Como lo ha hecho desde el inicio de la lucha para derrocar a la dictadura de Fulgencio Batista, la dirección revolucionaria en Cuba ha acudido al pueblo trabajador para que una vez más tome el liderazgo. Lo están haciendo para enfrentar el impacto de la crisis capitalista mundial y la guerra económica de los gobernantes norteamericanos contra la revolución.
Los trabajadores, agricultores, jóvenes y sus organizaciones de masas están aumentando la producción de alimentos, utilizando la creatividad de los trabajadores y su control de la producción para encontrar sustitutos a las importaciones críticas que han tenido que suspender. Van de puerta en puerta para asegurarse de que todos estén recibiendo la atención médica necesaria, y que nadie quede abandonado a su propia suerte.
Y a pesar de sus propias dificultades, Cuba tiene más de 2 mil trabajadores de la salud voluntarios brindando atención a pacientes con el coronavirus en 23 países, parte de la tradición revolucionaria de solidaridad internacional.
Según Trabajadores, el semanario de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), más de 30 mil trabajadores perdieron sus empleos durante el último año, antes de la pandemia, debido a las nuevas sanciones norteamericanas que dificultaron la obtención de préstamos, repuestos o materias primas.
Para el 11 de mayo, ese número había llegado a más de 138 mil —incluido en el turismo, una fuente clave de divisas— debido a la caída en los viajes y el comercio internacional.
En países capitalistas como Estados Unidos, millones de trabajadores han sido despedidos y abandonados a su suerte. En Cuba, donde la industria es parte del patrimonio nacional bajo el control de los trabajadores, los trabajadores despedidos obtienen entre el 60 y el 100 por ciento de su salario.
Pero la meta es “que sea el mínimo de personal el que permanezca inactivo en sus hogares con garantía salarial”, explicó Trabajadores, ofreciendo a los trabajadores empleos en otros campos. Y no son trabajos inventados para mantener a la persona ocupada, porque es importante “que el trabajador sienta que realiza una labor útil”.
“El empleo como la mejor protección” es el titular de un artículo en Trabajadores el 24 de mayo. Se están sembrando hortalizas y árboles frutales en los terrenos de los hoteles para disminuir la dependencia en las importaciones. Otros trabajadores están reparando 8 mil habitaciones que habían estado fuera de servicio para que estén disponibles cuando regrese el turismo.
Muchos de los 36 mil trabajadores cesanteados en el turismo están trabajando en granjas urbanas, en hogares de ancianos y centros de cuarentena médica, o en la construcción.
“Siempre estaré donde la revolución me necesite”, dijo Miguel Moreno, cocinero de un hotel. Ahora está cocinando para trabajadores y pacientes de hospitales. “El mejor estímulo es cuando me mandan mensajes de felicitación de esas personas por un plato gustoso”.
En Guantánamo, más de 400 trabajadores cesanteados se han unido a 37 brigadas agrícolas de la CTC para trabajar con productores de hortalizas en toda la provincia. Otros se han unido al movimiento de “innovadores” de Cuba, que mantiene la maquinaria en funcionamiento a pesar de las dificultades para obtener repuestos.
La Unión de Jóvenes Comunistas ha iniciado más de 305 contingentes juveniles, principalmente en la agricultura. Diosvany Acosta Abrahante y Aylín Álvarez García, el primer y la segunda secretarios de la UJC, se unieron a ellos en la finca La Batalla en La Habana el 22 de mayo. Limpiaron los campos, esparcieron fertilizantes y sembraron maíz, pepino y remolacha.
“No es nada extraordinario”, dijo Acosta. “Es el deber de una organización que siempre ha estado al lado de la Revolución en tiempos buenos o difíciles”.