especial

Alan Harris: dirigente comunista por 65 años

Por Tony Hunt
6 de julio de 2020
Alan Harris y su esposa Connie jugaron un papel clave en el establecimiento de un partido comunista en Reino Unido. Harris también fue dirigente del movimiento comunista en Canadá. Arriba, Harris (centro, al frente) marcha en 1987 en gala de mineros en Mansfield. Derecha, Harris promueve Militante  y libros de revolucionarios en protesta contra recortes a asistencia pública en Londres en 2010.
Arriba, Graeme Cookson; recuadro, Militante/Jonathan SilbermanAlan Harris y su esposa Connie jugaron un papel clave en el establecimiento de un partido comunista en Reino Unido. Harris también fue dirigente del movimiento comunista en Canadá. Arriba, Harris (centro, al frente) marcha en 1987 en gala de mineros en Mansfield. Derecha, Harris promueve Militante  y libros de revolucionarios en protesta contra recortes a asistencia pública en Londres en 2010.

LONDRES — “Alan Harris fue un constructor de partidos proletarios”, dijo Jonathan Silberman, organizador del Comité Central de la Liga Comunista en el Reino Unido, al dar la bienvenida a un evento aquí el 31 de mayo para celebrar la vida y las contribuciones políticas de Harris.

“Alan fue un internacionalista, inmerso en la lucha de clases a nivel nacional a la vez que trabajaba con otros para construir el movimiento comunista mundial. Para él, las dos cosas eran inseparables”.

Harris, un dirigente veterano del movimiento comunista por 65 años, murió el 26 de marzo después de contraer el coronavirus en un hospital donde estaba siendo tratado de un derrame cerebral. Tenía 86 años.

El curso que Harris ejemplifica, dijo Silberman, es “necesario hoy, cuando los gobernantes están intensificando sus esfuerzos para hacer que los trabajadores paguen por la profunda crisis del capitalismo, con decenas de millones sin trabajo en todo el mundo, aplastantes reducciones del sustento de los agricultores y otros pequeños productores y ataques a los derechos de los trabajadores”.

Una atractiva exhibición de fotos destacó la vida política de Harris. Los participantes también pudieron leer los más de 30 mensajes en homenaje a Harris de compañeros y dirigentes de la Liga Comunista en Australia, Nueva Zelanda, Canadá, y el Reino Unido; de Estados Unidos; la editorial Talaye Porsoo en Irán; y su hijastra, Sue Mohammed.

Luchador obrero, revolucionario 

Harris nació en 1933 durante la depresión en una familia de clase trabajadora en Lincoln en la zona rural de East Midlands.

Como todos los trabajadores de su generación, a los 18 años fue reclutado al ejército británico. Allí aprendió de los soldados que regresaban de Corea que los “intereses británicos” pregonados por el gobierno del Partido Laborista para justificar su participación en la guerra de los gobernantes norteamericanos, enmascaraban la verdad sobre la “acción policial” de Naciones Unidas. Alan descubrió que no estamos “todos juntos en esto”, dijo Silberman. Los trabajadores y campesinos coreanos estaban luchando para deshacerse de décadas de opresión colonial e imperialista, liberar a su nación y poner fin a la explotación capitalista.

Cuando emigró a Canadá en 1955, donde trabajó como camionero, se llevó la enseñanza de quiénes “somos” nosotros y quiénes “son” ellos. En Toronto entró en la librería Vanguard, organizada por comunistas que habían formado la sección canadiense de la Cuarta Internacional. Harris se unió al partido —que se convirtió en la Liga para Acción Socialista (LSA) unos años más tarde— y pronto llegó a ser uno de sus líderes. Fue miembro de su fracción en el sindicato Teamsters, se presentó como candidato de la Liga en las elecciones municipales de Toronto en 1960 y se desempeñó como organizador del partido a tiempo completo.

La Revolución Cubana de 1959 fue una prueba de fuego para los revolucionarios de todo el mundo, y Harris fue un ferviente partidario desde el principio. Fue un delegado de Canadá al congreso mundial de la Cuarta Internacional de 1963 que reunificó a las fuerzas comunistas en base a una respuesta común al triunfo revolucionario liderado por Fidel Castro y el Movimiento 26 de Julio. Ese mismo año viajó a Argelia para ver de primera mano y brindar apoyo a la revolución que se desarrollaba allí bajo el liderazgo de Ahmed Ben Bella del Frente de Liberación Nacional.

