El Fondo Monetario Internacional proyectó el 14 de abril que las condiciones de depresión global que enfrentan los trabajadores serán las peores desde la Gran Depresión de la década de 1930. La contracción ya eclipsa la de la crisis financiera mundial de hace 12 años. La curva descendente del capitalismo durante décadas causada por la caída de la tasa de ganancias ahora se ha acelerado como resultado de las medidas de confinamiento impuestas por los gobiernos capitalistas a través del mundo.
Los patrones y sus gobiernos exigen que “nosotros” debemos sacrificarnos por el bien común, pero lo que están haciendo y preparando para rescatar su sistema capitalista plagado de crisis apunta contra los trabajadores y nuestros trabajos, salarios, condiciones de trabajo y derechos políticos.
Cada vez más, los trabajadores están buscando formas de organizarnos para defendernos.
Los dueños de ArcelorMittal, la compañía siderúrgica más grande del mundo, ya han recortado puestos y salarios hasta en un 45 por ciento en Sudáfrica.
En Estados Unidos, los dueños de ArcelorMittal planean despedir a todos los empleados con menos de dos años de antigüedad en la fábrica de acero Indiana Harbor en East Chicago, en una violación directa del contrato sindical. Alegan que esto es necesario para proteger las ganancias después de perder casi la mitad de sus pedidos debido al cierre de la industria automotriz.
Los patrones del carbón están presionando al gobierno para que les permita dejar de pagar los impuestos que financian el fondo fiduciario federal para la discapacidad por el pulmón negro. Este fondo, que ya está subfinanciado, provee ayuda a unos 25 mil mineros jubilados que sufren los efectos debilitantes del pulmón negro. Este fondo es necesario para que los mineros reciban atención médica, ya que los dueños de las minas han diseñado bancarrotas cuidadosamente concebidas para dejar de asumir responsabilidad por la atención médica y las pensiones de los mineros que explotaron.
“Son granujas”, dijo al Washington Post Harold Sturgill, un minero del carbón de Virginia Occidental durante 35 años que padece de pulmón negro. “Van a tratar de usar este virus para dejar de pagar los beneficios”.
“Los mineros dependen de esos fondos”, dijo al Militante Teresa Blackwell, directora de la clínica de tratamiento de pulmón negro de Tug River, el 13 de abril. “Vemos mineros que no compran sus medicamentos para poder alimentar a sus familias”.
Desempleo a nivel de depresión
Decenas de millones de trabajadores han perdido sus empleos en las últimas semanas en Estados Unidos. Y estas son las cifras oficiales, las cuales no cuentan a los trabajadores por contrato, o a los temporales o sin documentos. No toma en cuenta a todos los que no han podido presentar una solicitud ya que los sitios web y las líneas telefónicas están inundadas y fallan repetidamente.
Al menos un tercio de toda la producción económica de Estados Unidos ha sido paralizada por las medidas impuestas por el gobierno. Los pequeños agricultores, las pequeñas empresas y otras capas explotadas han sido devastadas a medida que se profundiza la crisis mundial del capitalismo.
Con la mayoría de los pequeños negocios cerrados, solo el uno por ciento ha presentado solicitudes para préstamos de emergencia del gobierno. Muchos dicen que tendrán que cerrar permanentemente. Cerca de 30 millones de pequeñas empresas emplean a casi 60 millones de trabajadores, aproximadamente el 47.5 por ciento de la fuerza laboral de Estados Unidos.
Agricultores de todo el país se están viendo obligados a destruir sus cosechas, mientras millones se quedan sin comida.
Los dueños de las plantas avícolas de Mississippi, cuyas líneas de producción y empaque están configuradas para abastecer a restaurantes en lugar de tiendas, están destruyendo millones de huevos en lugar de criar pollos de los que no pueden sacar ganancias.
El numero de mataderos paralizados continua creciendo. Los patrones de las empacadoras de carne —quienes ya han creado condiciones de trabajo precarias con sus recortes— dicen que no pueden producir carne de forma rentable dadas las condiciones sanitarias requeridas. Smithfield Foods, el mayor procesador de carne de cerdo del mundo, va a cerrar una de sus plantas más grandes en Sioux Falls, Dakota del Sur, lo que eliminaría el 5 por ciento de la producción del país.
Los patrones ferroviarios del país se unieron para exigir —y lo lograron— que la Administración Federal de Ferrocarriles les otorgara una exención de tener que dar mantenimiento a las vías y el equipo rodante, lo cual representa una amenaza directa a la seguridad de los trabajadores ferroviarios y de los que viven a lo largo de las vías.
Cierre de transporte público, correo
Incluso antes del colapso actual, los gobernantes capitalistas han reorganizado el transporte público para que dependa cada vez más de los fondos provenientes de los impuestos sobre las ventas, impuestos sobre las nóminas, las tarifas de estacionamiento y las multas, los peajes en las autopistas o los ingresos de la lotería. Todos ellos son medios para poner la carga sobre los trabajadores.
Los demócratas y los republicanos en la Cámara de Representantes se han unido para respaldar a los patrones del servicio postal, quienes comenzando en 2018 han dejado de pagar casi 50 mil millones de dólares de los pagos obligatorios de beneficios de salud para los jubilados. Mas bien proponen que estos trabajadores se inscriban en el Medicare.
Durante años, han buscado eliminar la obligación de que el servicio postal haga entregas en todo el país. Esto pretende eliminar las entregas a las áreas rurales donde ya existe un servicio deficiente.
Funcionarios en Washington y de gobiernos estatales están discutiendo “planes de salida” de las profundas medidas que han paralizado los empleos y la producción. Esto no será tan simple como encender las luces de nuevo.
Los patrones y consorcios industriales se están reuniendo entre bastidores para planificar para la competencia por mercados, materias primas, nuevas líneas de suministro y ganancias.
Eso significa más lucha de clases.
Más espionaje, ataques a derechos
Para realizar este ataque contra los trabajadores, los gobernantes están utilizando el virus como pretexto para intensificar el espionaje y atacar los derechos constitucionales.
Unos 68 gobiernos nacionales han declarado estados de emergencia y por lo menos 72 de ellos han impuesto restricciones al derecho fundamental a reunirse. Desde Hungría hasta Tailandia, jefes de gobierno han asumido poderes para gobernar por decreto indefinidamente. Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas, dijo a las fuerzas policiales “matenlos a tiros”, refiriéndose a cualquiera que viole sus represivas órdenes de confinamiento.
Los portavoces de “seguridad nacional” en Estados Unidos están exigiendo que se extiendan los poderes de vigilancia otorgados al FBI y a otras agencias estatales de escuadrones rojos para acceder a los registros de empresas y organizaciones y realizar escuchas telefónicas. Estos fueron aprobados originalmente con apoyo bipartidista a raíz de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
El pueblo trabajador necesita organizarse para luchar contra todos estos ataques de los patrones y sus gobiernos. Esto comienza hoy luchando por empleos y uniéndonos en nuestros centros de trabajo para defender nuestros salarios y condiciones. Y extendiendo la solidaridad a todos los que están luchando.