A continuación publicamos la declaración emitida el 16 de marzo por la Liga Comunista en Nueva Zelanda.
La Liga Comunista condena enérgicamente la masacre derechista en las mezquitas de Al Noor y Linwood en Christchurch, que dejó 50 muertos y 50 heridos. El tiroteo tuvo lugar cuando cientos de feligreses se encontraban reunidos para orar. Instamos a los trabajadores, agricultores y todos los defensores de los derechos democráticos a que condenen este brutal ataque.
Este y otros ataques contra los musulmanes y las mezquitas es una cuestión que debe ser retomada por la clase trabajadora. Debemos actuar según el principio del movimiento obrero de que “un ataque contra uno es un ataque contra todos”. La defensa de los que son utilizados como chivos expiatorios y convertidos en víctimas —ya sean musulmanes, judíos, inmigrantes u otros— es esencial para forjar la unidad política de la clase trabajadora y para actuar sobre la base de la solidaridad con todos los explotados y oprimidos.
Estos ataques son un resultado de las políticas y acciones de los capitalistas y su gobierno. Utilizan el prejuicio anti musulmán para justificar su participación en guerras y el espionaje por parte de sus agencias policiales, no solo contra mezquitas y musulmanes, sino contra muchos otros.
Durante más de 25 años, el gobierno de Nueva Zelanda ha sido participante en las interminables guerras imperialistas en Afganistán, Iraq y Siria. A medida que la crisis económica capitalista mundial continúa sin que se vislumbre un final, habrá más ataques contra los derechos democráticos y políticos y contra los trabajadores y nuestros sindicatos, así como más guerras comerciales y conflictos armados en el extranjero.
El llamado de los líderes de los partidos Laborista y Nacional a la unidad nacional tras la masacre es lo opuesto a la solidaridad obrera. Pretenden convencernos a que apoyemos el curso de los gobernantes dentro y fuera de país. El gobierno ya ha indicado que responderá a la masacre reforzando los poderes de sus espías, policías de inmigración y otros instrumentos represivos del poder estatal. Tales pasos apuntan a los trabajadores y nuestros derechos.
No hay un gran crecimiento de las corrientes derechistas o fascistas en Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos o cualquier otro país en la actualidad. Los propietarios de la industria y los bancos no sienten la necesidad de recurrir a las bandas fascistas para preservar su dominio de clase. Hay menos racismo, menos sentimiento antiinmigrante entre los trabajadores hoy día, como lo demuestran las expresiones de solidaridad de los trabajadores en todo el país.
La Liga Comunista se compromete no solo a denunciar este cruel ataque, sino plantear este tema ante los trabajadores de todos orígenes.
Exigimos: No a los ataques contra musulmanes y mezquitas. ¡Contra los ataques a los derechos democráticos y políticos! ¡Retirar todas las fuerzas armadas de Nueva Zelanda del Medio Oriente y de otros lugares en el extranjero!