Alan Harris (der.), Connie Harris y Jack Barnes arriban en Bélgica a principios de años 70 para reunión de dirección de Cuarta Internacional. Harris sirvió en su órgano ejecutivo por 15 años.
Alan Harris (der.), Connie Harris y Jack Barnes arriban en Bélgica a principios de años 70 para reunión de dirección de Cuarta Internacional. Harris sirvió en su órgano ejecutivo por 15 años.

La Liga Socialista del Trabajo, el grupo previamente afiliado a la Cuarta Internacional en el Reino Unido, se oponía vehementemente a la Revolución Cubana y se separó antes del congreso de reunificación. Harris respondió al llamado de la dirección internacional a que regresara al Reino Unido para sumergirse en la política y lucha de clases allí y ayudar a reconstruir un partido. Junto con su esposa Connie, miembro del movimiento comunista en Gran Bretaña desde 1943, y quien falleció en 2007, fundó un centro de libros que más tarde se convirtió en Pathfinder Books y ayudó a ganar jóvenes al movimiento.

Él y Connie regresaron a Canadá en 1966. Se establecieron en Vancouver, donde Alan se convirtió en el organizador de la rama de la LSA. En 1968, cuando el partido en el Reino Unido comenzó a reclutar nuevas fuerzas de manera significativa, una vez más cruzaron el Atlántico para continuar el trabajo de construcción del partido allí.

Alan trabajó como voluntario a tiempo completo para la Campaña de Solidaridad con Vietnam, ayudando a organizar protestas contra la complicidad de Londres en la guerra de Washington. Connie Harris habló en la protesta del 21 de agosto de 1968 frente a la embajada soviética, convocada a las pocas horas de la invasión de Checoslovaquia por Moscú que sofocó el levantamiento de la “Primavera de Praga” contra el régimen estalinista. El centro de libros fue una fuente vital de literatura comunista para los revolucionarios en Francia durante el levantamiento estudiantil y la huelga general de mayo-junio de 1968.

“El Grupo Marxista Internacional, predecesor de la Liga Comunista en el Reino Unido, surgió de los esfuerzos de Alan y sus colaboradores”, escribió Steve Penner, organizador del partido hermano de la Liga en Canadá, en su mensaje a la reunión. “Un verdadero internacionalista, Alan jugó un papel importante en diferentes momentos en el liderazgo del partido tanto en Canadá como en el Reino Unido, así como en la Cuarta Internacional”. Durante más de 15 años, Harris fue miembro del órgano ejecutivo de la Cuarta Internacional, el Secretariado Unido. 

‘Detrás del desprecio de clase: miedo’

A principios de la década de 1970, la Internacional reunificada estaba profundamente dividida por el curso anti obrero adoptado por la mayoría de sus secciones en Europa y América Latina. Alan y Connie, quienes se oponían a ese curso, se convirtieron en blanco de ataques fraccionales de los dirigentes de la Cuarta Internacional en Europa y sus partidarios ultraizquierdistas en su sección en Gran Bretaña, dijo Silberman.

Esos ataques fueron “una manifestación del desprecio de clase a los cuadros proletarios”, escribió Jack Barnes, secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores en Estados Unidos, en un mensaje enviado a la reunión por él y la dirigente del PST Mary-Alice Waters. Tanto Barnes como Waters trabajaron estrechamente con Harris durante muchos años como parte del liderazgo de la Internacional.

Detrás del trato de la mayoría hacia Alan y Connie, “estaba el temor de que ellos representaran una peligrosa cabeza de playa en Europa de su  blanco principal: el Partido Socialista de los Trabajadores y la continuidad del movimiento comunista hacia la Revolución Bolchevique y la Internacional Comunista durante sus primeros años”, escribieron los dirigentes del PST.

Alan y Connie nunca respondieron del mismo modo. Desempeñaron un papel decisivo dentro del IMG, que después tomó el nombre Liga Socialista, en la lucha para establecer un partido en el Reino Unido con una membresía, programa y conducta proletarios. Sin esa lucha, “lo que se convirtió en el creciente número de camaradas en el Reino Unido que fueron ganados a un curso proletario en esos años, la Liga Comunista no existiría hoy”, dijeron Barnes y Waters.

‘Un hombre con principios políticos’

“A lo largo de su vida como revolucionario comunista, Alan Harris fue un hombre de principios políticos”, enfatizó el mensaje de la dirección del PST. “Sus enemigos políticos a menudo pensaban que su amabilidad hacia los demás, las palabras cuidadosamente elegidas y el odio por el faccionalismo, la duplicidad y la demagogia registraban debilidad política. Pronto descubrieron para su consternación que había un núcleo de acero debajo, una fuerza de la clase trabajadora que guiaba su actividad”.

