PHOENIX, Arizona — Un mar de personas con camisetas rojas fluía por las calles de esta ciudad el 26 de abril, el primer día de un paro estatal de maestros y otros trabajadores escolares. Más de 50 mil marcharon y protestaron en el capitolio del estado, exigiendo más fondos para las escuelas y aumentos para los maestros y todo el personal escolar.
Grandes multitudes se han manifestado día tras día aquí y en todo el estado. Y la confianza y el espíritu de lucha de los participantes han crecido.
“Estoy aquí en respuesta a una década de recortes gubernamentales en la educación”, dijo Matthew Martin, de 28 años, maestro de ciencias sociales en la secundaria South Mountain High School aquí. “Esto tiene que parar”.
Más de 100 mil trabajadores salieron en huelga el 26 de abril, cerrando alrededor de mil escuelas, afectando a 850 mil estudiantes, aproximadamente el 75 por ciento del total estatal.
Hubo acciones por todo el estado. Trabajadores escolares y sus partidarios se reunieron en el parque Veterans Memorial Park de Sierra Vista. Además, 30 maestros de esa ciudad, cerca de la frontera con México, viajaron a Phoenix. Kearny, en el triángulo de cobre en el sureste donde se encuentra la mina de cobre Ray de la empresa Asarco, y Flagstaff en el norte fueron algunas de las otras ciudades donde se realizaron acciones. También se organizaron manifestaciones en las grandes reservas de los Navajo, Apache y Hopi.
Condiciones deplorables
Las huelgas y movilizaciones de los trabajadores escolares, que comenzaron en Virginia del Oeste a fines de febrero y continuaron en Oklahoma y Kentucky, y ahora están en Arizona y Colorado, y llegarán a Carolina del Norte el 16 de mayo, donde la Asociación de Educadores de Carolina del Norte convocó una protesta estatal. Estas luchas han resaltado algunas de las condiciones verdaderamente deplorables que enfrenta el pueblo trabajador.
Las luces están apagadas en muchas escuelas, la calefacción no funciona en los pasillos, las cañerías están goteando, los libros de texto se están cayendo a pedazos y hay hasta 40 estudiantes en un aula. Los maestros pagan cientos de dólares, a veces mil dólares, de su propia bolsa para comprar suministros, ropa para niños, hasta alimentos.
A los gobernantes acaudalados no les importa si las escuelas se están desmoronando. Sus hijos van a academias privadas y escuelas Ivy League para aprender a ser ricos. De hecho, creen que los trabajadores alfabetizados y cultos son peligrosos.
“Necesitamos fondos”, dijo Yvanna Villa, una maestra de kínder en la escuela primaria Red Bird aquí. “Cuando salí para la huelga, todo en mi sala de clases, excepto los escritorios, las mesas y las sillas son cosas que proporcioné yo”.
Los trabajadores en Arizona exigen un aumento salarial del 20 por ciento para los maestros, aumentos para todos los demás trabajadores escolares y la restauración de fondos al nivel de 2008, lo que requeriría mil millones de dólares adicionales.
En Arizona, Carolina del Norte, Oklahoma, Kentucky y Virginia del Oeste, la legislatura estatal establece los salarios y beneficios. Alabama, Mississippi, Nuevo México, Dakota del Sur y Utah son otros estados con la misma configuración.
Arizona Educators United, un grupo organizado a través de Facebook para todos los que trabajan en las escuelas, comenzó a principios de marzo. Ahora tiene 52 mil miembros y ha encabezado las movilizaciones. Han construido una red de “enlaces” en escuelas de todo el estado y trabajan en conjunto con la Asociación de Educación de Arizona, el sindicato más grande para trabajadores escolares.
Los trabajadores sindicales y los no sindicalizados de las escuelas públicas y algunas escuelas chárter se han incorporado al movimiento.
“El sindicato es bueno solo hasta donde llegue su fuerza”, dijo la maestra Sibel Duzenli de Tucson. “Quiero unirme y ser parte de la reconstrucción de los sindicatos”.
Los legisladores estatales han tratado de dividir a los trabajadores. El gobernador de Arizona, Doug Ducey, propuso un aumento salarial del 20 por ciento para los maestros, sin mencionar aumentos para otros trabajadores o cualquier financiamiento para mejorar las condiciones en las escuelas.
Las protestas y huelgas han inspirado a trabajadores en todo el país. Los trabajadores están hambrientos de una lucha después de décadas de ser echados atrás por demócratas y republicanos en la Casa Blanca y las legislaturas estatales.
Unos 15 miembros del Local 469 de la United Association, que organiza a plomeros e instaladores de tuberías, trajeron 11 mil botellas de agua a la manifestación aquí, ayudando a los participantes a obtener alivio del calor de 100 grados.
Siguiendo el ejemplo de Virginia del Oeste, trabajadores escolares han involucrado a estudiantes, padres y otros trabajadores en lo que se ha convertido en un amplio movimiento social. Voluntarios están recolectando alimentos para los muchos estudiantes que dependen de las comidas en las escuelas. Iglesias, centros comunitarios y familias han abierto sus puertas a los estudiantes para que sus padres no tengan que faltar al trabajo.
“Estamos brindando desayuno y almuerzo en las escuelas”, dijo Katie Wood, una maestra de sexto grado de Flagstaff, afuera del capitolio. “¡Estamos haciendo historia! Muchos de nosotros pensamos que no había nada que pudiéramos hacer sobre la situación, pero lo estamos haciendo”.