La ofensiva contra las fuerzas rebeldes y el personal civil en la provincia de Idlib, en Siria, que está llevando a cabo el régimen de Bashar al-Assad y sus partidarios en Moscú y Teherán, se ha intensificado desde diciembre. Los asaltos han obligado a 800 mil personas a huir de sus hogares, el mayor desplazamiento de gente en lo que va de guerra civil en Siria.
Alrededor del 80 por ciento de los que están huyendo son mujeres y niños. Las fuerzas de coalición del régimen han recuperado un tercio de la provincia, así como la mayoría de las áreas restantes en poder de las fuerzas rebeldes en la contigua Alepo.
Assad y sus partidarios también se han enfrentado con las tropas turcas en Siria, que respaldan a muchos de los rebeldes en Idlib, y han participado en enfrentamientos con las fuerzas kurdas respaldadas por Estados Unidos en otros lugares. Las tropas turcas asentadas en una serie de puestos de observación también han sido atacadas.
Además, Washington desató un ataque aéreo contra las fuerzas de Assad el 12 de febrero después de que sus tropas en el este fueran atacadas, un recordatorio de que los gobernantes estadounidenses siguen profundamente envueltos en los conflictos de todo el Medio Oriente, y cuentan con la fuerza aérea más grande en la región.
Idlib hoy está en manos de varios grupos armados, incluidas fuerzas yihadistas reaccionarias que han luchado contra Assad desde que movilizaciones masivas por derechos políticos en 2011 fueran brutalmente atacadas por el régimen y se convirtieran en una guerra civil.
El pueblo trabajador y otros en Siria lucharon heroicamente contra las fuerzas de Assad, que hicieron que el régimen tuviera que retroceder en muchas partes del país, enfrentando una derrota cierta. Pero en 2015 Teherán movilizó a fuerzas de una milicia y su aliado Hezbolá del Líbano para intervenir por tierra, mientras que Moscú entraba con su poder aéreo y artillería de largo alcance, lo que cambió la relación de fuerzas.
El reaccionario Estado Islámico entró en el conflicto, llegando de todo el mundo y creando un brutal califato que se extendió en gran medida por áreas sunitas tanto en Siria como en Iraq. Washington intervino y, junto con fuerzas aliadas lideradas por los kurdos en tierra, derrotó a los combatientes islamistas.
Con el avance de la coalición de Assad contra los rebeldes, muchos huyeron a Idlib, la mayoría bajo acuerdos con Moscú que les prometía refugio allí. La población que aumentó a unos 3 millones ha sido objeto de fuertes bombardeos en violación de los acuerdos.
Las condiciones para quienes huyen de los bombardeos de Moscú y los asaltos asesinos de Assad han empeorado significativamente desde mayo de 2018, cuando el gobierno turco cerró su frontera a los refugiados de Siria. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo que su régimen tenía suficiente, con unos 3.6 millones de sirios que huyeron de la guerra civil hacia Turquía.
Ahora, en medio de un duro invierno, los refugiados tienen que luchar por un lugar en campamentos cerca de la frontera turca que están sobrepoblados y carecen de calefacción. O ellos mismos tienen que instalar campamentos improvisados, donde muchos mueren por la exposición al frío.
Los hospitales, almacenes de ayuda, escuelas y campamentos de refugiados en fuga han sido atacados por los bombardeos aéreos sirios.
Cuando Assad intensificó sus ataques contra Idlib, el gobierno turco desplegó 6 500 efectivos más en la provincia. Erdogan amenazó con tomar represalias contra las fuerzas de Assad “en cualquier lugar” en Siria después de que 13 soldados turcos fueran abatidos a principios de febrero.
Washington dice que respalda al gobierno turco. El enviado especial de Estados Unidos James Jeffrey fue enviado a Ankara, donde se refirió a los 13 soldados turcos muertos como “mártires”.
Los gobernantes norteamericanos quieren usar el conflicto entre el gobierno turco y el gobierno sirio respaldado por Rusia para evitar que Ankara desarrolle relaciones con Moscú. Ankara había aumentado su colaboración con Moscú, mientras que Washington se aliaba con los kurdos tanto en Siria como en Iraq para aplastar al Estado Islámico. El gobierno turco ve a los kurdos como una amenaza. Unos 30 millones de kurdos conforman una nacionalidad oprimida, que vive en Turquía, Irán, Iraq y Siria.
¡EEUU fuera del Medio Oriente!
La desgracia ocasionada al pueblo sirio por la dictadura de Assad y sus partidarios es parte de los conflictos, guerras y rivalidades en toda la región, a medida que Washington, Moscú, Teherán, Ankara y otros regímenes capitalistas compiten para proteger sus intereses políticos y económicos.
“La intervención de Washington en Siria y sus sanciones contra Irán son una extensión de los ataques de los patrones contra los trabajadores aquí”, dijo al Militante Alyson Kennedy, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para presidente de EEUU el 16 de febrero. “Mi campaña exige la retirada inmediata de las fuerzas norteamericanas del Medio Oriente y el fin de las sanciones contra Irán. Estas caen con más fuerza sobre los trabajadores y agricultores que continúan luchando contra los ataques de su gobierno y protestando el impacto de las guerras de los gobernantes iraníes.
“Nuestro punto de partida es la solidaridad con las luchas de los trabajadores en toda la región, desde la lucha por derechos políticos en Siria en 2011 hasta la lucha de décadas del pueblo kurdo por su independencia y soberanía”, dijo. “Y respaldamos a aquellos en Irán y en Iraq que protestan hoy contra sus gobiernos y contra las intervenciones militares de Teherán en la región”.