Ese “núcleo de acero” dio sus frutos con el reagrupamiento de fuerzas en la Liga Socialista después del congreso mundial de la Cuarta en 1979. Dirigido por el PST, ese congreso adoptó lo que se conoció como el viraje a la industria, la decisión de que nuestros partidos deben estar arraigados en la clase trabajadora industrial y los sindicatos industriales. Las fuerzas “pro-viraje” obtuvieron una mayoría en el partido en el Reino Unido. Sin embargo, la minoría prontamente declaró a la mayoría “expulsada” y así nació la Liga Comunista.

Durante la larga batalla política, dijo Silberman, Harris actuó como un “ciudadano del tiempo”, que tenía confianza en la victoria del programa comunista.

Libros de líderes revolucionarios

Una parte clave de esa lucha por un partido proletario fue la organización de la distribución de libros que contienen el programa comunista y las lecciones de las batallas de la clase trabajadora. Harris fue un guardián de ese esfuerzo durante muchos años.

Fue en el curso de las luchas obreras de la década de 1980 que los cuadros que fundaron la Liga Comunista “aprendieron a dar prioridad a poner los libros de dirigentes revolucionarios en las manos de trabajadores combativos”, dijo Pete Clifford a los participantes. Clifford trabajó bajo el liderazgo de Harris en el Centro de Distribución Pathfinder en Londres a fines de la década de 1980 y es hoy el organizador de la rama de la Liga en Manchester.

Durante la huelga de mineros del carbón de 1984–85, “muchos de nosotros prácticamente vivimos en las líneas de piquetes, como lo habíamos hecho durante la huelga de los trabajadores del acero y las luchas de los trabajadores de ingeniería”, dijo Clifford. “Promovimos libros como Política Teamster del dirigente del PST Farrell Dobbs, lo que nos permitió apreciar la lección decisiva de la batalla de los mineros que fue la necesidad de luchar por un partido obrero que era independiente de la clase capitalista. Organizamos reuniones para promocionar Che Guevara y la Revolución Cubana y Habla Thomas Sankara, así como giras de conferencias de dirigentes cubanos”.

En un viaje de ventas a Irlanda del Norte en 1988, Clifford fue arrestado y detenido por las fuerzas de ocupación británicas bajo acusaciones amañadas de delitos terroristas. Los mensajes de protesta provenientes de todo el mundo ganaron la liberación de Clifford en 24 horas. Alan Harris dirigió una delegación a Irlanda que incluía al miembro del Parlamento donde vivía Clifford, dirigentes sindicales y otros, y entregaron cientos de libros de Pathfinder a prisioneros irlandeses.

“Alan tomó la iniciativa a principios de los años 60 de distribuir La Segunda Declaración de La Habana de Fidel Castro y el Programa de Trípoli de la Revolución Argelina en desarrollo”, dijo en la reunión Ólöf Andra Proppé, de la Liga Comunista en Manchester. “Al mismo tiempo, participó en Manos Fuera de Cuba y en la campaña internacional en defensa de los huérfanos de la guerra de Argelia”.

Uno de los 30 mensajes de todo el mundo provino de Greg McCartan en Noruega, quien escribió sobre su colaboración con Alan en una feria del libro en Harare, Zimbabwe, en 1989, que ayudó a poner el programa comunista en manos de los combatientes contra el apartheid en Sudáfrica.

Un mensaje del miembro del Comité Nacional de PST, Norton Sandler, en Los Angeles, señaló el liderazgo de Harris en el “trabajo de suela” visitando librerías comerciales para obtener pedidos. La oficina de Pathfinder en Londres también ha sido fundamental para expandir la circulación de sus libros en la Feria Internacional del Libro de Teherán y, más recientemente, en ferias de libros en Bagdad, Iraq y Erbil en la región kurda.

Clifford describió cómo años antes, como dirigente del partido en Canadá, Harris se había unido a lo que llamaron equipos “Pioneros”: miembros del partido que hacían viajes de varias semanas a ciudades, pueblos pequeños y áreas rurales por todo el país promoviendo la prensa del partido y libros de dirigentes comunistas.

Alan vendió libros, pero “no era vendedor de libros”, dijo la dirigente de la Liga Comunista, Catharina Tirsén, a los participantes. “Fue un forjador del partido que distribuyó el programa comunista en Europa y en todo el mundo, ayudando a atraer a jóvenes con conciencia revolucionaria como yo a una perspectiva proletaria”.

La celebración terminó con una deliciosa comida y una recolección de fondos en honor de Alan Harris que recaudó 2 800 libras (3 500 dólares) para el trabajo de la Liga Comunista.