Ola de protestas en Irán contra el impacto de guerras del gobierno

Por Terry Evans
27 de agosto de 2018
Trabajadores de vías cerca de Nayshabour, el 7 de agosto, protestan efectos de las guerras contrarrevolucionarias de gobernantes iraníes en la región. Pancarta dice, “No nos han pagado por meses. No tenemos seguridad. No tenemos futuro. No tenemos honor. No tenemos pan. No tenemos beneficios sociales”.
Iran Labour News AgencyTrabajadores de vías cerca de Nayshabour, el 7 de agosto, protestan efectos de las guerras contrarrevolucionarias de gobernantes iraníes en la región. Pancarta dice, “No nos han pagado por meses. No tenemos seguridad. No tenemos futuro. No tenemos honor. No tenemos pan. No tenemos beneficios sociales”.

Una nueva ronda de protestas y huelgas se está desarrollando en todo Irán, después de las realizadas a fines de diciembre y principios de enero dirigidas por trabajadores. Son impulsadas sobre todo por el impacto en la clase trabajadora de las guerras conducidas por los gobernantes capitalistas iraníes.

Durante años, el gobierno iraní ha reclutado trabajadores iraníes y ofrecido incentivos a refugiados de otros países para ir a combatir en Siria, Iraq y Yemen. A través de estas guerras, Teherán ha extendido su influencia militar y política contrarrevolucionaria por toda la región y ha intensificado sus conflictos con los gobernantes en Tel Aviv y Washington.

En defensa de los intereses de los gobernantes capitalistas norteamericanos, la administración de Donald Trump está tratando de obtener la colaboración deMoscú para convencer a Teherán a retirar sus tropas de Siria y deje de colaborar con Hezbolá en Líbano y con las milicias houthi en la guerra civil en Yemen.

En mayo, Washington se retiró del pacto nuclear que el gobierno iraní firmó con el anterior presidente Barack Obama y los gobernantes del Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China. El 7 de agosto Trump re impuso una serie de sanciones económicas, diciendo que tienen como objetivo obligar al gobierno iraní a entrar en negociaciones.

“Los trabajadores afectados por las sangrientas guerras de los gobernantes iraníes son los que más serán afectados por la medidas”, dijo al Militante Margaret Trowe, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para el senado por Nueva York. “El pueblo trabajador norteamericano debe apoyar a nuestros hermanos trabajadores en Irán y luchar en contra de nuestro enemigo de clase común: los acaudalados capitalistas de Estados Unidos. El PST exige que se levanten de inmediato las sanciones”.

Las protestas se extendieron por 90 ciudades y pueblos a principios de este año después que el presidente Hassan Rouhani intentó asestar golpes a sus opositores con la revelación de grandes aumentos en el presupuesto militar destinado a financiar las fuerzas iraníes en Iraq, Siria y otras partes.

Las últimas protestas tuvieron lugar en Arak, Isfahan, Karaj, Shiraz, Teherán y muchas otras ciudades y pueblos.

Los choferes de camiones en la región kurda, que se habían declarado en huelga en mayo para exigir un aumento salarial del 20 por ciento, reanudaron su huelga a finales de julio.

Unos 7 mil trabajadores ferroviarios que no han recibido salarios durante dos meses pararon labores el 20 de julio en Arak, Azerbaiyán, Isfahan, Khorasan, Lorestan y Zanjan. Exigen el pago de salarios atrasados, empleos permanentes, el derecho a formar un sindicato y a protestar.

Cientos de trabajadores en el ingenio azucarero Haf Tapeh protestaron frente a las oficinas centrales de la compañía el 3 y 4 de agosto, para exigir salarios retrasados.

“Dicen que no tienen dinero”, dijo Isma’eil Bakhshi en una protesta anterior, según Radio Farda. “Los trabajadores tampoco tienen dinero. Pero la diferencia es que somos expertos en el procesamiento de la caña de azúcar y vamos a manejar las operaciones nosotros mismos”. Fue arrestado junto con varios otros trabajadores.

Demostrando su oposición a las guerras de los gobernantes iraníes y su apoyo a Hamas —el partido gobernante en la Franja de Gaza— y a Hezbolá en Líbano, la multitud gritaba: “¡No a Siria!” “No a Gaza, no a Líbano. Que mi vida sea sacrificada por Irán”, y también “¡Muerte a la inflación! ¡Muerte al desempleo!” Todo esto se puede ver en videos publicados en las redes sociales. “Nuestro enemigo está aquí mismo. Mienten cuando dicen que es Estados Unidos”, decían, según Radio Free Europe. “¿Por qué tenemos que enfrentar los problemas diarios y arriesgar nuestras vidas para llenar los bolsillos de gente corrupta?”, dijo al Wall Street Journal Ali, un ex miembro de la Guardia Revolucionaria de 61 años de edad. El precio de los alimentos ha aumentado en un 50 por ciento desde el comienzo del año, mientras que el rial, la moneda iraní, ha caído en un 80 por ciento, lo cual agrava el descontento.

Guerras contrarrevolucionarias

Respondiendo a la decisión de Washington de restablecer las sanciones, el presidente iraní Rouhani se jactó de que mediante sus intervenciones militares, el poder de Teherán ahora se extiende “al este al subcontinente [indio], al oeste al Mediterráneo, al sur al Mar Rojo y al norte hasta el Cáucaso”.

Las raíces de estas guerras se remontan a la contrarrevolución realizada por los gobernantes capitalistas del país a principios de los años 80. Pretendían eliminar los logros de los trabajadores, los agricultores, las mujeres y los oprimidos durante la revolución popular que derrocó en 1979 al gobierno del Sha de Irán, quien era respaldado por Washington.

Los gobernantes iraníes consolidaron su contrarrevolución en el país extendiéndola al exterior hacia Siria, Iraq y otros lugares. Por su parte, representantes de la Casa Blanca buscan reafirmar y reforzar su posición como el poder imperialista dominante en la región. Dicen que están organizando un nuevo bloque de “seguridad” —la Alianza Estratégica de Medio Oriente— con los gobiernos de seis estados del Golfo Pérsico, Egipto y Jordania “como un baluarte contra la agresión iraní”.