RICHLAND CENTER, Wisconsin — Los productores de leche se están viendo obligados a tirar leche fresca mientras que millones de personas están enfrentando la escasez de productos lácteos y alimentos debido a los cierres ordenados por el gobierno y el desempleo masivo.
Tiendas como Walmart y Costco están racionando la cantidad de leche que los clientes pueden comprar debido a las compras provocadas por pánico inducido por la respuesta de los patrones a la crisis social actual. A pesar de la fuerte demanda, los patrones de las plantas procesadoras les han dicho a los productores de leche de Nueva York, Pensilvania, Wisconsin y otras lugares que tiren decenas de millones de galones de leche.
“¿Tirar la leche? Es repugnante. Es vergonzoso”, dijo Jerry Wastlick, quien trabaja con su hermano, ordeñando 40 vacas en Wonewoc, Wisconsin, al Militante el 6 de abril. “Había contratos de leche con las escuelas. Ahora los niños están en casa. Podrían usar esa leche y el queso para pizza”.
“No hemos sido afectados todavía. Pero da miedo. Si tienes que tirarla, no lo cubre el seguro”, dijo. “Sé que el precio [que nos pagan] ha estado bajando. No sabemos si es a largo o corto plazo”.
Los confinamientos del gobierno, y el cierre obligatorio de restaurantes y escuelas han forzado un cambio repentino de las ventas al por mayor hacia las ventas a los establecimientos minoristas, pero la reconfiguración de la maquinaria de embalaje y de las cadenas de distribución de leche, mantequilla y queso ha significado una reducción de los pedidos. La leche y la crema son productos perecederos que no se pueden almacenar por mucho tiempo. Y las ventas a los principales mercados de exportación se han reducido a medida que se han impuesto confinamientos en todo el mundo.
Crisis azota a pequeños agricultores
Los dueños de Foremost Farms USA, con sede en Wisconsin, fueron más allá de requerir que los granjeros tiren su leche. En una carta el 17 de marzo advirtieron ominosamente: “Ahora es el momento de considerar sacrificar un poco más de sus rebaños”.
La creciente crisis del capitalismo está forzando a más agricultores pequeños a una deuda aplastante o echándolos de la tierra por completo. Este es el resultado del funcionamiento inevitable de las relaciones sociales de explotación capitalista sobre la tierra. Los pequeños agricultores se ven particularmente afectados.
Están atrapados entre el aumento de los costos de los insumos de semillas, pesticidas y maquinaria, y el precio que reciben por la leche, el cual ha caído por casi el 40 por ciento en los últimos cinco años. La mayor parte de la riqueza generada por su trabajo está siendo expropiada por los monopolios capitalistas: los bancos y los suministradores agroindustriales, por un lado, y las grandes empresas de procesamiento y las grandes cadenas de supermercados, por el otro.
Las granjas de pequeños agricultores, muchas de las cuales han sido pasadas de generación en generación, enfrentan deudas vertiginosas y están desapareciendo ante esta presión. La concentración de las tierras de cultivo y especialmente de la producción en manos de grandes operaciones capitalistas sigue creciendo. Algunas mega granjas con rebaños de miles y con operaciones altamente mecanizadas las 24 horas del día producen más leche por vaca.
El número de granjas en Estados Unidos, así como en otros países imperialistas, continúa su declive histórico. En 2017, más de la mitad de las vacas lecheras estaban en lecherías con rebaños de más de mil en comparación con solo el 20 por ciento hace dos décadas. Si bien el número de vacas lecheras se ha reducido a la mitad en el siglo pasado, la producción de leche es de más del doble.
La productora lechera de Wisconsin, Brittany Olson, le dijo al Milwaukee Journal Sentinel que cuando oye que “las pequeñas granjas como la nuestra probablemente no tienen futuro, me hace sentir como poco más que una campesina en un sistema de feudalismo moderno”.
“Para mantener en funcionamiento las pequeñas granjas, tenemos que tener un salario digno”, dijeron al Militante Cindy y Steve Schmitz, productores lecheros de Wisconsin. El Partido Socialista de los Trabajadores defiende la demanda de que los pequeños agricultores tengan garantizados sus costos de producción, incluidos los gastos de subsistencia familiar.
La plataforma de la campaña del partido del 2020 exige la nacionalización de la tierra “para poner fin a las ejecuciones hipotecarias agrícolas, las quiebras y el aumento de la deuda rural. Esto pone la tierra al servicio de los agricultores que la trabajan”. Esto fue la política realizada por la Revolución Cubana.
Los productores de carne, frutas y verduras también están siendo afectados por el cambio de la distribución de mayorista a minorista. Productos que normalmente son abundantes se agotan de los estantes en los supermercados.
“Esta es una crisis dentro de la crisis”, dijo Karl Butts, un pequeño agricultor de Florida, al Militante el 6 de abril. Se refería a la agudización de la crisis capitalista, ya que las medidas de confinamiento han afectado el comercio turístico allí y han forzado el cierre de los mercados mayoristas.
“Los precios cayeron a medida que la demanda bajó” para las verduras y las frutas frescas, dijo Butts. “Muchos agricultores se ven obligados a destruir los cultivos arándolos porque no pueden recuperar los costos de la cosecha o la recolección”.
Las cuarentenas obligatorias del gobierno de trabajadores agrícolas inmigrantes estacionales han afectado a muchos de los 60 mil trabajadores contratados en Canadá y los casi 250 mil en Estados Unidos. Mientras menos verduras y frutas lleguen a los mercados, más se dispararán los precios.
“Si la granja no produce, la ciudad no come”, dijo a Reuters Abad Hernández Cruz, un trabajador agrícola mexicano empleado en la cosecha de cebolla en Georgia.
Randy Jasper en Wisconsin contribuyó a este artículo.