes. Solo 800 mil soñadores podían aspirar a ella bajo Barack Obama. Trump quiere ligar esta medida con el establecimiento de un control más estricto del flujo de mano de obra inmigrante a Estados Unidos, lo cual incluye limitar las visas basadas en relaciones familiares a solo padres e hijos menores de edad, reducir los límites generales de la inmigración “legal” y agregar algunas millas al muro que existe en la frontera entre Estados Unidos y México.
Los esfuerzos de Trump para que tanto los demócratas como los republicanos se pongan de acuerdo en una “reforma” de la inmigración ha confundido tanto a los líderes de los grupos de clase media que abogan por los derechos de los inmigrantes como a los conservadores antiinmigrantes.
La mayoría de los grupos pro derechos de los inmigrantes se han enfocado en los soñadores, en vez de exigir amnistía para todos los inmigrantes. Estos liberales y radicales de clase media creen que los estudiantes y los graduados universitarios son más merecedores de permanecer en Estados Unidos que los trabajadores. Trump comparte esta opinión.
Estos grupos hicieron poco cuando Trump canceló el Estatus de Protección Temporal para haitianos, nicaragüenses y salvadoreños, a quienes perciben mayoritariamente como trabajadores no cualificados y de menos valor.
Los conservadores antiinmigrantes están molestos porque habían asumido que Trump compartía su agenda reaccionaria de hacer deportaciones sin tregua. Breitbart News llamó al presidente “El Donald de la Amnistía”.
El hecho es que a la inmensa mayoría de los trabajadores que votaron por Trump, al igual que otros trabajadores, no les importa el muro. Votaron a favor de drenar el pantano en Washington.
Hay menos apoyo a las deportaciones masivas que nunca, pero en ausencia de una lucha proletaria por la amnistía y la unidad, el sentimiento antiinmigrante fluctúa según los altibajos en la competencia por empleos.
Cuando la BBC envió periodistas a la zona rural de Long Beach en el estado de Washington en enero para entrevistar a trabajadores nacidos en Estados Unidos, esperaban encontrar un amplio apoyo a los recientes arrestos y deportaciones de trabajadores sin papeles que habían vivido allí durante años. Trump ganó la mayoría del condado en la elección de 2016, la primera vez para un candidato republicano desde 1952.
“Los reporteros de la BBC se sorprendieron con los resultados. “Estos son nuestros amigos, estos son nuestros vecinos, estas son personas que valoramos”, dijo la directora escolar Jenny Risner.
Desde que asumió el cargo, la administración de Trump solo ha realizado cambios menores en la política migratoria de Estados Unidos, manteniendo la meta de controlar el flujo de mano de obra inmigrante según las necesidades de los patrones capitalistas.
Después del colapso financiero de 2007 que sacudió a Estados Unidos y al mundo, se aceleró la disminución en el número de trabajadores sin papeles que cruzan la frontera porque había menos empleos. Como resultado, bajo la administración de Obama, el número de deportaciones se redujo al más bajo en más de 40 años. Al mismo tiempo, el número de trabajadores sin papeles disminuyó. “En general hubo menos deportaciones el año pasado que en cualquier otro año bajo Obama”, escribió Ioan Grillo en el New York Times el 29 de enero. Y los mexicanos en Estados Unidos siguen enviando dinero a casa, dijo. “De hecho, se estima que el año pasado rompió el récord en cuanto a remesas.”
Mano de obra inmigrante
A medida que la economía ha mejorado en los últimos meses, los patrones tienen que esforzarse más para encontrar un suministro de mano de obra barata. El número de trabajadores sin documentos que cruzan desde México también ha aumentado, después de una fuerte caída en los primeros meses de la administración Trump.
Las actitudes cambiantes de los trabajadores y la necesidad de la clase patronal de mano de obra inmigrante destacan las crecientes oportunidades para avanzar la lucha por la amnistía para todos los inmigrantes, una cuestión clave para unir a la clase trabajadora y fortalecer los sindicatos.