CHICO, California — Trabajadores de Paradise, Magalia y otras ciudades aledañas, fueron afectados por uno de los mayores incendios forestales en la historia del estado. Iniciado el 8 de noviembre, destruyó más de 150 mil acres en el condado de Butte, y hasta el 26 de noviembre había dejado 84 muertes, 203 personas desparecidas y alrededor de 14 mil viviendas y otros edificios destruidos, dejando a miles desamparados.
La catástrofe social que se está desarrollando no es producto del incendio, sino del funcionamiento del sistema capitalista que pone las ganancias de los constructores capitalistas, inversionistas, ejecutivos de empresas de servicios públicos, magnates de seguros y otros patrones, por encima de la vida de los trabajadores.
La mayoría de los pobladores de Paradise no recibieron ninguna advertencia ya que menos de la mitad de ellos no estaban registrados en el sistema de alerta. Los que intentaron huir encontraron las carreteras bloqueadas por el fuego, los escombros y la oleada que intentaba escapar. Algunos murieron quemados en sus vehículos.
En contraste, todos los que tenían un teléfono móvil en la opulenta ciudad de Malibu en el sur de California, recibieron un mensaje de texto de advertencia sobre otro incendio en esa localidad.
El humo del incendio ha llegado hasta San Francisco, a unas 150 millas de distancia.
Solidaridad humana
Miembros del Partido Socialista de los Trabajadores que vinieron a ofrecer solidaridad, hablaron con cientos de personas, entre las decenas de miles que huyeron, que habían acampado en el estacionamiento del Walmart en Chico. Trabajadores del área juntaron sus recursos y compraron carpas y ropa de cama para brindar amparo a los refugiados. Voluntarios organizaron puestos de distribución de comida y ropa gratis. Incluso había una mesa con comida para mascotas.
Un grupo de estudiantes de la Universidad Estatal de Chico se organizaron para llevar sándwiches al campamento. Sintiéndose presionados a ayudar, Walmart proporcionó baños portátiles y botellas de agua.
En los seis abarrotados refugios del gobierno los evacuados han sido afectados por un brote del altamente contagioso Norovirus. Decenas han sido hospitalizados.
Denise Chester, una ama de casa con tres hijos, esposa de un obrero de la construcción, no recibió la alerta. “Al principio agarré una manguera y traté de salvar mi casa y las dos casas vecinas”, dijo.
Había demasiado fuego. Recogió a sus tres hijos y su perro, y se unió a otros residentes en su intento por salir de la ciudad. “Organizamos una caravana de 10 personas”, dijo Chester. “Conocía un camino apartado para salir y lo seguimos. Mi casa se quemó toda”.
Casi todos los involucrados en el esfuerzo de búsqueda más grande en la historia de California —tratando de encontrar sobrevivientes o restos humanos en el condado de Butte— son voluntarios.
Más de mil personas entre los que combatieron los incendios fueron reclusos de California que se ofrecieron como voluntarios. Dos de ellos se encuentran entre los cinco que sufrieron quemaduras graves en Paradise el primer día del incendio. Reciben solo 2 dólares diarios de pago, más un dólar extra por cada hora cuando combaten un incendio activo.
La solidaridad y la ayuda colectiva de los trabajadores aquí es una muestra poderosa de lo que nuestra clase es capaz de hacer.
Indiferencia de patrones y gobierno
David Insular y Theresa Lynn Squires están jubilados por discapacidad. “El único lugar donde nos alcanzó para comprar una casa era en el área de Paradise”, dijo Insular. “Ahora no nos queda nada”.
“Dicen que la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias ha establecido un centro en Chico para ayudarnos”, dijo. “Llamé a su oficina y me dijeron que tardaría 10 días solo para obtener una solicitud. Tenemos amigos en Redding donde podemos alojarnos, pero no tenemos gasolina ni dinero para llegar hasta ahí. Me puse en contacto con la Cruz Roja y les pedí 40 dólares. Dijeron que no podían ayudar”.
Los investigadores dicen que los patrones de la compañía de gas y electricidad PG&E del norte de California y su negativa a realizar mejoras a su infraestructura, han sido responsables de algunos de los peores incendios de California en los últimos tres años.
Las condiciones existentes el 8 de noviembre justificaban un apagón preventivo, pero los patrones de PG&E decidieron no hacerlo. Luego informaron que tuvieron un problema en una de sus líneas de alta tensión cerca de Paradise. Quince minutos más tarde se desató el incendio en esa zona. Las autoridades dicen que esta es la causa más probable del incendio.
Las medidas necesarias para minimizar el peligro de incendio no son un misterio: mantener el terreno libre de broza y plantas secas; remover árboles caídos; incendios controlados periódicos; no instalar tendidos eléctricos cerca de bosques densos, y ponerlos bajo tierra; y el uso de materiales ignífugos en la construcción. Pero bajo el capitalismo las empresas constructoras, los servicios públicos y los gobiernos consideran estos remedios demasiado caros.
Revolución Cubana es ejemplo
El capitalismo convierte los incendios en desastres sociales. Abandona a los trabajadores a su propia suerte.
No tiene por que ser así. El gobierno revolucionario de Cuba da un ejemplo de lo que se puede hacer cuando los trabajadores están en el poder. “Tenemos un principio inamovible”, dijo Raúl Castro cuando el huracán Irma golpeó a Cuba el otoño pasado. “La revolución no dejará a nadie indefenso y ya está tomando medidas para que ninguna familia cubana quede sola”.
Se movilizaron todos los recursos del pueblo de Cuba. Todos sabían de antemano el refugio que se les había asignado. El gobierno organizó las evacuaciones.
“Ningún recurso material vale más que la vida de una persona”, dijo Federico Hernández, presidente del Consejo Provincial de Defensa de Granma.