Protestas condenan brutalidad policial

Por Brian Williams
13 de julio de 2020
Más de 500 manifestantes protestan en el capitolio de Kentucky el 25 de junio para exigir que se presenten cargos contra policías que mataron a Breonna Taylor en su apartamento en marzo.
Militante/Nicole FrameMás de 500 manifestantes protestan en el capitolio de Kentucky el 25 de junio para exigir que se presenten cargos contra policías que mataron a Breonna Taylor en su apartamento en marzo.

Continúan las protestas contra la brutalidad policial y las muertes a manos de la policía en ciudades y pueblos pequeños de todo el país, y alrededor del mundo. Han sido más fuertes y firmes donde nuevos casos de violencia policial han salido a la luz, o donde antiguas luchas de familias cuyos seres queridos fueron muertos por la policía han adquirido renovada atención publica. Estas luchas exigen el arresto y enjuiciamiento de los policías responsables.

“Estas protestas han ayudado a que se conozca nuestra lucha”, dijo al Militante Jimmy Hill, padre de Jimmy Atchison, quien fue muerto a tiros por policías en Atlanta el año pasado, en una protesta el 27 de junio de varios cientos de personas organizada por la NAACP.

“Hemos estado esperando que el gran jurado presente cargos durante un año y medio. Nunca nos vamos a rendir”, dijo Hill. Atchison fue muerto a tiros en enero de 2019 cuando intentó  rendirse a los policías que lo perseguían. Estaba desarmado.

Más de 500 personas se manifestaron en la escalinata del capitolio de Kentucky en Frankfort el 25 de junio, para exigir cargos contra los tres policías que mataron a la técnica de sala de urgencias Breonna Taylor en su departamento en Louisville.

“Queremos que sea pacífica, pero hay que hacer un poco de ruido y decirle al gobierno, que ya basta”, dijo al Militante en la protesta Kayla Schnell, una mesera de 24 años de edad que llegó en uno de varios autobuses de Louisville. “Invité a amigos para que vinieran conmigo, pero también sabía que iba a estar aquí independientemente si ellos venían o no”.

Armados con una orden de allanamiento sorpresa “no-knock”, los policías derribaron la puerta del apartamento de Taylor sin avisar en altas horas de la noche del 13 de marzo. En respuesta a la entrada forzosa, el novio de Taylor, Kenneth Walker, hizo un disparó que hirió a un oficial en la pierna. Luego, los policías dispararon más de 20 veces, matando a Taylor con ocho balas. Walker fue arrestado y acusado de intento de asesinato, pero a medida que surgieron los hechos de la redada y comenzaron las protestas, los cargos fueron retirados.

Los oficiales fueron puestos en licencia administrativa. Tres meses y medio después, uno de ellos, Brett Hankison, fue despedido. Pero ninguno de los policías ha sido instruido de cargos.

Indignación por muerte de Lopez

El encubrimiento de la muerte a manos de la policía de Carlos Ingram Lopez en Tucson, Arizona, el 21 de abril, también se está desmoronando. Durante más de dos meses, la policía se negó a entregar el video de la muerte de Lopez a su familia. Justo antes de que se hiciera público el 24 de junio, los tres oficiales involucrados renunciaron.

Unas 400 personas asistieron a una vigilia para Lopez, en el santuario de El Tiradito, en Tucson, el 25 de junio y marcharon al cuartel de la policía.

“Hace dos meses, el Departamento de Policía de Tucson mató a nuestro hijo, nuestro nieto, nuestro sobrino, nuestro hermano y un padre de una niña de 2 años”, dijo la tía de Lopez, Diana Chuffe, al Arizona Daily Star, en nombre de toda la familia.

La policía mató a López en la casa de su abuela cuando lo esposaron, le colocaron un protector de malla sobre su cabeza y lo sostuvieron boca abajo en el piso del garaje durante 14 minutos, como muestra el video de la cámara de un policía.

López suplicó repetidamente, “Nana ayúdame” y pidió agua más de una decena de veces, pero los policías no dejaron de sostenerlo hasta que dejó de respirar.

Lopez tuvo una crisis de salud mental ese día, actuando erráticamente y corriendo desnudo por la casa. Su abuela llamó al 911 para solicitar ayuda médica. En su lugar, llegaron los policías.

Las autoridades municipales pintan al departamento de policía de Tucson como “progresista”, que prohíbe el uso de llaves estranguladoras y les exige que participen en sesiones de “sensibilización cultural”. Pero para el pueblo trabajador, muchos de los cuales son latinos, estas reformas no han cambiado nada.

¿Atenuará abusos el retiro de fondos?

Estas protestas contra casos de brutalidad policial son efectivas para divulgar la verdad y obligar a las autoridades a instruir de cargos a los policías responsables. Están educando a millones sobre el verdadero carácter de la policía bajo el dominio capitalista.

Pero la demanda de que “se le retiren fondos a la policía” y otras reformas destinadas a mejorar los aspectos más brutales del sistema capitalista de “justicia”, puede desviar a los trabajadores de identificar y combatir la causa fundamental del problema. En estas protestas se destacan los liberales que promueven al candidato demócrata Joe Biden para deshacerse del presidente Donald Trump.

La función de la policía bajo el capitalismo es imponer castigo a los trabajadores para proteger las ganancias, la propiedad y el poder de la clase capitalista gobernante. El único camino para deshacerse completamente de la brutalidad policial es poniendo fin al sistema social que la engendra, organizando a millones de trabajadores para que tomen el poder político en sus propias manos. Los trabajadores y campesinos en Cuba demostraron que esto es posible al hacer una revolución socialista en 1959, una revolución que han seguido defendiendo durante más de seis décadas.

 Amy Husk en Louisville, Kentucky, y Janice Lynn en Atlanta contribuyeron a este artículo.