Sondeo de Mueller, el ex jefe del FBI, es un golpe contra los derechos políticos.

Por Terry Evans
13 de mayo de 2019

Al tratar de criminalizar sus diferencias políticas con el Presidente Trump en un esfuerzo para removerlo de la presidencia, los liberales están elogiando al FBI y los métodos que los gobernantes capitalistas han utilizado contra luchadores obreros durante décadas. Esto representa un peligro para la clase trabajadora.

El reporte de Robert Mueller —ex jefe del FBI— sobre su investigación de los cargos de conspiración entre la campaña de Donald Trump en 2016 y el gobierno ruso, añade más leña al fuego de los liberales. El reporte, que salió a la luz el 18 de abril, no es más que un esfuerzo de desprestigiar a Trump, a pesar de que Mueller tuvo que admitir que después de una “investigación” de dos años, no hay evidencia seria de alguna conexión entre Moscú y el presidente.

Como todos los “fiscales especiales”, el operativo de Mueller fue una investigación sin restricciones con amplios poderes para interrogar y presionar para obtener confesiones y sentencias bajo acuerdos de culpabilidad. Socavó las protecciones legales básicas contenidas en la Carta de Derechos.

Mueller ocupó centenares de páginas del reporte con insinuaciones y detalles sensacionales contra Trump quien, como todo político capitalista de ambos partidos, dista mucho de ser un modelo de altos morales. Mueller dice que la investigación ahora está en manos del Congreso. Y que aunque no puede acusar de nada a Trump, “no lo exonera”.

Algunos de los casi 20 candidatos presidenciales del partido Demócrata, como Elizabeth Warren y Kamala Harris, y otros dirigentes del partido, están exigiendo un juicio político de Trump. Otros, como Nancy Pelosi, aconsejan cautela. Todos están de acuerdo en preparar nuevas cazas de brujas.

El verdadero blanco de los liberales son los trabajadores “deplorables” que votaron por Trump o no tenían estómago como para votar por ninguno de los dos candidatos capitalistas en 2016. Están convencidos de que se les debe limitar el derecho al voto a los trabajadores que no votan “correctamente”.

El Partido Socialista de los Trabajadores explica que los trabajadores no tenemos nada que ganar de esta pelea entre Trump y los demócratas. El PST postuló su propia candidata presidencial en 2016 —Alyson Kennedy— quien hizo campaña por un curso obrero independiente contra la catástrofe impuesta por la actual crisis del capitalismo sobre los trabajadores y agricultores.

Al mismo tiempo, el partido se esmera en denunciar y combatir cada paso de la llamada resistencia liberal, que busca restringir los derechos de los explotados y oprimidos; desde su glorificación del FBI hasta sus ataques contra los derechos de los trabajadores.

Los Gran Jurados son expediciones en busca de evidencia que los gobernantes usarán inquisitorialmente para incriminar a quienes osan desafiarlos. Por muchos años el FBI ha tenido en la mira al PST y a luchadores sindicales, luchadores por los derechos de los negros, por la independencia de Puerto Rico y contra las guerras de Washington.

Caza de brujas contra opositores

La primera imputación del gran jurado que consiguió Mueller, fue la acusación contra Paul Manafort —director de la campaña electoral de Trump— bajo la Ley de Registro de Agentes Extranjeros. Esa ley de 1938 fue adoptada en víspera de la Segunda Guerra Mundial para justificar legalmente los ataques de los gobernantes contra militantes obreros, incluyendo a la dirección del PST.

El FBI había empezado a investigar al PST a finales de los años 1930 bajo la ley de Agentes Extranjeros antes de acusar a 18 dirigentes del partido y del sindicato de los Teamsters de “conspiración para derrocar el gobierno”… El PST y los Teamsters fueron perseguidos por organizar oposición en el seno de la clase trabajadora al ingreso de los gobernantes estadounidenses en esa guerra.

Los trabajadores tenemos todos los motivos para oponernos al uso de este tipo de leyes y casos amañados, independientemente de que estén siendo usados contra políticos capitalistas. Estos fallos, junto al FBI, fiscales especiales y grandes jurados, son instrumentos de una clase capitalista gobernante que le teme cada vez más a las luchas obreras contra las condiciones miserables impuestas a nuestra clase.