Hay un leve repunte en la economía capitalista, hay más empleos disponibles, y eso le está dando más confianza a los trabajadores. Si uno tiene opciones, puede buscar un trabajo mejor remunerado y no tiene que preocuparse todo el día pensando si va a ser posible llegar al fin de mes. Uno está más dispuesto a enfrentar al patrón y unirse a las luchas por mejores condiciones y un sindicato.
Pero hay una marcada diferencia en los beneficios que están recibiendo personas de diferentes clases. Los mayores aumentos los están recibiendo los patrones y sus secuaces, mientras que los trabajadores reciben mucho menos y ven gran parte de su aumento consumido por la creciente inflación.
De 1978 a 2013, los paquetes de compensación para los directores de corporaciones aumentaron un 937 por ciento. “La inflación afecta más al 50 por ciento con ingresos más bajos que al 50 por ciento con mayor ingresos”, dijo el asesor de inversiones John Mauldin en su boletín del 25 de febrero. “Debido a que parte de lo que se necesita para vivir debe comprarse y muchos de esos bienes y servicios (como vivienda y atención médica) tienen una tasa de inflación superior a la media, la mitad inferior sufre una tasa de inflación mucho más alta que la media nacional de toda la población”.
De acuerdo al índice de precios al consumidor del gobierno, la tasa de inflación general en los últimos 20 años llegó a un total del 55.6 por ciento. Los salarios promedio aumentaron solo un poco más que esto, mientras que los costos de vivienda y alimentos aumentaron solo un poco menos. Sin embargo, los aumentos en el costo de la atención médica y el cuidado de los niños fueron de más del doble de la tasa de inflación. Los costos de “servicios hospitalarios” subieron cerca del 250 por ciento. Al mismo tiempo, la ropa, el mobiliario del hogar, los televisores, los teléfonos celulares y la tecnología de software disminuyeron de precio: artículos costosos que los trabajadores pueden dejar de comprar para que les alcancen sus ingresos.
La tasa “básica” del índice de precios al consumidor del gobierno, que excluye los artículos que consumen el porcentaje más alto de los salarios de los trabajadores, como alimentos y gasolina, subió un 1.8 por ciento en el último año. Pero los salarios semanales promedio no siguieron ese ritmo, y subieron solo un 0.4 por ciento, según el Departamento de Trabajo.
El Departamento de Trabajo anunció que se crearon 313 mil empleos en febrero. A medida que los trabajadores aprovechan las mejores opciones, hay una escasez de trabajadores para algunos de los trabajos peor pagados y más duros. Esto incluye a los trabajadores agrícolas, así que los cultivos se están pudriendo en el campo, informó la revista Fortune. Los agricultores en California y de otros lugares están presionando a Washington para que permita el ingreso de más inmigrantes, de una manera u otra.
Hay una gran escasez de miles de choferes de camiones de carretera, ya que el aumento de los salarios para algunos está promoviendo más gastos y producción. Pero, “es una vida difícil”, dijo el chofer Greg Gedenberg a CBS News en una parada de camiones en la carretera I-80 en Iowa. “Lo que quiero decir es que tengo una caja de 36 pulgadas en la que duermo, en la parte trasera de mi camión”.
“Creo que si quieren contratar a más choferes”, dijo, “van a tener que aumentar los salarios”. Pero los propietarios de las flotas de camiones se resisten y luchan para defender sus ganancias en medio de una competencia cada vez mayor.
‘Los salarios han cambiado poco’
“Incluso después de ocho años de recuperación económica y un crecimiento estable del empleo en el sector privado, los salarios de la mayoría de los trabajadores en Estados Unidos apenas se han movido”, informó el New York Times el 28 de febrero.
Los patrones han aprovechado el debilitamiento de los sindicatos. El número de trabajadores sindicalizados en la industria cayó de 15 a menos del 10 por ciento en los últimos 15 años.
En algunas áreas donde un empleador mayor domina el mercado, como Walmart en muchas ciudades pequeñas o empresas mineras del carbón en Virginia del Oeste, los patrones han presionado a los trabajadores a que firmen “cláusulas de no competencia” que limitan la capacidad de los trabajadores de encontrar nuevos empleos después de abandonar uno viejo. Uno de cada cinco trabajadores con una educación secundaria o menos están afectados por estas restricciones.
Si bien el número de trabajadores sindicalizados en general ha disminuido en 2.9 millones desde 1983, el número de trabajadores aumentó de 88 a 133 millones, según el gobierno.
La tasa de desempleo oficial para febrero está en un mínimo casi récord del 4.1 por ciento, pero esta cifra excluye a los trabajadores eliminados de la fuerza laboral porque han estado sin trabajo por un tiempo prolongado. La llamada tasa de participación en la fuerza de trabajo —los empleados o los que están buscando trabajo activamente— fue del 63 por ciento en febrero, un pequeño aumento durante la “recuperación” capitalista, pero aún cerca de su nivel más bajo desde finales de la década de 1970.
Mientras tanto, la deuda de tarjetas de crédito ha alcanzado un máximo en siete años. En el cuarto trimestre de 2017, las tarjetas de crédito representaron el 59 por ciento de todos los préstamos cancelados por los bancos como incobrables, unos 11.9 mil millones de dólares. La deuda total del consumidor, excluyendo las hipotecas y otros préstamos hipotecarios, aumentó un 5.5 por ciento desde el año anterior a 3.82 billones de dólares, la mayor cifra registrada.