El 29 de diciembre, Washington llevó a cabo ataques aéreos contra la milicia respaldada por Teherán conocida como Kataeb Hezbollah, cuyas fuerzas son parte del ejército de Iraq, que alcanzaron a tres sitios en Iraq y dos en Siria y mataron al menos a 25 miembros de la milicia. El secretario de defensa, Mark Esper, advirtió que Washington puede tomar acciones adicionales en respuesta al “mal comportamiento de los grupos de milicias o de Irán”.
Washington dijo que los ataques eran represalias por los ataques con cohetes contra una base del ejército iraquí cerca de Kirkuk dos días antes en el que murió un contratista estadounidense y cuatro soldados estadounidenses resultaron heridos. Según el Wall Street Journal, esta fue la undécima vez en los últimos dos meses que las tropas estadounidenses en Iraq han sido atacadas con cohetes.
Kataeb Hezbollah se formó en 2003 por iniciativa del régimen clerical reaccionario en Irán después de la invasión de Iraq dirigida por Washington. Fue uno de los primeros grupos en enviar combatientes a Siria para apoyar el gobierno dictatorial de Bashar al-Assad durante la guerra civil allí.
Los choques entre Washington y Teherán han continuado a medida que cada gobierno impulsa sus intereses económicos, políticos y militares en Iraq, Siria y otros países del Medio Oriente. Su conflicto es parte de enfrentamientos más amplios entre Washington y otras potencias imperialistas, Moscú, Ankara y otros rivales capitalistas regionales.
El objetivo de los gobernantes capitalistas de Irán es aumentar su poder regional por la fuerza de las armas. Quieren extender más allá de las fronteras de Irán la contrarrevolución política, dominada por clérigos, que hizo retroceder los logros de los trabajadores, agricultores, mujeres y nacionalidades oprimidas que llevaron a cabo la revolución iraní de 1979.
Los ataques y contraataques tienen lugar también en medio de protestas masivas en Iraq contra la interferencia de Washington y Teherán y como esta ha agravado la crisis económica en el país.
Desde el 1 de octubre, las fuerzas del gobierno iraquí y los matones de la milicia respaldada por Irán han matado a más de 450 manifestantes y herido a unos 25 mil.
Las grandes movilizaciones obligaron al primer ministro Adel Abdul-Mahdi a anunciar su renuncia, lo que causó una crisis política en el país. Pero él pretende permanecer en su puesto hasta que los partidos políticos de Iraq —todos bajo la presión de Teherán y Washington— lleguen a un acuerdo sobre su remplazo.
Protesta contra embajada EUA
Uno de los objetivos centrales de Teherán, de sus milicias en Iraq y de sus aliados en el gobierno iraquí es asestar golpes a las protestas.
Las fuerzas del gobierno iraquí no hicieron ningún intento para detener a cientos de combatientes y simpatizantes de la milicia que ingresaron a la fuertemente resguardada Zona Verde para protestar frente a la Embajada de Estados Unidos en Bagdad el 31 de diciembre. Esta acción orquestada fue presentada en la prensa estadounidense como “protestas”. Decenas de participantes, muchos de ellos en uniformes iraquíes o de la milicia o que portaban banderas de las Fuerzas de Movilización Popular, rompieron la puerta y entraron al complejo. Centenares instalaron carpas frente a la embajada.
Yassine al-Yasseri, ministro del interior de Iraq y otros funcionarios del gobierno se presentaron allí, así como los líderes centrales de las milicias. Yasseri le dijo a AP que el primer ministro le había advertido a Washington que los ataques aéreos tendrían graves consecuencias.
Las fuerzas estadounidenses mantuvieron a raya con gases lacrimógenos a los miembros de la milicia. Al día siguiente, la embajada fue reforzada con helicópteros Apache y 100 infantes de marina adicionales.
Los principales líderes de las milicias ordenaron la retirada el 1 de enero. Voceros de Kataeb Hezbollah dijeron que fue una victoria y que buscarían la retirada de las tropas estadounidenses a través del parlamento de la nación.
No fin a las protestas de trabajadores
Al Jazeera visitó la plaza Tahrir de Bagdad el 31 de diciembre, un centro principal del movimiento de protesta antigubernamental. “Nosotros, los manifestantes de la plaza Tahrir, condenamos los bombardeos, ya sean de Irán o de EE.UU., quienes sean los responsables”, dijo Ali Khraybit a la prensa, subrayando que “las multitudes en la Zona Verde no nos representan”.
“Los manifestantes pacíficos [contra el gobierno] dieron 400 vidas pero nunca se les permitió ingresar a la Zona Verde”, tuiteó el 31 de diciembre Sarkawt Shams, miembro del parlamento iraquí de la región de Kurdistán. “¿Cómo es que estos tipos entran y llegan a la Embajada de Estados Unidos sin ninguna barrera?”
Hay unas 5 mil tropas estadounidenses en Iraq. Desde mayo, el Pentágono ha enviado más de 14 mil tropas adicionales a la región. Washington tiene entre 60 mil y 80 mil tropas desplegadas en el Medio Oriente y Afganistán.
“Nada de lo que el gobierno de Estados Unidos está haciendo en Iraq o Siria representa los intereses de los trabajadores allá o acá en Estados Unidos”, dijo al Militante Naomi Craine, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para el Senado de Estados Unidos en Illinois. “Los trabajadores en Estados Unidos pueden ayudar al pueblo iraquí en su lucha exigiendo tropas y bases estadounidenses, ¡Fuera ya!”