Corea: pacto abriría puerta a logros para trabajadores

Por Seth Galinsky
4 de junio de 2018
Secretario de estado Mike Pompeo se reune con dirigente norcoreano Kim Jong Un en Pyongyang el 9 de mayo, para preparar reunión de Kim con presidente Trump el 12 de junio.
Korean Central News AgencySecretario de estado Mike Pompeo se reune con dirigente norcoreano Kim Jong Un en Pyongyang el 9 de mayo, para preparar reunión de Kim con presidente Trump el 12 de junio.

Los gobiernos de Estados Unidos y de Corea del Norte están en un curso que podría concluir en un acuerdo histórico que elimine las armas nucleares en la Península Coreana, ponga fin a la guerra económica de Washington contra Corea del Norte, elimine las amenazas bélicas de Washington y Corea del Norte y dé inicio a una colaboración económica y social más profunda entre las dos Coreas. Esto sería una victoria para todo el pueblo trabajador.

La cumbre entre el dirigente norcoreano Kim Jong Un y el presidente Donald Trump está programada para el 12 de junio en Singapur. Los planes para una cumbre se anunciaron por primera vez a principios de marzo. Desde entonces, Kim ha viajado dos veces a Beijing para discutir sobre las conversaciones con el presidente chino Xi Jinping, se reunió con el presidente surcoreano Moon Jae el 27 de abril y luego se reunió con el secretario de estado norteamericano, Mike Pompeo, el 9 de mayo.

Al unirse a las severas sanciones de Washington y Naciones Unidas contra Corea del Norte, los gobernantes chinos han forzado el cierre de fábricas y el despido de miles de trabajadores en Corea del Norte durante el último año. Aproximadamente el 90 por ciento del comercio de Corea del Norte es con China. Después del viaje de Kim a Dalian, China, para reunirse con Xi el 7 y 8 de mayo, Xi informó a Trump de que Kim favorecía pasos que condujeran a la desnuclearización.

A principios de mayo, el gobierno de la República Popular Democrática de Corea informó a Naciones Unidas que el Comité Central del partido gobernante, el Partido de los Trabajadores había decidido que ya no realizaría lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales.

Citando un informe no confirmado, el New York Times dijo que el presidente Trump le solicitó al Pentágono opciones para reducir el número de tropas de Washington en Corea del Sur.

Cuando Pompeo viajó a Pyongyang y se reunió con Kim, el Pyongyang Times informó que fue “recibido calurosamente”. Más tarde ese día, el gobierno de Corea del Norte indultó a tres ciudadanos estadounidenses que había mantenido en prisión acusados de participar en actividades hostiles. Los tres se fueron de Corea del Norte con Pompeo.

Trump personalmente recibió al avión en el que viajaban cuando llegó a la base aérea Andrews en Maryland. Agradeciendo a Kim, Trump dijo: “Realmente creo que tenemos muchas posibilidades de hacer algo muy significativo”.

Luego, el 12 de mayo —dos días después que el presidente Trump anunciara la fecha y el lugar de la cumbre— Pyongyang invitó a periodistas de Estados Unidos, Corea del Sur, China, Rusia y Gran Bretaña a observar el desmantelamiento permanente del sitio de pruebas nucleares de Corea del Norte del 23 al 25 de mayo.

Colaboración entre las dos Coreas

Un acuerdo entre Washington y Pyongyang beneficiaría al pueblo trabajador de Corea del Norte, el cual ha sido el más afectado por las intensas sanciones de Washington y Naciones Unidas.

Según los informes de la prensa, cuando el dirigente norcoreano Kim se reunió con el presidente surcoreano Moon a fines de abril, Moon dijo que le gustaría visitar la montaña Baekdu. Kim respondió que le daría vergüenza que Moon viajara a través de Corea del Norte porque “nuestro transporte, honestamente, sería incómodo”. Se refería al deteriorado y anticuado sistema ferroviario del Norte.

Moon le dio a Kim el diseño de un proyecto para modernizar y construir líneas ferroviarias desde Seúl a Pyongyang y eventualmente hasta la frontera china, donde podría conectarse con el Ferrocarril Transiberiano de Rusia. Inversionistas capitalistas de Corea del Sur y de China pagarían el precio estimado de 35 mil millones de dólares.

Esto le daría a Beijing una conexión terrestre con Corea del Sur, el cual ya es un importante socio comercial. Ayudaría a la clase trabajadora de Corea del Norte a salir de su aislamiento, abriendo la puerta a un mayor desarrollo económico, además de impulsar el deseo de reunificación del pueblo coreano.

Historia de resistencia en Corea

El gobierno de Corea del Norte ha manifestado anteriormente que pondría fin a su programa de armas nucleares si Washington firmara un tratado de paz que terminara formalmente la Guerra de Corea de 1950-53 y se comprometiera a no atacar en el futuro. Más de 4 millones de personas murieron en esa guerra, incluyendo al menos 2 millones de civiles, cientos de miles de chinos y decenas de miles de soldados estadounidenses.

La guerra fue el resultado de la división impuesta por Washington de Corea, la cual se llevó a cabo con la complicidad de Moscú al final de la Segunda Guerra Mundial. Fue impuesta contra la voluntad del pueblo coreano, que había resistido durante décadas la ocupación de la península por el imperialismo japonés. En lugar de ganar la independencia, terminaron con una dictadura instalada por Washington en el Sur.

Las fuerzas invasoras dirigidas por Washington bombardearon el Norte con bombas y napalm destruyéndolo casi completamente y casi llegaron a la frontera con China donde fueron repelidos. Con la ayuda de voluntarios chinos, los combatientes coreanos hicieron retroceder a las fuerzas dirigidas por Washington al paralelo 38, asestándole al imperialismo norteamericano su primera derrota. Mientras que Washington acordó a un armisticio en 1953, se ha negado a firmar un tratado de paz y todavía mantiene 28 500 soldados en el Sur.

Los partidarios del programa nuclear del Norte argumentaron que la RPDC necesita armas nucleares como elemento disuasivo contra otro ataque de Washington. Pero tener armas nucleares y amenazar con enviar una “lluvia de fuego” contra Corea del Sur y otros países si fuera atacada, socava la autoridad moral que el pueblo coreano había ganado en el curso de la guerra.

Después de meses de acusar al presidente de ser belicista, racista y un cañón suelto, algunos “nunca-Trumpistas” de los partidos Demócrata y Republicano están desconcertados ante las próximas negociaciones.

En una columna del New York Times del 25 de abril, Nicholas Eberstadt, del Comité por los Derechos Humanos en Corea del Norte, califica de “delirante” la idea de una paz permanente en Corea y advierte que Kim Jong Un va a embaucar a Trump.

Si bien gran parte del debate sobre las conversaciones en los medios se centra en la desnuclearización, las conversaciones incluyen la enorme cantidad de misiles convencionales de Corea del Norte dirigidos contra el Sur, además del formidable armamento de Washington dirigido contra el Norte.

La desnuclearización tiene un significado especial para el pueblo trabajador en Japón, que recuerda vívidamente el horror de los ataques nucleares de los gobernantes de Estados Unidos contra Hiroshima y Nagasaki en 1945.

La clase dominante estadounidense respalda las pláticas de Trump con Corea del Norte. Su meta es ser reconocido como un presidente de la “paz”. Incluso el New York Times reconoció gruñonamente este hecho el 9 de mayo en un artículo titulado: “¿El presidente Trump, ganador de un Premio Nobel? Es una posibilidad”.