Encuentros en Olimpiada, son golpe a ataques de EUA contra Corea del Norte

Por Seth Galinsky
26 de febrero de 2018
A pesar de estar a unos pasos, el vicepresidente de EE.UU. Mike Pence evitó todo contacto con delegación de Corea del Norte a las Olimpiadas de Invierno en Pyeongchang. Arriba, izq., Kim Yo Jong, hermana de dirigente norcoreano Kim Jong Un; derecha, presidente alemán Frank-Walter Steinmeier. Abajo, izq. presidente surcoreano Moon Jae-in, derecha, Pence.
Reuters/Kim Kyung-HoonA pesar de estar a unos pasos, el vicepresidente de EE.UU. Mike Pence evitó todo contacto con delegación de Corea del Norte a las Olimpiadas de Invierno en Pyeongchang. Arriba, izq., Kim Yo Jong, hermana de dirigente norcoreano Kim Jong Un; derecha, presidente alemán Frank-Walter Steinmeier. Abajo, izq. presidente surcoreano Moon Jae-in, derecha, Pence.

En un revés para la campaña de décadas de Washington para aislar y castigar a la República Popular Democrática de Corea del Norte, el gobierno de Corea del Sur dio la bienvenida a una considerable delegación atlética y gubernamental, incluyendo a Kim Yo Jong, hermana del líder de la RPDC Kim Jong Un, para participar en los Juegos Olímpicos de Invierno en Pyeongchang.

Kim Yo Jong extendió una invitación para que el presidente de Corea del Sur, Moon Jaein, visite Pyongyang pronto para entablar conversaciones de alto nivel con el gobierno de Corea del Norte. No ha habido una cumbre intercoreana desde 2007.

El presidente de Corea del Sur respondió con cautela y dijo que “la pronta reanudación del diálogo entre Estados Unidos y Corea del Norte es absolutamente necesaria para el desarrollo de las relaciones intercoreanas”.

El vicepresidente de EE.UU. Mike Pence, quien también asistió a los Juegos Olímpicos, evitó todo contacto con la delegación de Corea del Norte. Pero a su regreso de Pyeongchang, dijo a la prensa que si Corea del Norte quiere “hablar, hablaremos”.

Al mismo tiempo, “la campaña de máxima presión va a continuar e intensificarse”, dijo Pence, refiriéndose a las draconianas sanciones económicas impuestas a Corea del Norte por Washington, hasta que los líderes de la RPDC “estén en realidad haciendo algo que la alianza [de Tokio, Seúl y Washington] crea que representa un paso significativo hacia la desnuclearización”.

Pence señaló que Washington estaba planeando otra ronda de sanciones aún más duras. Los gobernantes de EE.UU. han logrado que la ONU, China y otros gobiernos capitalistas se unan a la presión.

Incluso cuando Washington aprieta las tuercas económicas a Corea del Norte, el presidente Donald Trump ha accedido a la petición de Moon de posponer las provocativas maniobras militares anuales entre Estados Unidos y Corea del Sur, hasta después de los Juegos Olímpicos, lo que eliminó el último obstáculo para un equipo coreano unido. Las maniobras militares están ahora programadas para abril, pero el diario surcoreano Hankyoreh ha informado que el gobierno está considerando proponer reducir su escala y duración.

Desde 2016, el Consejo de Seguridad de la ONU a instancias de EE.UU. ha aprobado cinco resoluciones que imponen algunas de las sanciones más duras del mundo a la República Popular Democrática de Corea. Estas restricciones perjudican más al pueblo trabajador.

Amenaza nuclear de EUA en guerra de Corea

Corea fue dividida en dos por Washington, con la complicidad de Moscú, cuando la segunda guerra mundial imperialista llegaba a su fin en 1945. La guerra terminó cuando Washington lanzó bombas nucleares que devastaron Hiroshima y Nagasaki en Japón.

Mientras que los trabajadores y campesinos en el norte llevaban a cabo una revolución social y política, el ejército estadounidense aplastó un movimiento popular en el sur, matando a decenas de miles. En 1950 Washington provocó lo que se convirtió en la Guerra de Corea. A medida que las fuerzas estadounidenses avanzaban hacia el norte, el gobierno chino envió tropas para ayudar a los coreanos. En abril de 1951 el presidente Harry Truman envió nueve bombas atómicas a Okinawa para utilizarlas contra las tropas norcoreanas y chinas.

Los gobernantes de Estados Unidos finalmente decidieron no usarlas. Lo que detuvo a Washington no fue el temor de represalias nucleares — ni China ni Corea del Norte tenían bombas atómicas — sino el temor al costo político que pagarían debido a la profunda oposición al uso de armas nucleares entre el pueblo trabajador de todo el mundo.

Incluso sin armas nucleares, la guerra de Washington dejó devastada a Corea del Norte, con más de 4 millones de muertos, incluidos 2 millones de civiles.

Con la ayuda de Beijing, las fuerzas de Washington fueron empujadas al paralelo 38, infligiendo al imperialismo estadounidense su primera derrota militar.

Su resistencia permitió al pueblo norcoreano tomar la delantera moral.

Frente a la implacable hostilidad de EE.UU. durante más de 80 años — incluyendo la negativa de Washington a firmar un tratado de paz hasta hoy día — el gobierno de Corea del Norte dice que tener un arsenal nuclear es crucial para proteger al país de un ataque nuclear de EE.UU.

Pero el desarrollo y la posesión de esas armas en los últimos años, y las amenazas del gobierno de la RPDC de convertir a Corea del Sur y Estados Unidos en un “mar de fuego”, han dado a Washington un asidero para distorsionar la historia y alegar que Corea del Norte es la amenaza para el mundo, no el imperialismo estadounidense.

El Partido Socialista de los Trabajadores se une al pueblo coreano para llamar por una península coreana y un pacífico no nuclear, y exige a los gobernantes de Estados Unidos que destruyan unilateralmente todo su arsenal nuclear ¡ya!